domingo, 30 de octubre de 2016

DEUTERONOMIO: La amenaza como instrumento de persuasión

NT (texto bíblico): Entonces dijo Yavé a Moisés: Mira que ya se acerca el día de tu muerte; llama pues a Josue y esperad a la entrada del tabernáculo para que le dé yo mis ordenes. Apareció Yavé en la nube y dijo a Moisés: … éste pueblo se levantará y se prostituirá ante dioses ajenos y me dejará y romperá mi pacto, y se encenderá entonces mi furor contra él, y yo los abandonaré y los devorarán y vendrán sobre ellos muchos males y aflicciones… Escribid pues este cántico y enseñádselo a los hijos de Israel, ponédselo en su boca para que éste cántico me sirva de testimonio contra los hijos de Israel; porque cuando yo les haga entrar en la tierra que mana leche y miel, cuando hayan comido y se hayan hartado y engordado, se volverán a otros dioses y les servirán y a mi me despreciaran y romperán mi alianza. Escribió, pues, Moisés este cántico y se lo enseño a los hijos de Israel. Y mando a los levitas que lo llevaran al arca de la alianza. (DEU. 31.14-30).

CM (comentarios): Somos sabedores de la escasa delicadeza de Yavé, que cada vez que puede le recuerda al fiel Moisés lo poco que le resta de vida. Como dios y adivino que es, anticipa la ingratitud del pueblo de Israel, de su pueblo, que se olvidara de él, que tanto ha dado por su pueblo elegido, pero que nadie olvide que después vendrá la venganza de Yavé y con ella un sinfín de calamidades. Pero siendo el único Dios, todopoderoso, ¿como es posible que no tenga la capacidad para hacer que su pueblo le crea y tenga que recurrir permanentemente al castigo posterior a la descreencia? Quizás forma parte de la malicia del propio dios, de su juego diabólico. Pero quizás quepa interpretarse como la necesidad del miedo como instrumento de persuasión ante la libertad de pensamiento y el deseo de actuar libremente. El castigo de Dios ha sido asumido por las personas creyentes como un hecho incuestionable, una decisión divina que como tal ha de estar cargada de razones, siendo el ser humano la victima merecedora de tal castigo; la más sublime de las humillaciones.  
Yavé, es decir, los escritores bíblicos, o quienes mandaran escribir estos textos, debieron de tener muy presente que la ausencia del discurso era un riesgo para el olvido, enseñanza aprendida por quienes se empeñan en mantener viva la presencia de Dios, del temor a ese dios imaginario que tanto réditos ha dado durante milenios a quienes han fundamentado su poder en su existencia.
En los tiempos presentes muchos seres humanos nos hemos apartado de Dios, lo que supone un riesgo para quienes todavía se empeñan en poner trabas a la lógica, a la razón, al conocimiento.
  
NT: Cántico de Moisés (DEU. 32.1-44). Cuando hubo acabado añadió: Meted en vuestro corazón todas las palabras que os he pronunciado y enseñádsela a vuestros hijos para que pongan en obra todas las palabras de esta Ley (DEU. 32.45-47).

CM: En el cántico de Moisés, en tono poético, se solemnifica la importancia de las palabras de Yavé, la universalidad de las mismas, la perfección de las obras de Yavé, sus bondades y cualidades, los recuerdos del pasado, su poder exterminador, su ira, su venganza, el dador de la vida y de la muerte, de quien nadie se libra. En suma una recopilación de las maldades de Yavé, del temor que ha de inspirar, del peligro de desobediencia, del riesgo al que se expone quien no le siga, y lo mas importante la necesidad de que la Ley por él escrita sea transmitida de padres a hijos, se perpetúe  de generación en generación, como así sigue ocurriendo en nuestros días, en las escuelas, iglesias, mezquita, sinagoga y en las familias, todas ellas como instrumentos de propaganda de las ideologías religiosas.

NT: Aquel mismo día hablo Yavé a Moisés, diciendo: Sube a ese monte y mira desde allí la tierra de Canaán, que voy a dar en posesión a los hijos de Israel y muere en ese monte, y reúnete con tu pueblo, con tu hermano Arón. (DEU. 32.48-52). He aquí las bendiciones de Moisés, antes de morir, a los hijos de Israel (DEU. 33.1-29).

CM: Moisés, antes de subir al monte en donde le espera la muerte se dirigió a su pueblo para despedirse de él y bendecirle, y en tono poético, de nuevo, rememora las palabras de Yavé a cada uno de los jefes de tribu.

NT: Subió Moisés al monte Nebo, frente a Jericó, y Yavé le mostró la tierra que juro a Abraham, Isaac y Jacob, pero en la que él no entrará. Moisés, el siervo de Dios, murió allí en la tierra de Moab, conforme a la voluntad de Yavé. El le enterró y nadie sabe su paradero. Tenía 120 años. Los hijos de Israel lloraron a Moisés durante treinta días (DEU. 34.1-8).

CM: De ésta forma muere Moisés, lugarteniente y fiel servidor de Yavé, anciano centenario, mediador en ocasiones, conocedor de sus limitaciones pero confiado en la presencia permanente de Yavé en todas las acciones encomendadas. Fue enterrado por el propio Yavé, de manera mágica hemos de suponer dada su inmaterialidad, y naturalmente nadie conoce el lugar.

NT: Josue estaba lleno de sabiduría, pues había puesto Moisés sus manos en él. Los hijos de Israel le obedecieron. No ha vuelto a surgir en Israel profeta semejante a Moisés (DEU. 34.-12).

CM: De ésta forma acaba el quinto libro Deuteronomio que conforman el Pentateuco o Torah (para los judíos), junto al Génesis, Éxodo, Levítico y Números. Muerto Moisés, el portavoz de la divinidad, le sucede Josue como jefe del ejército de Israel, representante a su vez de la sociedad civil y religiosa, continuador de la obra de Moisés y de la sociedad teísta, bélica y dominadora.  


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