lunes, 18 de marzo de 2013

MUJER Y RELIGION

(Dentro del ciclo de debates Ateneo Ateo)

 Quisiera exponer el tema de la charla dentro del contexto de las relaciones de poder que han marcado la historia de la humanidad desde el origen de las primeras civilizaciones, hasta acercarnos al cristianismo y a la situación española.

   Para comenzar recordemos que estamos en el año 2013, al menos para la mayoría del mundo occidental. Sin embargo no significa que estos sean los años de historia de la humanidad.

         2013, como sabéis, es el numero de años que hace que, supuestamente,  nació una persona, varón  por supuesto, a la que se le considera hijo de dios y dios mismo, un ser engendrado por si mismo. Es el calendario cristiano. Pero no es el único, 622 años después nace otro varón, esta vez no es ni dios ni hijo de dios, sino profeta, se trata de Mahoma y da origen a una nueva religión con su propio calendario. Ellos van por el año 1434, porque además utilizan años lunares. Y los judíos, que siguen esperando al salvador, van por el año 5774, que representa el número de años que hace que Yavé creo el mundo, como sabéis en seis días. Bueno, no todos lo judíos lo creen así. De hecho la Tierra tiene una edad de más de 4.500 millones de años y la especie humana a la que pertenecemos apareció en Europa, procedente de África, hace más de 40.000 años.

            Cualesquiera que sea el calendario utilizado, lo cierto que en la historia reciente de la humanidad han ocurrido acontecimientos de extraordinaria importancia, desde el uso de la escritura, el desarrollo de las artes, de la filosofía, el comercio, la ciencia más tarde, la industria, hasta las distintas formas de comunicación social. Estos acontecimientos se han desarrollado en paralelo con otros de naturaleza más oscura, muchas de ellas justificadas en razón del hecho religioso, tales como las guerras de religión entre culturas contrapuestas y la persecución de cualquier manifestación en desacuerdo con la ortodoxia imperante. En todos estos acontecimientos la mujer ha tenido un papel de sumisión y de luchadora y superviviente invisible.

Quizás, las primeras formas de dominación de unos seres humanos (los menos) sobre otros (la mayoría), tenga su origen en los primeros acopios de materiales consumibles derivados del desarrollo de la agricultura, la ganadería y el comercio; es decir, en el inicio de las primeras civilizaciones, hace unos seis mil años. Y muy probablemente, en las nuevas formas de organización social derivadas de ésta nueva situación, se le asigna a la mujer un doble papel de subordinación al estarlo también respecto del hombre. Los primeros imperios están dominados por hombres y en ellos se busca la unidad entre el poder civil y el religioso, en ocasiones recayendo en la misma persona, tal como ocurre en el imperio egipcio en donde el faraón es el emperador y a su vez, no solo el sumo sacerdote sino la encarnación de la divinidad.  

            La religión nunca fue ajena a estas relaciones de dominación y poder, ha sido una componente esencial del poder, es más, diría que ha sido el máximo exponente de la representación del poder, puesto que se ha otorgado la capacidad de decidir el futuro de las personas más allá de la muerte, ofreciéndoles el premio de un paraíso celestial o la condena a una hoguera imperecedera, en función de su comportamiento en la tierra; invento que da a las religiones patente y garantía de perpetuidad (al menos en el cristianismo y en el Islam; en total 2.700 millones de personas).

            Las religiones tienen como misión la de perpetuar el status quo, es defensora del inmovilismo, de las tradiciones y transmisora de las esencias del pasado y en estas mismas esencias esta el papel asignado a la mujer en los textos llamados sagrados.

 La Biblia, el conjunto de textos sagrados más divulgados, y en los que se fundamentan las tres religiones monoteístas, determina la inferioridad de la mujer respecto de hombre y la subordinación al marido.

            La mujer es inferior al hombre porque así lo quiso Dios, el hombre es hijo de dios y la mujer es hija del hombre. La mujer fue creada para satisfacer al hombre, quien puede tener una o varias esposas. La mujer será repudiada cuando no cumpla con su papel de sumisión o no sea del agrado del hombre. Es considerada una propiedad del hombre, tal como puede ser una vivienda, un asno o un buey.

