A principios
de marzo de 2012, el arzobispo de Madrid y presidente de la conferencia
episcopal, el señor Antonio María Rouco Varela, toda una eminencia en los
misterios de la santísima madre iglesia, en un acto de humildad suprema se
presento en una zona de chabolas de Madrid, el poblado de El Gallinero, de
visita, pero con ornamento, no se presento de paisano, quiero decir que no se
presento con su habito habitual, sino con
el de domingos, es decir, con su elegante casulla de color verde,
cubriendo su alba blanqueada (ver foto del suplemento de Madrid de El País de
fecha 7 de marzo de 2012). Y tampoco se presento solo, sino acompañado de
algunos de sus ministros de menor rango, también ataviados con albas y sus
estolas, algo menos ceremoniosos que el monseñor, para que los chabolistas
observaran quien es el que manda dentro del grupo.
Parecen decir, pero ¿Qué se nos ha perdido en
este territorio tan inhóspito? Pues
bien, por lo visto recorreteaban algunos niños por el lugar, quizás expectantes
ante tan extraños visitantes, como iban a pensar que se presentaran con
semejantes disfraces. Eran niños gitanos de padres rumanos, en un poblado
chabolista, un lugar de venta de drogas entre otras, así que nos imaginamos la
situación de estos niños y niñas.
Don
Antonio María, al ver a aquellos niños se vio incitado a hacerle alguna
pregunta, la verdad es que cuantisimas preguntas se le podrían hacer a aquellos
niños, si están escolarizados o no, si saben leer, incluso si saben contar, en
que trabajan sus padres si es que disponen de algún medio de vida, si tienen
juguetes para jugar, si tienen hermanos, si comen todos los días, si tienen
agua corriente y tantas y tantas preguntas.
Así pues
Monseñor abordo la pregunta, en persona tan inteligente se le debe suponer una
pregunta inteligente y esta fue la siguiente:
¿Sabéis quien
es el Niño Jesús?
Los chicos en
su lógica infantil, tan natural y tan inteligente, entendieron, como no podía
ser de otra forma, que monseñor preguntaba si conocían al niño llamado Jesús y
naturalmente respondieron, que como no iban a conocerle, si era el hijo de la
Lucia, en el poblado se conocen todos y Jesús, del que no conocemos su edad, de
seguro que es compañero de juegos de alguno de ellos.
Esta respuesta
confundió inicialmente al ilustrísimo y este, en consonancia con su
inteligencia providencial, supo en el momento cual era el problema de aquellos
niños: no han recibido catequesis. ¡Que exquisitez! ¡Que extraordinaria capacidad deductiva!
Estos niños lo que necesitan es adoctrinamiento.
Pues bien,
este señor Rouco Varela, es la máxima autoridad de la Iglesia Católica en
España, esa institución que vela para que todos los humanos podamos alcanzar al
cielo el día de mañana, cuando de nosotros no queden más que las cenizas o un
cuerpo descompuesto. Poco importa los males de la Tierra, lo importante es
conocer a Jesús, como paso previo para ese futuro después de la muerte. Claro
que para los mahometanos a quien hay que conocer es a Mahoma. En que quedamos.
Pero algo
salio de aquella visita, una escuela infantil, el suelo lo pone Adif (o sea el
ministerio de Fomento), suponemos que con el tiempo pasara al ministerio de la
Iglesia. La gestión de la escuela corresponderá a Caritas y los padres de los
niños y niñas del poblado no sabemos a donde irán, puesto que sus chabolas
tendrán que desaparecer del lugar que no les pertenece. Pero los niños y niñas,
si nadie lo impide, recibirán un excelente adoctrinamiento religioso.
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