lunes, 29 de diciembre de 2014

NUMEROS: Un censo para la guerra

NT (texto bíblico): El día primero del segundo mes del segundo año después de la salida de Egipto, hablo Yavé a Moisés en el desierto de Sinab, en el tabernáculo de la reunión diciendo: Haz un censo general de toda la asamblea de los hijos de Israel, por familias y por linajes, describiendo por cabezas los nombres de todos los varones de veinte años para arriba, de todos los aptos para el servicio de las armas (Num. 1.1-3).

CM (comentarios): Vamos conociendo mas datos sobre la travesía del desierto, son veintiséis meses los que llevan los israelitas transitando por el desierto, escuchando las enseñanzas del creador mientras siguen sufriendo calamidades, y por supuesto disfrutando de la alegría de estar cerca de su amo y señor Yavé. Durante este periodo han debido de producirse casamientos, nacimientos y defunciones y es preciso organizar aquel grupo humano tan numeroso, así que Yavé ordena a Moisés y Aron confeccionar un censo por familias con objeto de saber de cuantos refuerzos dispone para la tarea militar. Este dios creador del universo y de los hombres ha comprendido, desde los orígenes, que el fruto más alto de su creación es imperfecto, o igual él mismo lo ha querido así, y por ello los hombres han de estar preparados para enfrentarse a sus hermanos, enemigos al tiempo, por aquello de las luchas fronterizas que el propio Yavé proclama cuando lleva a su pueblo elegido a ocupar por la fuerza el territorio de otros pueblos.

Tenemos pues al dios guerrero, que arma a su pueblo para la dominación de otros territorios y la expulsión de sus habitantes.

NT: Tendréis para asistiros un hombre por cada tribu, jefe de linaje (Num. 1.4). Éstas eran las de Rubén, Simeón, Judá, Isacar, Zabulón, Efraím, Manasés, Benjamín, Dan, Aser, Gad y Neftalí. En total contaron seiscientos tres mil quinientos cincuenta, quedando excluidos los levitas, que como casta sacerdotal, eran los encargados del tabernáculo (Num. 1.5-54).

CM: Ésta cifra corresponde a los varones en edad militar, de forma que debemos entender que quedan excluidas las mujeres, ancianos y los niños y niñas. Un extraordinario trabajo si a la vez hubiesen tomado nota del resto de personas y hubiesen completado un censo real. Pero el motivo que les lleva a tamaño empeño no es otro que la preparación para la guerra o dicho de otra forma organizar un poderoso ejercito.

A partir de entonces quedaban agrupados debiendo montar sus tiendas con su propia enseña.

NT: Delante, al oriente, acampara Judá, con sus enseñas y sus escuadras. Su jefe es Nasón, su cuerpo de ejército, según el censo, es de setenta y cuatro mil seiscientos hombres. A su lado acampará la tribu de Isacar, su jefe es Natanael y su cuerpo de ejército, según el censo, es de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres. Y así todas las tribus (Num. 2.1-34).

CM: Queda constituido de ésta forma el ejercito de Israel, un ejercito de seiscientas tres mil quinientos cincuenta hombres dispuestos para la guerra por la voluntad de Dios.
 
NT: He aquí los nombres de los hijos de Arón: Nabab el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar (Num. 3.1-2).

CM: Debemos recordar que el primogénito Nabab y Abiú murieron por incompetentes, pues llevaron a Yavé un fuego equivocado y éste les castigo con la muerte, como es habitual. ¿Dónde ésta la clemencia de Dios de la que tantos hablan? No existe. Así pues a Arón después de una vida tan longeva solo le quedan sus otros dos hijos sacerdotes, como lo serán sus descendientes, porque así lo ha establecido Yavé. 


sábado, 20 de diciembre de 2014

LEVITICO: La extrema crueldad de Dios

NT (texto bíblico): Si después de esto no me obedecéis todavía, echaré sobre vosotros plagas siete veces mayores por vuestros pecados. Si todavía no me obedecéis, comeréis la carne de vuestros hijos e hijas, amontonare vuestros cadáveres, convertiré vuestras ciudades en desiertos, devastare la tierra y vuestras ciudades quedaran desiertas (Lev 26.18-33).