            La mujer es un ser impuro durante la menstruación, todo lo que toque será impuro y quien a ella se acerque será igualmente impuro. Durante el alumbramiento también será impura y lo será el doble de impura si el fruto del nacimiento es niña.

            Y por supuesto el Antiguo Testamento establece una casta sacerdotal exclusivamente de varones.

            Podríamos objetar que el Antiguo Testamento es un conjunto de libros muy antiguo, pero sigue constituyendo el armazón de las religiones monoteístas, fundamentalmente del judaísmo y del Islam.

            Tanto San Pablo como San Agustín, unos siglos después, consideran abiertamente que las mujeres no son dignas de ser educadas. Para San Pablo, la mujer fue creada para el varón y nada puede hacer sin su permiso. Y los restantes padres de la iglesia no dejaron de considerar a la mujer como un ser inferior y supeditado al hombre.

            El Corán por su parte, no se queda atrás. Establece de manera determinante la superioridad del hombre sobre la mujer. Dios ha elevado a los hombres por encima de aquellas. Dice también que las mujeres virtuosas deben ser obedientes y sumisas. Reprenderéis a aquellas cuya desobediencia temáis, la azotareis hasta que os obedezcan y establecen multitud de normas de repudio de las mujeres.

            Mahoma, como sabéis tuvo 9 esposas legitimas y otras tantas esclavas.

No quiero caer en la tentación de asegurar que la situación de menosprecio a la mujer tiene su origen en las creencias religiosas, sino más bien en los modelos de organización social establecidos en el comienzo de las civilizaciones, pero es incuestionable que en modo alguno es ajena a ello.

Volviendo a la unidad entre el poder civil y el religioso, hay una fecha que quizás sea la que marque el comienzo de la era cristiana, es al año 325, cuando se celebra el Concilio de Nicea, promovido y convocado por quien entonces ostentaba el poder político en el Imperio Romano, el Emperador  Constantino el Grande. No se sabe cuantos obispos participaron, pero se estima en no menos de 200, todos ellos varones.

            Había una necesidad de conseguir la unidad política y la unidad religiosa del imperio y hacer que ambas confluyan en una comunidad de intereses, lo que ya había ocurrido en otros periodos históricos y volvería a ocurrir más tarde, como es el caso del nacionalcatolicismo en la España franquista.

            En el Concilio de Nicea se establece cual es el pensamiento oficial de la Iglesia, acabando con todas las corrientes del momento ajenas a él, como el arrianismo, que defiende que Cristo es hijo de Dios pero no es Dios. Todo pensamiento ajeno al establecido como oficial, debe ser considerado herejía y perseguidos y condenados quienes lo defienden o practican. Se establece la estructura organizativa de la Iglesia, en donde la mujer no tiene ningún papel a desempeñar y se comienzo a elaborar la doctrina de la iglesia, sus dogmas y se instaura la liturgia.

            Pero lo determinante es el reconocimiento del cristianismo como la religión oficial del imperio. Este hecho tiene dos consecuencias de extraordinaria importancia que van a determinar el futuro de gran parte de la humanidad:

            A.- De una parte la conjunción de intereses Estado-Religión por el que ambos se retroalimentan, el primero en el control de individuo como miembro del imperio y la Religión como controladora de las conciencias.

            Con ésta alianza el cristianismo pretende imponer su absoluta verdad sobre los seres humanos y el imperio instrumentalizar la ideología religiosa para el control y dominio de los súbditos. En suma ambos persiguen lo mismo, la sumisión de las personas. Se trata de eliminar toda posibilidad de pensamiento personal, de anular la personalidad del individuo, de someterlo al poder político bajo la creencia de una vida después de la muerte.           

Este vinculo se institucionaliza y se perpetua y perdura durante toda le Edad Media. Es tan fuerte que resiste las nuevas corrientes filosóficas de la Ilustración, las revoluciones sociales de los últimos siglos y los incuestionables avances de la ciencia moderna.

