viernes, 24 de enero de 2014

Santas, vírgenes y ministros de España


         Los españoles acabamos de conocer, a través del ministro español de Interior Jorge Fernández Díaz, persona de mente clarividente, que tenemos una extraordinaria aliada para salir de la crisis en la persona de santa Teresa de Ávila, una monja que levitaba y que falleció hace mas de cuatrocientos años. El ministro sostiene que la tal santa es “una importante y potente intercesora para España en estos momentos recios”, ¡que palabras tan bellas! Pero ¿ante quien esta intercediendo la tal santa? El ministro lo aclara a continuación: “estoy seguro que el esfuerzo que ella desde arriba, que manda mucho, hará será un éxito”. Palabras enigmáticas, porque pensábamos que estaría en contacto con el FMI, el BCE o la Troika, que son los que mandan o ejecutan las órdenes de los que realmente mandan. Pero conociendo como conocemos a estos que durante tanto siglos se han movido por los recovecos de las palabras misteriosas, hemos de deducir que intercede ante dios, que como sabemos reina en el “reino de los cielos” y que al parecer sigue estando arriba, se supone que de nosotros, posición muy relativa según de quien se trata y del momento del día y de la noche, pero estos son minucias (también el ministro sostiene que ante la grandeza de la santa, lo que ocurre en el mundo son minucias), y lugar en donde la santa “manda mucho”, sin aclarar el cargo que la santa (que bien poco quedara de ella después de tantos años) ocupa en el mundo celestial.     

             Ya podían haberse acordado de la santa un poco antes, quizás no hubiéramos llegado a los alarmantes niveles de paro y de pobreza actuales, claro, que para la santa vivir en la pobreza era lo suyo, su única preocupación era ocupar un puesto de relevancia en el mundo de los ignorantes.

            Algunos, cada vez más, aquellos que se obsesionan en pensar por si mismo, se preguntaran ¿qué país es este? ¿como es posible que un hombre de tan extraños principios llegue a ser ministro?  Pues no es el único, en la práctica todos son mas o menos, aunque hay una ministra, la de Empleo, la señora Fátima Bañez, que ha destacado por su invocación a lo imaginario, solo que en vez de a una santa a una virgen, la del Rocío, famosa por su romería, en donde se une lo sagrado (poco) y lo pagano (mucho, por fortuna). Pues bien, esta virgen, que no es que sea otra, sino que es la misma de toda la vida, porque virgen solo hay una, la llamada María, madre del dios hijo, aquella que dio origen al mas grande y difícil misterio del catolicismo, “es una aliada privilegiada y es una embajadora universal de los onubenses” (que cargo tan poco relevante para señora tan importante). Pues bien, en boca de la tal ministra de España, la virgen “nos ha hecho este regalo adicional en nuestra salida de la crisis y en la búsqueda del bienestar”, quien lo entienda que lo explique.

            Hay más formas de salir de la crisis, nombrando alcaldesas a otras tantas vírgenes, que como decimos, es la misma pero con nombres cambiados, con trajes diferentes, para que cada uno pueda presumir de su virgen particular. Es una versión nueva de aquella en la que se sacaban a los santos de procesión para que lloviera y se acabara la escasez.  


            Siempre me ha extrañado que se invoque a los santos y vírgenes cuando el mal esta hecho, al menos podían invocarles en el momento en que aparecen los primeros síntomas. Es algo inexplicable, como también lo es lo despreocupado que están esas divinidades ante las desgracias de este mundo. Al final el mal queda resuelto, porque finalmente llueve o a los inversores les da por soltar lastre, y por consiguiente las invocaciones, los rezos, las plegarias han dado su fruto o la cosa va a peor y hemos ido a parar a alguno de los reinos del mas allá (porque además del “reino de los cielos” esta el “reino de los infiernos”), y entonces nadie cae en la cuenta de que aquellos santos y vírgenes y el mismo dios han sido incapaces de hacer nada. 

