lunes, 8 de diciembre de 2014

LEVITICO: Bajo la amenaza de Dios

NT (Texto bíblico): No os hagáis ídolos. Si cumplís mis leyes, si guardáis mis mandamientos, yo mandare las lluvias a su tiempo, la tierra dará sus frutos y los árboles darán los suyos. Hare desaparecer de vuestra tierra los animales dañinos (Lev 26.3-6)

CM (comentarios): Podemos suponer lo que nos espera si no se cumplen sus leyes y sus mandamientos. Pero eso lo veremos más adelante. De momento lo que queda claro es que Yavé, después de la creación, después de haber inventado todo lo inventable, no permite que lo creado se rija por las propias leyes que el mismo ideó para lo creado, sino que interviene en lo creado para cambiar el rigor de la ley, es decir que cambiará el rumbo de la naturaleza según el comportamiento de los humanos. ¿Debemos suponer entonces que el resultado de la lluvia es causa del comportamiento de los humanos? Es decir, ¿podemos interpretar que unas lluvias torrenciales o venidas justo antes de la recogida de la siembra, que arrasa campos y frutales, es la consecuencia de un incumplimiento por parte de los hombres y mujeres del lugar de alguno de los mandatos divinos? Y ¿que unos años de cosechas excelentes es el fruto de un comportamiento conforme a las leyes del creador? De hecho esta es la creencia sostenida durante el largo periodo histórico denominado Edad Media y todavía por muchos ignorantes que procesionan santos y vírgenes para pedir clemencia al que suponen esta en las alturas, ante un previsible año de malas cosechas.

Claro que en estos tiempos bíblicos no existía la industria automovilística, por poner un ejemplo, porque en tal caso seria inimaginable la de coches que habrían sido fabricados con defectos de forma por los muchos pecados cometidos por los humanos a la vista del creador, con las trágicos resultados de millones de muertos en carretera que se producirían para mayor gozo de Yavé. Ahora bien, si los humanos se comportaran como es debido, Yavé se comprometería a retirar del mercado todos los coches defectuosos, debidos a errores de fabricación no atribuibles a Dios en evitación de seguros accidentes mortales. Claro que en este caso habría que determinar quien corre con los gastos de la sustitución por un coche nuevo.

NT: Perseguirás a vuestros enemigos, que caerán ante vosotros al filo de la espada (Lev 26.7).

CM: El cumplimiento de las leyes y preceptos de Yavé hace invencible al pueblo de Israel, no esta claro que esta gracia sea extensible al resto de los pueblos. Por consiguiente los años de buena cosecha serán también buenos para hacer la guerra al enemigo, no importa la diferencia de fuerzas entre los distintos bandos, porque “cada cinco de vosotros perseguirá a ciento, cada ciento de vosotros perseguirá a diez” (Lev 26.8).

Con independencia del resultado de las cosechas los pueblos han ido a las guerras confiando en su Dios, creyendo que estaba de su parte. Si alcanzaban la victoria le daban gracias y le hacían sacrificios, si perdían la culpa era de las tropas o de sus generales. Lo supertrágico de algunas guerras, la guerra en sí ya es una tragedia, es cuando ambos contendientes creían en el mismo Dios y confiaban en él para ganar la batalla y ninguno de los contendientes pertenecían al bando judío. ¿En que bando se situaba  Dios?

NT: Pero si no me escucháis y no ponéis por obra mis mandamientos, si desdeñáis mis leyes, ved lo que haré con vosotros: echare sobre vosotros el espanto, la consunción y la calentura, sembrareis en vano vuestra simiente, seréis derrotados por vuestros enemigos (Lev 26.14-17).

CM: He aquí el castigo, en suma la enfermedad, el horror, la miseria, no habrá cosechas y el hambre imperara y lo que es peor será el momento aprovechado por los enemigos para plantar batalla y derrotarles, incrementando los males de manera exponencial. Tal como esta escrito el texto diese a entender que todos incumplen por igual, puesto que si envía lluvias dañinas, inoportunas en el tiempo ¿como diferenciar las cosechas de quienes cumplen los preceptos divinos y quienes no? Y cuando se trate de guerras que ganar o perder habremos de entender que todo el pueblo obró de forma inequívoca cumpliendo o incumpliendo con los preceptos de la divinidad, lo que no deja de ser difícil de entender.


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