miércoles, 25 de marzo de 2015

NUMEROS: No se aceptan quejas




NT (texto bíblico): El segundo mes del segundo año, a veinte del mes, se alzo la nube y los hijos de Israel marcharon por etapas, del desierto de Sinab al de Farán, en donde la nube se paró (Num. 10.11-13). Relata a continuación el orden de partida, en primer lugar los hijos de Judá, enumerando los distintos jefes de cada tribu y sus correspondientes hijos (Num. 10.14-36).

CM (comentarios): Todo un ejercito de más de seiscientos mil soldados, acompañados de mujeres, ancianos, niños y niñas se ha puesto en marcha camino de la tierra prometida, tierra habitada por quienes serán, a su termino, enemigos de Israel y por consiguiente enemigos de Yavé; el contradictorio Yavé. Una nube, que desafía el curso natural de las borrascas y que probablemente les daría sombra para soportar el duro calor del desierto, les guiara; la imagino aterciopelada y sonriente con un alargado brazo que indica la dirección de la marcha y que se encoge en el momento de la parada. Extraño modo de dirigir un ejército, hasta el punto de que no se ha tenido noticias de algo parecido, ni en tiempos de Alejandro Magno, ni de Julio Cesar, ni de Napoleón por señalar algunos de los grandes ejércitos de la historia. Quizás Yavé después de hacer llegar a su pueblo a la ansiada tierra prometida no le quedaran fuerzas para más hazañas.   

NT: Aconteció que el pueblo se quejo y al oírlo Yavé ardió en ira y encendió un fuego que abrazo una de las alas del campamento. Clamo el pueblo a Moisés y éste oró a Yavé y el fuego se apago (Num. 11.1-3).

CM: El pueblo de Israel esta llamado a no quejarse, ha de soportar las durezas, las penurias, la escasez de alimentos, la sed, en silencio, sin el menor asomo de disgusto, sino con agrado, porque del agrado de Yavé es el sufrimiento al que están siendo sometidos. La más mínima queja será castigada, sin paliativos, sin tener en cuenta las consecuencias, y aun a pesar de las consecuencias.

Yavé quiere un pueblo sometido, sin voluntad, destinado a la voluntad de su dueño y señor, dispuesto a adorarle y venerarle, a ofrecerle en sacrificio el fruto de su esfuerzo y de su trabajo. Que extraordinario mensaje para los dignatarios de los distintos territorios, ávidos de dictar normas y dictámenes para su particular beneficio. Que valiosa aportación, la de los llamados textos sagrados, de someter a la voluntad del hacedor aquello que en realidad es voluntad de los hombres, de los hombres que disponen del poder sobre los demás. Que grandiosa idea la de mantener en la ignorancia al común de los mortales, para beneficio y disfrute de las minorías dominantes, religiosas y civiles; pues tratándose de anular la voluntad de los seres humanos, ambos intereses van a la par.

NT: Dijo Moisés a Yavé: “¿Por qué tan mal tratas a tu siervo? ¿Por qué no ha hallado gracia a tus ojos y has echado sobre mí la carga de todo este pueblo? ¿Dónde tengo yo carne para alimentarlo? ¿Por qué llora a mí clamando: danos carne que comer? Yo no puedo soportar solo a este pueblo. Me pesa demasiado. Si así has de hacer conmigo, dame la muerte, te lo ruego; y si es que he hallado gracia a tus ojos, que no me vea ya más así afligido” (Num. 11.10-15). 

CM: Escalofriante confesión y ruego el que hace Moisés, incapaz, por razonable, de entender el comportamiento de Yavé hacia su pueblo, hacia sus siervos, y hacia él en particular como responsable de la conducción de sus compatriotas a un destino incierto, por muy prometido que fuera.

Nunca estuvo Moisés dispuesto a asumir la tan alta tarea que Yavé le había encomendado, de hecho la ayuda de Arón, su hermano, como su lugarteniente, obedecía a un ruego extremo de Moisés ante Yavé, en el que aquel exponía su incapacidad para la difícil misión encomendada.

Moisés sabe que los acontecimientos discurren de tal manera por voluntad de Yavé, quien, dotado de poder tan extremo, pudiera disponer de su pueblo de manera bien diferente. Viéndose incapaz de resistir por más tiempo las demandas razonables de su pueblo y no entendiendo las razones de Yavé para tal comportamiento, pide a éste que disponga de su vida o de lo preciso para aliviar su aflicción.

Moisés podía haber optado por ponerse al frente de una sublevación de su pueblo contra Yavé, pero Moisés le teme, sabe del poder de aquel y hasta donde puede llegar su ira; y además sigue considerándose su siervo. Nada diferente de los creyentes actuales, temen a su dios (el truco de la condena eterna), ese temor que es la base de las religiones monoteístas basadas en la Biblia, y con ello se convierten en siervos, ignorancia llevada al extremo.

NT: Dijo entonces Yavé: Elígeme a setenta varones de los hijos de Israel, ancianos del pueblo y de sus principales y tráelos a la puerta del tabernáculo,… para que te ayuden a llevar la carga del pueblo y no la lleves tú solo. Y di al pueblo: Santificaos para mañana y comeréis carne,… no un día, ni dos, ni cinco, ni diez, ni veinte; la comeréis todo el mes, hasta que os produzca nauseas, por haber menospreciado a Yavé (Num. 11.16-20).

CM: Yavé, como observamos, atiende la suplica de Moisés y le permite elegir a setenta varones (las mujeres al ser seres inferiores, según los textos bíblicos, están excluidas de cualquier tipo de responsabilidad), ante su incapacidad para decidir por si mismo, entre los mejores para que le ayuden en las tareas de gobierno. Ya en el Éxodo se relata la disposición de los setenta ayudantes de Moisés, sin la suplica tan angustiosa, de éste.       

Y atiende también la suplica del pueblo, que se queja de haber salido de Egipto en donde comían de todo. Les dará de comer, pero lo hará en demasía, hasta que vomiten; Yavé suele castigar y cuando premia lo hace hasta que el premio se torne en castigo; ¿quieres carne? Pues la tendrás en demasía. Así es Yavé, a quien se tiene por misericordioso.

2 comentarios:

  1. Verdaderamente,no cabe en nuestro cerebro,¿como pueden unos viejos rabiosos ÁRABES ? INVENTAR UN DIOS TAN MALDITO ¿ES ESTO REAL O ES UNA HORRIBLE PESADILLA?

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