CM (comentarios): Si después del primer castigo el pueblo sigue en sus trece de no cumplir con los mandamientos impuestos por Yavé, el castigo será exterminador. Si fuera cierto todo lo que la Biblia dice, el pueblo judío o quizás toda la humanidad habría desaparecido hace ya algunos milenios de la faz de la tierra y de haber resurgido habría vuelto a desaparecer. De reiterar el pueblo en el mal el castigo se elevara a siete veces, de forma que con tres o cuatro años de malas cosechas, fruto del pecado del hombre, éste habría desaparecido definitivamente; por si fuera poco una de las amenazas es la peste, enfermedad que ha padecido la humanidad en diferentes ocasiones y ha supuesto en ocasiones la muerte de la mitad de la población en las zonas afectadas por la epidemia.

En todo caso es de destacar una vez más la dimensión del castigo, la intolerancia de Yavé y su crueldad. El hambre hará que el hombre sea carnívoro de sus propios hijos, solo escribirlo, solo pensarlo, concebirlo, da repugnancia, pero Yavé no siente ninguna, es el castigo que impone a quienes no le adoran, a quienes no cumplen las leyes impuestas caprichosamente por el mismo.

¿Cómo seguir una religión basada en tal grado de crueldad? ¿Cómo creer en un Dios exterminador, cruel e inhumano en el mejor sentido del término? Solo el miedo inculcado a través de generaciones justifica tal creencia.

NT: A los que de vosotros que sobrevivan yo les infundiré tal espanto en sus corazones, que el moverse de una hoja los sobresaltará y caerán aunque nadie les persiga (Lev 26.36-39).

CM: ¿Cabe más crueldad? Seria preferible haber muerto siete veces antes que sufrir la penuria de la ira de Dios y después llevar para siempre el miedo incrustado en el cuerpo y en la mente. Este es el tipo de seres que quiere el creador, sumisos, atemorizados, miedosos, infelices, esclavos de si mismo y de sus fantasmas.

Pero la grandiosidad del mensaje radica en la herencia, porque los hijos serán consumidos por las iniquidades de sus padres (Lev 26.39). Hay radica la perpetuidad de la amenaza, arrastramos los pecados de nuestros padres, comenzando con los primeros Adán y Eva, a los que una sociedad inexistente y una naturaleza recién creada pocos vicios les podía ofrecer para pecar, cuando ni siquiera Yavé había comenzado a legislar.

El miedo es la base de todas las religiones.

NT: Hablo Yavé a Moisés diciendo: si uno hace voto a Yavé, se estimara las personas como las estimas tú. Un  hombre de veinte a sesenta años lo estimaras en cincuenta siclos de plata. Una mujer la estimaras en treinta siclos. Un mozo en veinte siclos y una moza en diez. Un niño en cinco siclos y una niña en tres. De sesenta años para arriba en quince siclos un hombre y diez una mujer. Si el que hizo el voto es demasiado pobre para pagar el valor de su estimación, el sacerdote fijara el precio según sus recursos (Lev 27.1-9).

CM: Una vez más queda de manifiesto la diferencia entre el hombre y la mujer, el valor del voto se considera en función de la edad de quien lo realiza y de su sexo. Cuanto mayor es la edad mayor es el valor del voto, hasta por encima de los sesenta años, pues para Yavé la cercanía a la muerta hace disminuir el valor. De forma que en el momento de hacer votos a Yavé la mujer queda mucho menos valorada que el hombre, sea adulta o niña.                

NT: Continua Yavé: Si uno santifica su casa, consagrándola a Yavé, el sacerdote hará estimación de ella. Si se la quisiera rescatar, se añadirá un quinto del precio de su estimación y será suya. Si santifica su tierra, tu estimación será conforme a la sembradura, a razón de cincuenta siclos por cada jómer de cebada (Lev 27.14-17).

CM: En fin, Yavé sigue legislando la entrega en santificación de bienes y estimando su valor en función de la siembra y de la cercanía o lejanía a los jubileos pasados o por venir, así como la forma del rescate, lo que se ha de pagar por ello y su valor en función igualmente de la cercanía al jubileo próximo. Y, cuidado, no se puede consagrar el primogénito del ganado, porque pertenece a Yavé, ya sea buey u oveja. No dice nada respecto a la revisión de los precios, probablemente la inflación fuera un fenómeno económico desconocido por aquellos escritores bíblicos tan escasos de formación y tan ávidos de adorar a un Dios cruel, en beneficio de vaya usted a saber quien.
                                                          

Y así acaba el LEVITICO.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Ignorantes estadounidenses

No quisiera que alguien se sienta ofendido por el titulo de éste artículo que someto a la interpretación de los lectores. 