martes, 21 de enero de 2014

El miedo como fundamento del poder

De los textos bíblicos podría deducirse que el miedo es el fundamento del poder, el temor a dios, o el temor al jefe, al poder emanado de dios para mejor gloria de los poderosos. Las religiones pretenden, y lo consiguen, abolir la libertad del individuo, su capacidad de pensar libremente, de cuestionar los criterios del poder, abonando, de esta forma, el terreno para la implantación de la tiranía en sus distintas formas; según los tiempos. Abolida esa libertad en base al temor a un dios cruel, castigador y despiadado, la tiranía será ejercida por quien corresponda. Esta es la enseñanza de los llamados textos sagrados, que han sido el instrumento vital de los poderosos para el ejercicio de su poder en la tierra, en donde los padecimientos, los sufrimientos, las penalidades y servidumbres de los humanos son dadas por efímeras ante la eternidad que nos espera después de la muerte, cuyo futuro es mas relevante y esperanzador que el valle de lagrimas terrenal; siempre que nos hayamos portado bien.  
Se castiga cualquier mínimo incumplimiento de lo preceptivo (el pecado) como medida ejemplarizadora, en evitación de perjuicios mayores que puedan poner en cuestión el ejercicio del poder. Se castiga, pues, no ya la rebelión contra el poder instituido, sino el mero cuestionamiento del poder, como se castiga cualquier atisbo de pensamiento individual o colectivo ajeno a los intereses del poder establecido. ¿Qué han hecho a lo largo de la historia los señores de los imperios? Ejercer el poder por mediación de la gracia divina. En los tiempos modernos la mediación puede ser otra pero no sus fundamentos.
Por fortuna, en ocasiones, la rebelión triunfa sobre la tiranía.


martes, 14 de enero de 2014

EXODO: El tabernaculo

NT: Continua Yavé diciendo: “Harás un arca de madera de acacia, de dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho y codo y medio de alto. La cubrirás de oro puro, por dentro y por fuera y en torno de ella pondrás una moldura de oro” (Ex. 25.10-11).
También de oro recubrirán las barras para su  transporte, harán un propiciatorio también de oro, dos querubines de oro que pondrán sobre el arca y en ella encerraras el testimonio que te daré (Ex. 25.12-22).

CM (comentarios): Es una descripción detallada del arca, sus dimensiones, el recubrimiento, las molduras, las tapas, las angarillas, la forma de los querubines y todo hecho o recubierto de oro puro. Y todo para contener el testimonio que Yavé dará a su pueblo.

Si Yavé pretende que algo tan valioso como su testamento debe contenerse en un cofre de tan alto valor material es, quizás, porque no ha tenido en cuenta que objeto tan valioso por su contenido en oro pueda ser codiciado por quienes conozcan de su existencia para su enriquecimiento personal. Pero, conociendo a Yavé, no es de extrañar que sea una nueva trampa para poner de manifiesto la debilidad de su propia creación.

NT: Yavé encarga también hacer una mesa de acacia cubierta en oro, de dos codos de largo, un codo de ancho y un codo y medio de alto, con sus barras para el transporte, así como platos, copas y tazas para las libaciones (Ex. 25.23-30).

CM: Ya tenemos un arca para contener el testimonio de Yavé, unos querubines de adorno, una mesa y útiles para comensales, sin especificar la cuantía. La mesa tiene la misma altura que el arca pero algo mas reducida en anchura y longitud en medio codo. El codo es una medida de longitud empleada en la antigüedad que corresponde con la longitud del antebrazo humano y equivale aproximadamente y en números redondos a 50 centímetros, así pues tenemos una idea del tamaño en nuestras medidas actuales de los objetos encargados construir por Yavé a su pueblo.

Estas dimensiones no guardan la proporción áurea, en tal caso habría sido objeto de cabalas por parte de los oscurantistas y aficionados al ocultismo.

