sábado, 16 de julio de 2016

DEUTERONOMIO: La Biblia promueve las guerras

NT (texto bíblico): Un solo testigo no vale contra uno en cualquier delito o pecado. Si un testigo acusa falsamente de un delito a otro, ambos se presentaran ante Yavé, ante los sacerdotes y jueces en ese tiempo, y si después de una escrupulosa investigación se averiguase que el testigo había dado falso testimonio, le castigaran haciendo con él lo que él pretendía que se hiciese con su hermano, así quitaras el mal de en medio de Israel. Los otros, al saberlo temerán; vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie (DEU. 19.15-21).

CM (comentarios): Bellas enseñanzas. Los contendientes se presentaran ante los sacerdotes y jueces, que es lo mismo que presentarse ante Yavé; la sociedad teísta, dirigida por Dios o mejor dicho por sus representantes corpóreos en la Tierra. La mayor parte de la historia de la humanidad ha estado regida por los designios de magos, hechiceros, brujos y más tarde sacerdotes de mayor o menor enjundia que se arrogaban la mediación con los espíritus y con los dioses desde el comienzo de las civilizaciones en connivencia con los poderes civiles establecidos por la fuerza. El cristianismo no hizo sino afianzar esta conjunción de intereses políticos y religiosos para mantener a la población en la sumisión al poder dual establecido y perpetuarlo durante siglos hasta finales del siglo XVIII en el mundo occidental, sin que ello signifique la separación total entre ambos poderes ni en todos los países por igual.
 
Por fortuna la mayor parte de las prácticas que tanto gusta a Yavé, de hacer al reo lo mismo que este hizo con su victima, no se practican por bestiales. Todavía hay países, algunos considerados civilizados, en los que se practica la pena de muerte y otros en los que imperan ciertos grupos humanos (mas bien inhumanos) que siguen sosteniendo que no hay mejor manera de sanar el mal (supuesto en muchas ocasiones) que cortar la mano o el pie del sospechoso del delito ejerciendo la justicia por su mano bajo la tolerancia de los gobiernos de turno.

NT: Cuando vayas a la guerra, al ver a un pueblo mas poderoso que tu, no lo temerás, porque Yavé, tu Dios, esta contigo. Cuando se vaya a dar la batalla, el sacerdote hablará al pueblo y le dirá: que no desfallezca vuestro corazón, no temáis, no os asustéis porque Yavé esta con vosotros y El os salvará. Luego hablara los escribas y dirá ¿Quién ha construido una casa y no la ha estrenado? Que se vaya y vuelva a su casa no sea que muera en la batalla y sea otro quien la estrene. ¿Quién ha plantado una viña y no ha vendimiado aún? Que se vaya no sea que muera en la batalla y vendimie otro por él. ¿Quién se ha desposado con una mujer y todavía no la ha tomado? Que se vaya no sea que muera en la batalla y la tome otro. ¿Quién tiene miedo y siente desfallecer su corazón? Que se vaya para que no desfallezca como el suyo el corazón de sus hermanos. Cuando los escribas hayan acabado de hablar al pueblo, los jefes de las tropas se colocaran al frente del ejercito (DEU. 20.1-9)

CM: Millones de personas han encontrado la muerte en batallas salvajes confiados en que su Dios les protegía y le garantizaba la batalla. Por él luchaban contra el hereje, contra el enemigo de religión, enemigo que igualmente tenia su propio dios, en la mayor parte de los casos el mismo dios, único y verdadero según ellos, el Dios del Antiguo Testamento, como ocurrió en las guerras entre cristianos y musulmanes durante la Edad Media o las guerras de religión entre católicos y protestantes, y las innumerables guerras de intereses “bendecidas” por el Papa de Roma para la defensa de la cristiandad, o los múltiples enfrentamientos entre sunnitas y chiítas que se siguen dando en nuestros días. La Biblia defiende la guerra como instrumento de conquista, el supuesto amor de Dios a los hombres -ya sabemos que el amor hacia la mujer es menor dada su inferioridad ante el hombre y su dependencia bíblica ante el varón- es vano, o en todo caso sectario hacia el pueblo judío despreciando al resto de pueblos, sometiéndolos, desposeyéndoles de sus bienes, de sus campos, de sus casas, arrebatándoles la vida con la espada, porque así lo desea el Dios de los judíos, después de los cristianos y mas tarde de los musulmanes, el mismo Dios guerrero, cruel y sanguinario.

De nada vale que se libren de la guerra los pusilánimes y aquellos que tienen alguna tarea pendiente a los que Yavé les concede la gracia de quedarse en casa y no afrontar los riesgos de al batalla. Al fin las guerras solo traen destrucción y miseria para los que combaten en ella, sean ganadores o derrotados. Estaría mas en consonancia con un libro que lleva la palabra de Dios un alegato contra la guerra, contra la destrucción, contra el exterminio, contra el sometimiento de unos pueblos ante la fuerza de otros, sin embargo nada de ello se desprende de su lectura, más bien al contrario parece, en terminología religiosa, la obra escrita de Satanás.


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