B.- En segundo lugar se trata de hacer desaparecer todo vestigio de la antigua civilización, con la destrucción de obras de arte, templos consagrados a otros dioses y que recuerden a otras religiones, documentos históricos y libros que no sean consistentes con la nueva religión. En el año 392, el emperador Teodosio prohíbe el culto a los dioses paganos.

Y por supuesto acabar con todo tipo de resistencia, aunque sea con la muerte. Da comienzo la persecución de los infieles.

Esta alianza supuso un freno al desarrollo de la historia y un bloqueo permanente a toda posibilidad de conocimiento por parte del ser humano. El cristianismo se ha encargado de condenar cualquier nuevo descubrimiento y de mostrarnos la verdad absoluta, una verdad elaborada, pero no razonada, como la autentica verdad. En razón a esa verdad gran parte de la humanidad ha sufrido persecuciones, torturas, muertes, guerras de religión, guerras entre culturas contrapuestas en la defensa de dioses crueles y salvajes.   
  
            El papel que la Iglesia asigna a la mujer es el establecido en el derecho romano, supeditación al hombre, restringida al ámbito familiar, al cuidado del marido y a la educación de los hijos. Se convierte además en transmisora del dogma religioso en el seno familiar, hasta prácticamente nuestros días.

Durante estos dos mil años de civilización cristiana, las mujeres han estado sometidas, igual que los hombres, al poder derivado de esta inmensa alianza, pero agravada por su condición de mujer, de la cual el hombre era cómplice.    

            Desde entonces hasta tiempos muy recientes las funciones de la mujer se han sustentado en tres ejes principales: la atención al marido, el cuidado de los hijos y las tareas del hogar.

            El primero de los ejes significaba tener marido, convirtiéndose en necesidad el hecho de estar casada, en caso contrario la Iglesia la reclamará para casarse con Dios y vivir en un convento. Si persiste en la soltería será tratada, en tono despectivo, como la solterona.

La mujer respecto del marido debía ser sumisa, complaciente y obediente. Cuanto más digna y honrada mejor. La dependencia económica del marido le impedía toda posibilidad de liberación ante un matrimonio fracasado o ante los castigos del marido.

La mujer no siempre tenía libertad para elegir marido, era la familia quien le imponía al elegido. Le era negado el placer carnal, esto era exclusivo del varón. Las relaciones extramatrimoniales son consentidas en el varón, pero no en la mujer.

El segundo de los ejes es el cuidado de los hijos. En un matrimonio en donde no hay hijos la culpa es de la mujer, en ningún momento se pone en cuestión la fertilidad del varón. Quizás de ahí venga el interés de la Iglesia de arrebatar los hijos a las madres solteras o desviadas de los principios de la Iglesia, para entregárselos a una familia cristiana, como Dios manda.

Su misión respecto de los hijos es la de criarlos, cuidarlos y educarlos en los valores de la religión cristiana, reproduciendo los esquemas de sumisión para con sus hijas.

El tercer eje pivota en las tareas del hogar, para las que ha sido educada, de forma que cualquier tipo de formación académica le es vedada. Es esclava en su propia casa, sujeta al marido, a los hijos y al hogar.

            La negación a la mujer del derecho a la educación no es sino la mejor manera de perpetuar la condición que se le había asignado.

            El ejemplo más reciente de ésta asignación de rol la tuvimos en la España de la posguerra con el establecimiento del nacionalcatolismo.

El matrimonio civil, el divorcio, las relaciones sexuales fuera del matrimonio, la interrupción del embarazo, las relaciones entre personas del mismo sexo siguen siendo prohibidas por la iglesia.