Pero no acaba aquí el encargo de Yavé, tan ansioso de hacer trabajar a su pueblo en tareas tan delicadas de orfebrería, tradición que se ha mantenido a lo largo de milenios en el pueblo judío.

NT: Harás un candelabro de oro puro, todo de oro puro, de oro batido, con su base, sus tallos, sus cálices, sus globos y sus lirios saliendo de él. Seis brazos saldrán de sus lados, tres cálices a modo de flores de almendro tendrán el primer brazo y así todos los demás y cuatro cálices llevaran el tallo a modo de flores de almendro, con sus globos y lirios. De cada dos brazos saldrá una flor, una sobra las dos inferiores, y otra sobre las dos siguientes y otra sobre las dos superiores. Todo en un solo cuerpo y todo en oro puro y batido. Las despabiladoras y la cazoleta donde se apaguen los pabilos serán de oro puro. Un talento de oro puro se empleara para hacer el candelabro con todos sus utensilios (Ex. 25.31-39).

CM: Parece que la intención de Yavé sea la de confundir a su pueblo con este galimatías. Es realmente preocupante esta insistencia de Yavé en la palabra oro, todo en oro, oro puro, oro batido, ¿obsesión o intencionalidad? Demasiada materialidad en una divinidad.

¿Como es posible que la mayor preocupación de Yavé sea la de ser adorado, contemplado, venerado y, además, con tal grado de lujos materiales, imposibles de conseguir salvo en sociedades opulentas, entregadas al lujo? Nos preguntamos que tipos de escritores dieron rienda suelta a tales desatinos.

NT: La morada la harás de diez cortinas, de hilo torzal de lino fino, teñido de púrpura violeta, escarlata y carmesí, entretejido y representando querubines en tejido plumario. Cada cortina tendrá veintiocho codos de largo y cuatro de ancho (Ex. 26.1-2).

CM: Yavé hace una descripción detallada de cómo debe hacerse el habitáculo o morada para honrarle. Determina también las dimensiones de los tablones en donde se supone que sujetaran las cortinas y tapices en número de once, así como sus bases de plata y la forma en que deberán ser atravesados, mediante barras de madera de acacia recubiertas de oro. Determina también el numero de lazos, de anillas y de garfios de oro para las cortinas y de bronce para los tapices (Ex. 26.1-30).

Se trata de una larguísima descripción de la que cabe sospechar que pudo suponer un quebradero de cabeza para Moisés y sus seguidores, no solo por tener que obtener la madera o confeccionar tantos elementos ornamentales y de manera tan minuciosa y con tanto teñido y recubrimiento en oro, sino por hacer corresponder tantas medidas y dar como resultado la obra que Yavé tenia en la cabeza, sin una mínima representación visual, aunque fuera en la arena del desierto.

NT: Haz un velo de linotozal… le colgaras de cuatro columnas de madera de acacia recubiertas de oro… (Ex. 26.31-35). Harás un altar de madera de acacia de cinco codos de largo y cinco de ancho y tres codos de alto. Harás un vaso para recoger las cenizas… harás un atrio para la morada… (Ex. 27.1-21).

CM: La verdad es que Yavé no dejo ningún cabo suelto, ni da ninguna libertad a Moisés y lo suyos para poner su impronta en tarea tan compleja y delicada. Yavé establece las medidas con exactitud pulcra, no deja de pormenorizar la forma, los materiales, las medidas, los pliegues de las cortinas o de los velos, incluso el número de clavos o corchetes que han de emplearse ni como han de ser revestidos.

Y todo esto no es sino para adorar al ingeniero y diseñador Yavé, protector de un pueblo al que hace vagar errante por el desierto, dilatando el tiempo de llegada a la tierra prometida, para probar la fe del pueblo israelita en su dios y para que éste pueda demostrar su propia grandeza.