He leído los resultados de una encuesta (Universidad de Chapman) de los que deduzco que la mayoría de los ciudadanos de EEUU poseen ciertas zonas del cerebro en estado estanco, sin desarrollarse, ajenas al conocimiento que lo demás hemos adquirido tras los descubrimientos científicos de los últimos siglos. Al parecer permanecen en la Edad Media europea, cuando aún el nuevo continente no había sido explorado ni explotado por ingleses, españoles o portugueses entre otros.

Me cuesta creer que ello sea así, pues observo una gran contradicción entre unas creencias tan conservadoras y ancestrales frente a una sociedad pionera en el desarrollo científico, industrial y tecnológico, aunque también inspiradora de las nuevas corrientes del pensamiento neoliberal que nos invade y es responsable del incremento de la desigualdad económica y social que vivimos. Y me resulta igualmente contradictorio el uso de las nuevas tecnologías, que no son sino fruto de los descubrimientos científicos y de su desarrollo, por parte de quienes mantienen creencias que han sido negadas por la ciencia. Bien es cierto que el uso de las tecnologías no presupone conocer su origen ni su naturaleza, como también lo es que el pensamiento es libre e incoherente a veces. Quizás piensan que la divinidad está detrás de todos estos hallazgos. No en balde hay personas que ante la salida de una enfermedad dan las gracias a Dios y no a los médicos que le han atendido.

Si un 39,9% de los estadounidenses creen que hace menos de 10.000 años Dios creo al hombre tal como es hoy, es que no han asistido a la escuela o no ha aprendido nada en ella o quizás fueron a una escuela para borregos. En todo caso se trata de unos ignorantes integrales. O quizás sea el fruto de un entorno familiar conservador en lo social e integrista en lo religioso, cerrado a toda posibilidad de aceptar unas realidades diferentes a los mitos heredados de sus progenitores. Creer que antes de esa fecha el hombre no existió es negar toda la historia de la humanidad hasta el inicio de las primeras civilizaciones en el Creciente Fértil (o Media Luna Fértil, como se prefiera), es suponer que el hombre apareció ya en la Tierra  como pastor y agricultor (Abel y Caín, como dice la Biblia), es negar los hallazgos de restos fosilizados de especies vegetales y animales, es negar la existencia de nuestros antepasados homínidos y consecuentemente la evolución de las especies.    

De aquellos que admiten que ha existido un proceso evolutivo, el 36,5% cree que Dios guió el proceso, por lo que deberíamos deducir que intervino en las cinco extinciones masivas de especies marinas y terrestres que se han producido en nuestro planeta (la última hace 65 millones de años, fin de los dinosaurios), en la deriva de los continentes y en la aparición de los periodos glaciales e interglaciares y quizás por ello debamos concluir que en el proceso de cambio climático de nuestro tiempo no hay ninguna responsabilidad atribuible a los humanos sino a Dios, al cual habríamos de responsabilizar, si está tan presente, por las innumerables guerras, epidemias mortales y desgracias derivadas de desastres naturales, por acción u omisión.

Ante estas irracionales creencias no extraña que más de la mitad de los estadounidenses crean igualmente en casas encantadas y fantasmas y en la obra de Satanás como representante del mal. Como tampoco debe extrañar que el anterior presidente de los EEUU (George W. Bush), sin duda incluido en uno de ambos grupos, estableciera una línea divisoria entre el mal y el bien, cada uno con sus propios ejes y desatará una guerra (invasión de Irák) cuyas consecuencias se siguen produciendo doce años después. Naturalmente el presidente y con él los occidentales se situaban en el Eje del Bien y estaban protegidos por Dios, aunque en el Eje del Mal se sintieran también protegido por su propio Dios, tan destructores ambos. Es lo que tienen los dioses, se dejan utilizar por los humanos para destruirse entre ellos.