Hoy día el mundo es bien diferente, pero no han cambiado las relaciones de dominación de unos seres humanos sobre otros, el hambre, la escasez de recursos, la explotación del trabajo, no son sino formas de dominación. Persisten formas de esclavitud. En algunas sociedades islamistas las mujeres son esclavas en su propia vestimenta, el auge de los movimientos integristas islámicos es una amenaza para su libertad individual. En algunas sociedades asiáticas el hecho de nacer mujer es un estigma, el abuso contra la mujer es consentido. En algunos países iberoamericanos las mujeres son maltratadas, mutiladas, violadas y asesinadas en la mayor impunidad (recuerden los casos de México, Centroamérica, Colombia, Bolivia, …). O en África en donde la mujer es sometida a prácticas de mutilación genital y en donde se practican violaciones sin que nadie sea perseguido por ello.



            







          Según las Naciones Unidas, más de 600 millones de mujeres viven en países en donde la violencia contra ellas no es delito.
            El 50% de las agresiones sexuales se cometen en niñas menores de 16 años.
            Más de 60 millones de niñas son novias o se casan antes de los 18 años

            ¿Sabéis de casos en que algunas de las religiones imperantes los hayan condenado?

            A pesar de todo hay datos esperanzadores. En España, según datos del CIS la adscripción religiosa de los españoles va disminuyendo y fundamentalmente entre los jóvenes, de forma que el 36% de los jóvenes varones entre 15 y 29 años se consideran no religiosos, mientras que entre las mujeres este porcentaje es del 24%; es decir que la religiosidad sigue estando más presente en las mujeres que en los hombres, a pesar de la brutal discriminación que las religiones impone a las mujeres.

            También decrece el número de matrimonios religiosos, el número de bautismos y el resto de sacramentos. Y en general existe un cambio de costumbres que son ajenas a los hábitos religiosos, lo que significa un cierto desapego de la mujer del hecho religioso.

            Sin embargo el poder de la Iglesia en España es todavía muy grande, superior a su representación social, de forma que tal como estamos asistiendo actualmente a la perdida de derechos adquiridos durante décadas de luchas sociales, los derechos conseguidos por la mujer pueden retroceder en cuanto la alianza entre el poder político y religioso vuelvan a las andadas. Quizás es lo que esta ocurriendo con la nueva ley de educación promovida por el actual partido gobernante y la máxima representación de la iglesia católica.

            En el siglo XXI la idea religiosa, las connivencias entre el poder civil y el  religioso siguen estando presentes y mientras esta situación perdure nuestra sociedad no será mas libre y la mujer seguirá estando doblemente sometida. La rebelión de las mujeres contra las religiones y el papel que les asigna seria el principio para que las cosas comiencen a cambiar.

                                                         
Madrid Marzo de 2013

sábado, 16 de marzo de 2013

EXODO: Las diez plagas (IV)


Exodo: Las diez plagas (IV)

NT: Novena plaga. Durante tres días hubo densísimas tinieblas en todo Egipto, pero los hijos de Israel tenían luz en la región que habitaban (Ex. 10.21-22). El faraón expulso a Moisés de su presencia y le amenazo con matarle si volvía a presentarse ante él (Ex. 10.28), a lo que contesta Moisés: tu lo has dicho, no volveré a ver tu rostro (Ex. 10.29).

CM: En aquellos tiempos no existía la luz eléctrica, de esta forma se hubiera entendido mejor el prodigio, bastaría con provocar un cortocircuito que dejara aislada a toda las regiones salvo Gosen, que es el lugar que habitaban los israelitas. Como no es posible que el sol dejara de iluminar y mucho menos que enviara rayos de luz a unas zonas determinadas de la tierra y no a otras, cabe suponer que la luz no pasaba porque había tal cantidad de nubes y tan espesas, tan negras, que hacían del día noche, sin luna, ni estrellas, puesto que los egipcios no eran capaces de verse en la oscuridad y por ello ni se desplazaban del lugar en que estuviesen (Ex. 10.23), de forma que no podían ni acudir a buscar alimentos, aunque tampoco le servirían de mucho, después de tantas calamidades no les quedaban nada que llevarse a la boca.