No dice nada el libro como tomo nota Moisés y su gente de tanto detalle, cabria imaginar que habrían de hacer un plano general y otros cuantos de detalle para recoger los diferentes elementos de la construcción. No es difícil imaginar los quebraderos de cabeza de los constructores de la obra para encajar las medidas y evitar que se desajustaran, y de los de quienes tenían que preparar la componentes para la elaboración de los colores, de fabricar los tornillos, los corchetes, las herramientas, las telas, la madera y conseguir los metales en medio de un inhóspito desierto. 

miércoles, 8 de enero de 2014

EXODO: Amenazas y ofrendas

NT: El texto vuelve a recalcar la protección de Yavé sobre su pueblo, un ángel les guiara hasta llegar al lugar que le ha dispuesto (Ex. 23.20). Escucha la voz del ángel y acátala, porque no perdonara vuestras rebeliones y porque lleva mi nombre, así serré enemigo de tus enemigos y oprimiré a tus opresores (Ex.23.21-23). Anuncia Yavé: Mi temor te precederá y perturbaré a todos los pueblos a que llegues… y mandare ante ti tábanos, que podrán en fuga a jeveos, cananeos y jeteos (Ex. 23.27-28). Te doy por confines desde el mar Rojo hasta el mar de Palestina y desde el desierto hasta el río. Pondré en tus manos a los habitantes de esa tierra y los arrojaras de ante ti (Ex. 23.31).

CM (comentarios): Próxima ya a llegar a la tierra prometida, Yavé determina los limites de la tierra a conquistar, sus habitantes serán arrojados, obligados a emigrar a otros territorios para dar cabida a los israelitas, con la ayuda de Dios, quien previamente atemorizara a la población haciéndoles llegar una plaga de tábanos, insectos muy apreciados por Yavé, quien ya lo utilizo contra el pueblo egipcio. 

Han transcurrido 3,5 milenios desde la salida del pueblo de Israel de Egipto y hasta la década de los cuarenta del siglo XX (en 1948) no se declara el Estado de Israel, inicialmente circunscrito a un zona estrecha poblada por palestinos y ampliada posteriormente mediante sendas guerras de ocupación de los territorios circundantes hasta los actuales limites del Estado de Israel. No tenemos noticias de la participación de Yavé en estos últimos episodios del pueblo judío, dado que las llamadas sagradas escrituras, muertos sus autores, no tuvieron continuidad, salvo la parte escindida que corresponde a la llegada del hijo de Yavé en la figura corporal de Jesucristo.

Por consiguiente la voluntad divina se ha cumplido tras tres mil quinientos años, más o menos, a costa de crear un conflicto en la zona de dimensiones mundiales.

NT: Hace Yavé reunir a setenta de los ancianos para que le adoren desde lejos, pues solo Moisés puede acercarse a él. Escribía este cuanto Yavé le decía y a la mañana siguiente levante un altar con doce piedras, por las doce tribus de Israel. Tomando el libro de la Alianza se lo leyó al pueblo quien prometió  cumplir y obedecer cuanto Yavé les decía. Tomo la sangre de los animales sacrificados y la esparció. Bajo sus pies había como un pavimento de baldosas de zafiro, brillantes como el mismo  cielo (Ex. 24.1-10).

CM: Son los ritos religiosos cada vez mas frecuentes y con ello la ortodoxia religiosa impuesta por Yavé, deseoso de ser adorado y complacido. Consolida, al mismo tiempo, la acumulación de poder en una sola persona, Moisés, el único admitido para acercarse a Dios y hablar directamente con el, mientras que el resto de sacerdotes, los ancianos, permanecen en un segundo plano. Moisés es el encargado, como máximo representante, de poner en escritura las leyes dictadas por el creador y por consiguiente de interpretarla.

Recuerda, con la distancia del tiempo pasado, a la actual jerarquía de la Iglesia Católica, en la que la máxima representación divina se personifica en la figura del Papa, rodeado de una corte de cardenales, en su mayoría de avanzada edad, que le adulan, le cortejan y le siguen en magnificas ceremonias, llenas de todo lujo, ante una población distante y embelesada.

