domingo, 25 de octubre de 2015

NUMEROS: La crueldad extrema como objetivo de la conquista

NT (texto bíblico): Cumplid la palabra que ha salido de vuestra boca. Se edificaron ciudades en los territorios conquistados (Num. 32.9-42).

CM(comentarios): Rubén y los suyos consiguen convencer y complacer a Moisés con la propuesta de construir ciudades en estos territorios previos al Jordán y la promesa de dejar a sus familias en estas ciudades, seguir armados en el ejercito hasta conquistar los territorios mas allá del río Jordán y volver solo después de la conquista; si tal promesa no ocurriera el castigo de Yavé caerá sobre ellos. Parece que por una vez se impone una cierta cordura en los textos bíblicos y no son castigados aquellos que se han atrevido a hacer una propuesta inicialmente contraria a la voluntad de Yavé, cuya cólera queda incomprensiblemente aplacada, ante la crueldad en exceso que ha mostrado Yavé cada vez que alguno colectivo ha cuestionado sus propósitos.

A partir de este momento los territorios conquistados comienzan a ser entregados, para su administración, a las diferentes tribus de Israel.

NT: He aquí las estaciones de los hijos de Israel. Partieron de Remeses, siguieron hasta Sucot, Etam, Piajirot, Mara, Elim, Sin, Dafca, Alus, Rafidim, Sinaí, Quibrot, Jaserot, Retma, Remón Pares, Lebna, Resa, Quelata, Sefer, Jarada, Maquelot, Tajat, Taraj, Mitca, Jasmona, Moserot, Bene Jacán, Aggadgad, Jotbata, Ebrona, Asiongaber, Cades, Salmona, Punón, Obot, Jabarín, Dibon Gad, Elmon, Llanos de Moab (Num. 33.1-49).

CM: Los escritores bíblicos hacen un alto en la narración y relacionan los distintos territorios que han recorrido desde la salida de Egipto, haciendo alusión a los hechos más destacados, como la muerte de los primogénitos en Egipto, el paso por el mar Rojo o la muerte de Aarón. Han sido cuarenta largos años, sin duda una larga travesía llena de amarguras, de incomprensiones respecto de las promesas de Yavé, de amenazas y venganzas divinas y de generaciones perdidas.

NT: En los llanos de Moab hablo Yavé a Moisés diciendo: Cuando hubierais pasado el Jordán arrojad delante de vosotros a todos los habitantes de la tierra y destruid todas sus esculturas y devastad todos sus excelsos. Tomad posesión de la tierra y habitadla y distribuirla entre vuestras familias... Si no arrojáis a todos los habitantes, los que de ellos queden serán como espinas en vuestros ojos y yo mismo os trataré a vosotros como había resuelto hacerlo con ellos (Num. 33.50-56).

CM: Quien no conociera de la crueldad de Yavé se asombraría de estas ordenes de exterminio que da a su ejercito, pero no es el único paraje bíblico en el que este dios muestra su extrema maldad, su ansia de aniquilar todo aquello que se le interponga en su camino, importándole bien poco la vida de las personas, tanto si son enemigos como si fueran de su mismo pueblo. Un dios creador del mundo, de todo lo conocido, hecho a medida de un pueblo que se considera elegido por el mismo a pesar de las humillaciones a que lo somete. Este dios, que condena a quienes incumplan sus mandatos hasta las generaciones venideras, obliga a su ejército al exterminio del enemigo porque en caso contrario se arrepentirán, puesto que se sentirán amenazados y entonces él mismo aplicará a su pueblo aquello que resolvió hacer con sus enemigos.    

Así pues, aniquilación del enemigo, abolición de su religión y expropiación de sus tierras; estas son las enseñanzas del creador para las generaciones futuras. No es otra cosa lo que han hecho los conquistadores a lo largo de las centurias de las distintas civilizaciones que se han dado en la historia de la humanidad. De modo que los llamados libros sagrados, más parecen ser un manual de odio y maldad, que de enseñanzas morales.



1 comentario:

  1. Excepcional trabajo el que te has tomado con esta web.
    ¡Gracias, muchas gracias por todo!

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