Tal densidad de nubes, tan negras, no podían sino presagiar nuevas tormentas, pero parece que no fue así, solo tinieblas, oscuridad total pero limitada a una zona. Que bien le hubiera venido al ex presidente de los Estados Unidos de Norteamérica George Busch II, conocer el truco de este número de magia para haberlo aplicado a lo que él llamaba el eje del mal, en los recientes tiempos modernos.

Suponemos que tampoco pudieron utilizar antorchas, porque en este caso, las tinieblas hubiesen sido un mal menor, en los tiempos actuales hasta New York puede sufrir un apagón y las consecuencias son limitadas. Por tanto debemos suponer, que viniendo la desgracia del mismo Dios, esta debería ser con todas sus consecuencias, sin paliativos.

A estas alturas Moisés debería estar hasta las narices, no llevaba la cuenta de las veces que se había entrevistado con el faraón, aguantando sus impertinencias, sus burlas, sus engaños, así que decidió no volver a verle mas, no sabemos si porque se tomo en serie la amenaza de muerte y lo hizo para salvar el pellejo, porque realmente estaba harto o porque sabia que solo quedaba una y definitiva plaga. Solo Yavé, el todopoderoso, lo sabe.

NT: Décima plaga. Dice Yavé a Moisés que hará venir una plaga más y entonces el faraón, no solo los dejara salir, sino que los expulsara de Egipto (Ex. 11.1). Le dirá al pueblo que cada hombre pida a su vecino y cada mujer a su vecina objetos de plata y oro (Ex. 11.2). Yavé hizo que hallase gracias el pueblo a los ojos de los egipcios y aun el mismo Moisés era muy estimado y respetado por los servidores del faraón y por el pueblo (Ex.11.3).

CM: Este es un párrafo realmente confuso. Debemos entender que cuando se refiere por primera vez al pueblo se trata del pueblo judío, pero entonces ¿quienes son sus vecinos? Si estos son ellos mismos ¿como interpretar que cada uno pidiera a su vecino oro y plata? Se trataría de un intercambio de metales preciosos, así que los vecinos serian los egipcios, pero sin embargo el Éxodo dice por activa y por pasiva que los israelitas vivian en una zona protegida (Gosen), salvo que en realidad no era así, sino que había israelitas entre los egipcios, en cuyo caso habrían sufrido las consecuencias de las plagas, porque ya seria mucho creer que las langostas pudieran distinguir entre los campos de los egipcios y de los israelitas, o las ranas haciendo lo propio o imaginando que la luz del sol entraba en la casa del israelita pero no del vecino egipcio, teniendo ambos las ventanas y puerta abiertas de par en par.

La idea de los israelitas viviendo en una zona aislada de los egipcios es contradictoria en si misma, si los israelitas constituían un pueblo sometido dentro de Egipto bien podían vivir en una zona de exclusión, una especie de gheto, especialmente diseñado para emigrantes y esclavos, pero la Biblia nos dice que estaban en la mejor tierra de Egipto y como además estaban libres de las plagas, realmente estarían en una zona residencial. Lo mas probable es que algunos israelitas vivieran en un barrio de judíos, como ha ocurrido antes de la constitución del moderno Estado de Israel y ocurre actualmente en muchas ciudades del mundo y otros mezclados con los egipcios, quizás estos no eran bien vistos a los ojos de Yavé.

Si los vecinos a los que se refiere el Éxodo son egipcios, ¿podemos imaginarles con propiedades de tal naturaleza? La sociedad egipcia estaba formada por el faraón y su corte, sus consejeros, los sacerdotes, los guerreros, los escribas, los campesinos y finalmente los esclavos. ¿Quiénes, por tanto podían disponer de objetos de oro y plata? De forma que el pueblo egipcio no dispone del fruto de las cosechas, ni de animales para el transporte de mercancías, padece una hambruna fruto de plagas sucesivas enviadas por quien debería velar por el cuidado de los seres humanos, pero si dispone de oro y plata, cuando lo poco que podrían haber tenido de estos metales, en el caso de ser cierto, ya lo habrían empleado en comprar víveres a los israelitas. Más adelante se aclara que es a los egipcios a quien se les pide el oro y la plata.