En las ceremonias cristianas se hace un holocausto en honor de Dios y se sacrifica a Cristo, cuyo cuerpo y sangre se come y se bebe virtualmente, evitándose de esta forma el sacrificio de seres vivos, tan inapropiado en una sociedad moderna como la nuestra.

NT: Yavé dice a Moisés, que suba al monte para recibir unas tablas en piedra que contiene la ley y los mandamientos que el mismo ha escrito (Ex. 24.12). Subió Moisés con su ministro Josué (Ex. 24.13).

CM: Todo cuanto Dios dice a Moisés lo escribe éste en el libro de la Alianza, sin embargo parece que el trabajo ha resultado inútil, puesto que el mismo Yavé ha escrito en piedra su ley y mandamientos, quizás no se fíe de que Moisés transmita fielmente sus instrucciones o que no las interprete suficientemente bien, lo que seria una contradicción puesto que ha puesto toda su confianza en Moisés. Más bien hemos de entender que se trata de fallos de record, cometidos por los escritores bíblicos que se dicen y se contradicen con sus escritos.

Es difícil seguir de manera fehaciente el ir y venir de Moisés a sus encuentros con Dios, pareciendo en ocasiones que se trata de la misma visita pero en versículos diferentes y rodeados de diferente escenografilla. Anteriormente Yavé dijo a Moisés que subiera con Arón, Nadab, Abiue y setenta ancianos, pero que solo se acerque Moisés, Sin embargo unos versículos mas tarde, Moisés sube a entrevistarse con Dios acompañado de Josue, como si este hubiese desbancado a Arón de acompañar a su hermano en todas las misiones divinas, para recibir los mandatos de Yavé en unas tablas de piedra.

NT: Subió Moisés a la montaña y la nube le cubrió durante seis días, al séptimo Yavé le llamo y subió a la montaña quedando allí cuarenta días y cuarenta noches (Ex. 24.15-18).

CM: No sabemos si durante esos seis días Moisés estuvo perdido en la nube o quedo subsumido en ella, sin saber bien como transcurrieron esos días, ni si su ministro Josue fue también absorbido. Por si fueran pocos estos días, Yavé le hace permanecer en la montaña por cuarenta días más, se supone que algo más arriba puesto que le hizo subir de nuevo.

No parece que Yavé se diera mucha prisa en llevar a su pueblo a la tierra prometida, antes le somete  a una serie de pruebas que el pueblo acepta, según la biblia, con infinita paciencia. No tenemos noticias de cómo podían vivir miles de personas en un hábitat tan inhóspito, al libro bíblico solo le interesa la relación de Dios con Moisés y con su pueblo a través de éste.

NT: Di a los hijos de Israel que me traigan ofrendas. Oro, plata y bronce, púrpura violeta y escarlata, lino fino y pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejon, madera de acacia, aceite para las lámparas, aromas para el óleo, piedras de ónice. Hazme un santuario y habitare en medio de ellos (Ex. 25.1-9).     

CM: Ya es capricho divino exigir a un pueblo errante, que lleva más de cuarenta años transitando por el desierto sufriendo calamidades, toda una serie de productos, que a saber de donde pueden obtener. Debemos suponer que gran parte de los objetos solicitados por Yavé para su santuario, proceden de las entregas que los egipcios hicieron de manera “generosa” a los judíos, a requerimiento de estos, antes de la partida, como los objetos de oro, plata o bronce.


La idea de trabajar la púrpura, el lino o las pieles y de fabricar el aceite bien pudiera ser un entretenimiento gratificante ante tanto aburrimiento, como la idea de construir un santuario para rendir culto al egocéntrico Yavé, necesitado, de manera obsesiva, del reconocimiento y adoración de su pueblo.