Bienvenido pues el reducido 19% de ciudadanos norteamericanos que creen que ninguna divinidad ha intervenido ni interviene en los acontecimientos terráqueos. Esto debería ser considerado un alivio para los seguidores de las deidades puesto que las exoneraría de tantas maldades como ha acontecido a la humanidad, pongamos que desde el Neolítico, o sea desde el momento en que, según ese 40% de americanos al norte de México, a Dios se le ocurrió la idea de crear al hombre (y a la mujer como ser inferior según el literal bíblico). Que la luz llegue al resto de los EEUU de America.

lunes, 8 de diciembre de 2014

LEVITICO: Bajo la amenaza de Dios

NT (Texto bíblico): No os hagáis ídolos. Si cumplís mis leyes, si guardáis mis mandamientos, yo mandare las lluvias a su tiempo, la tierra dará sus frutos y los árboles darán los suyos. Hare desaparecer de vuestra tierra los animales dañinos (Lev 26.3-6)

CM (comentarios): Podemos suponer lo que nos espera si no se cumplen sus leyes y sus mandamientos. Pero eso lo veremos más adelante. De momento lo que queda claro es que Yavé, después de la creación, después de haber inventado todo lo inventable, no permite que lo creado se rija por las propias leyes que el mismo ideó para lo creado, sino que interviene en lo creado para cambiar el rigor de la ley, es decir que cambiará el rumbo de la naturaleza según el comportamiento de los humanos. ¿Debemos suponer entonces que el resultado de la lluvia es causa del comportamiento de los humanos? Es decir, ¿podemos interpretar que unas lluvias torrenciales o venidas justo antes de la recogida de la siembra, que arrasa campos y frutales, es la consecuencia de un incumplimiento por parte de los hombres y mujeres del lugar de alguno de los mandatos divinos? Y ¿que unos años de cosechas excelentes es el fruto de un comportamiento conforme a las leyes del creador? De hecho esta es la creencia sostenida durante el largo periodo histórico denominado Edad Media y todavía por muchos ignorantes que procesionan santos y vírgenes para pedir clemencia al que suponen esta en las alturas, ante un previsible año de malas cosechas.

Claro que en estos tiempos bíblicos no existía la industria automovilística, por poner un ejemplo, porque en tal caso seria inimaginable la de coches que habrían sido fabricados con defectos de forma por los muchos pecados cometidos por los humanos a la vista del creador, con las trágicos resultados de millones de muertos en carretera que se producirían para mayor gozo de Yavé. Ahora bien, si los humanos se comportaran como es debido, Yavé se comprometería a retirar del mercado todos los coches defectuosos, debidos a errores de fabricación no atribuibles a Dios en evitación de seguros accidentes mortales. Claro que en este caso habría que determinar quien corre con los gastos de la sustitución por un coche nuevo.

NT: Perseguirás a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros al filo de la espada (Lev 26.7).

CM: El cumplimiento de las leyes y preceptos de Yavé hace invencible al pueblo de Israel, no esta claro que esta gracia sea extensible al resto de los pueblos. Por consiguiente los años de buena cosecha serán también buenos para hacer la guerra al enemigo, no importa la diferencia de fuerzas entre los distintos bandos, porque “cada cinco de vosotros perseguirá a ciento, cada ciento de vosotros perseguirá a diez” (Lev 26.8).

Con independencia del resultado de las cosechas los pueblos han ido a las guerras confiando en su Dios, creyendo que estaba de su parte. Si alcanzaban la victoria le daban gracias y le hacían sacrificios, si perdían la culpa era de las tropas o de sus generales. Lo supertrágico de algunas guerras, la guerra en sí ya es una tragedia, es cuando ambos contendientes creían en el mismo Dios y confiaban en él para ganar la batalla y ninguno de los contendientes pertenecían al bando judío. ¿En que bando se situaba  Dios?

NT: Pero si no me escucháis y no ponéis por obra mis mandamientos, si desdeñáis mis leyes, ved lo que haré con vosotros: echare sobre vosotros el espanto, la consunción y la calentura, sembrareis en vano vuestra simiente, seréis derrotados por vuestros enemigos (Lev 26.14-17).

CM: He aquí el castigo, en suma la enfermedad, el horror, la miseria, no habrá cosechas y el hambre imperara y lo que es peor será el momento aprovechado por los enemigos para plantar batalla y derrotarles, incrementando los males de manera exponencial. Tal como esta escrito el texto diese a entender que todos incumplen por igual, puesto que si envía lluvias dañinas, inoportunas en el tiempo ¿como diferenciar las cosechas de quienes cumplen los preceptos divinos y quienes no? Y cuando se trate de guerras que ganar o perder habremos de entender que todo el pueblo obró de forma inequívoca cumpliendo o incumpliendo con los preceptos de la divinidad, lo que no deja de ser difícil de entender.