Por si fuera poco creíble la historia, además de absurda, el pueblo (se supone que el israelita) era bien visto por los egipcios y el mismo Moisés era estimado y respetado por los servidores del faraón y el pueblo (esta vez se referirá al pueblo egipcio). Que el pueblo israelita fuera bien visto por los egipcios puede tener sentido, podemos entender que ayudaba a subir el PIB con su trabajo de comerciante o de esclavo, aunque no sabemos como pensarían de la labor de José, cuando ayudándoles a salir de las extremas sequías les obligaba a pagar al faraón para poder subsistir. Probablemente los egipcios no sabían que detrás de tantos males, de tantas plagas estaba el pueblo israelita, a quien Yavé estaba empeñado en sacar de Egipto a costa del castigo de los egipcios, que aquel era el pueblo protegido por Yavé y como el faraón no les dejaba salir les castigaba de esta manera tan cruel y despiadada. Pero esto era una pugna entre Yavé (Dios) y el faraón (que se creía Dios) y el pueblo egipcio quizás no estuviera al corriente, no se explicaría de otra forma que después de tanta calamidad sintiera tal afecto este último pueblo por aquel protegido de Dios.

Pero no solo un pueblo sentía afecto por el otro, sino que Moisés era estimado y respetado por los servidores del faraón. Entre colegas de profesión es frecuente que se den casos de admiración, pero también de odios y envidias. Moisés convirtió su cayado en serpiente y los servidores del faraón hicieron lo mismo, convirtieron el suyo en serpientes, pero las de Moisés eran más fuertes y se comieron a las del faraón. Esto podo llevar a los servidores del faraón a admirar la magia de Moisés, muy superior a las suyas e incluso a tratar de descubrir el truco.

Pero mas adelante Moisés, de nuevo sirviéndose de su cayado, consigue convertir el agua del río (Nilo, se entiende) en sangre. Aquí hablamos de algo mas serio, no se trataba de una charca, de la orilla del río, ni siquiera de una parte, sino de todo el río, al menos la parte donde habitaba la población. Pero sorprendentemente los magos de Egipto hicieron otro tanto con sus encantamientos. ¿Esto que quiere decir, que estos últimos son tan inconscientes que colaboran en el prodigio, contra su propio pueblo? Parece que si, puesto que con el prodigio de las ranas hicieron lo mismo, ayudaron a que estas subieran a las tierras. Parece que a los magos egipcios les interesaba mas hacer muestras de su poder que el mal que este pudiera causar, algo así, como hacia Yavé, lo importante es dar a conocer su inmenso poder, con independencia de las consecuencias que tal acto de soberbia supone. ¿Qué pensaran los magos de hoy en día? ¿podrán ellos llevar a cabo también este tipo de trucos? ¿Dispondrán de los conocimientos y de las técnicas adecuadas para ello?

A partir de este momento los magos de Egipto no pudieron repetir los prodigios de la cayada de Moisés, ni convertir el polvo en mosquitos, ni plagar Egipto de tábanos, ni hacer perecer a todo el ganado, ni convertir la ceniza en un polvo contagioso que genere pústulas y tumores, ni provocar una descomunal granizada, ni inundar la tierra de langostas, ni cubrir el sol para que no pasara la luz. Y menos mal que no lo hicieron, no sabemos si por no disponer de recursos o conocimientos suficientes (lo que seria comprensible) o por caer en la cuenta de que imitando a Moisés les ayudaba en sus propósitos, pero en este último caso bien podían haber realizado algún otro prodigio neutralizador. ¿Qué deberían sentir los magos del faraón ante las proezas de Moisés? Si admitían su superioridad, quizás admiración, quizás envidia o quizás odio, en todo caso ¿podían sentir estima y respeto por quien estaba causando tanto mal a los egipcios de a pie y a ellos mismos?

¿Cómo sentir estima y respecto hacia aquel que les esta humillando, que les  lleva a la desgracia a sus casas?