lunes, 26 de mayo de 2014

LEVITICO: Del sacerdocio

NT (texto bíblico): Dijo Yavé a Moisés: Toma a Aaron y sus hijos, las vestiduras, el óleo de unción, el novillo del sacrificio por el pecado, los dos carneros y el cestito de panes ácidos y convoca toda la asamblea a la entrada del tabernáculo (Lev 8.1-3). Tras vestirse Aaron y sus hijos, con la tunica, el efod, el pectoral, la tiara y la diadema de oro comienza el rito del sacrificio derramando la sangre del novillo por los pies del altar y quemando sobre el todo el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado y los dos riñones con su sebo. La piel, sus carnes y sus excrementos se quemaron fuera del campamento, como había mandado Yavé. A continuación se procede al sacrificio de los carneros que son quemados directamente sobre el alar y Moisés unto con la sangre el lóbulo de la oreja derecha, el pulgar de su mano derecha y el de su pie derecho, primero de Aarón y después de sus hijos. Tomo Moisés el óleo de unción y la sangre y la aspergio sobre Aaron y sus hijos y sus vestiduras, consagrándolos de esta manera (Lev 8.1-4).
Tras comer la carne y el pan ácimo, durante siete días no saldrán del tabernáculo.

CM (comentarios): Se trata de un ceremonial de consagración para el sacerdocio, en el que, como es propio de Yavé no deja nada al azar, todo es minuciosamente detallado e incluso reiterado para evitar confusiones indeseadas. No es muy diferente del resto de sacrificios, salvo la permanencia de siete días en el tabernáculo, para la que disponían de buenas viandas.

NT: Al octavo día Moisés dijo a Aarón: Toma un novillo y un carnero y ofrécelos a Yavé. Hablaras a los hijos de Israel: Tomad un macho cabrio, un becerro y un cordero, un buey y un carnero para inmolarlos ante Yavé. Tras  los ceremoniales de los sacrificios el pueblo fue bendecido y la gloria de Yavé se apareció a todo el pueblo, que lanzo gritos de jubilo y se postraron rostro a tierra (Lev 9.1-24).

CM: No dice en ningún momento que los leales israelitas comieran de la carne de los animales sacrificados, pero hemos de suponer que si lo hicieron, en caso contrario ¿como entender la inmensa alegría del pueblo, lanzando gritos de jubilo y postrándose tal como lo hacen los mahometanos, aunque estos siempre buscando la orientación a La Meca? Yavé, tras estos ceremoniales de consagración debía estar pletórico, no solo por la sumisión de su pueblo, sino sobre todo, porque conseguía establecer su representación divina en la tierra de manos de los sacerdotes, esta casta mediadora entre el creador y los humanos.
Es un hito en la historia de la humanidad porque perpetua el poder de la divinidad sobre los humanos, a través de la casta sacerdotal, como representante de Dios en el mundo de lo real, haciendo a esta realidad objeto subordinado a lo supuestamente espiritual; es el comienzo de la dominación de los hombres por el poder religioso, la realidad es subyugada a estos otros intereses que se van fraguando con el tiempo hasta la conjunción de este poder eclesiástico con el poder político o civil, lo que ha marcado la historia de la humanidad desde el inicio de las civilizaciones.

De esta forma Yavé ya no tendrá que manifestarse directamente a los hombres, de hecho siempre lo hizo a través de Moisés, dispondrá de una jerarquía que se ira consolidando con el transcurso de los años hasta hacerse innecesario. Quizás esta sea la razón por la que en los últimos milenios Yavé no tiene necesidad de manifestarse, ante la extraordinaria eficacia de la casa sacerdotal en su función mediadora.

NT: Los hijos de Aarón, Nabad y Abiú presentaron ante Yavé un fuego extraño, cosa que no le había ordenado (Lev 10.1).

CM: Los hijos de Aarón fueron destinados por Yavé al ejercicio del sacerdocio, pero parece que dos de ellos, no aprendieron bien todo lo que se les había enseñado en los ceremoniales de consagración y echaron incienso sobre el fuego, dando origen a un extraño fuego que no era del agrado de Yavé. Posiblemente estos pobres hermanos actuaron de buena fe, pero se equivocaron y ya sabemos con que inclemencia actúa Yavé, la respuesta fue la siguiente: Entonces salio de ante Yavé un fuego que los abraso y murieron (Lev 10-2). Sublime.

Así que ese pequeño error humano fue considerado por Yavé como una afrenta (¿a su honor?) y automáticamente son asesinados sin más consideración ante la mirada, no atónita, sino complaciente de Moisés, Aarón, sus otros hijos (es decir tío, padre y hermanos de las victimas) y el pueblo israelita.

En los textos bíblicos la voluntad de Dios es incuestionable y acatada comprensivamente. La cuestión es ¿Quién determina la voluntad de Dios? Una vez creada la casta sacerdotal y la cadena de mando, es el sumo sacerdote quien la determina. ¿Y como sabemos que es la voluntad de Dios? Este es uno de los grandes misterios de la humanidad, la forma en que aquellos han convencido a los creyentes de que su voluntad es la voluntad de Dios, han creado una doctrina en base a sus propios intereses de dominación y le han estampado la firma de Dios, han suplantado al supuesto creador, sin que éste haya dado muestras de aprobación o rechazo. Su delegación ha sido de tal dimensión que en la práctica se ha desentendido de los humanos, aunque quizás sea mejor así, porque la crueldad divina nunca será equiparable a la de los hombres, no en vano el poder de los humanos es limitado.

NT: Moisés dijo a Aarón, a Eleazar y a Itamar, hijos de Aarón: No desnudéis vuestras cabezas ni rasguéis vuestras vestiduras, no sea que muráis y se irrite Yavé contra toda la asamblea. No bebáis vino ni bebida alguna embriagante tu ni tus hijos cuando hayáis de entrar en el tabernáculo no sea que muráis. Para que sepáis discernir entre lo santo y lo profano, lo puro y lo impuro y enseñar a los hijos de Israel todas las leyes que por medio de Moisés les ha dado Yavé (Lev 10.6-11).

CM: Tal como sin nada hubiera pasado, Yavé y su lacayo Moisés continúan con los  rituales y esta vez la amenaza se ciñe sobre Aarón y los dos hijos que le queda y por extensión al pueblo de Israel, que es testigo pasivo de todos los caprichos de Yavé. Como puede comprobarse a través de los distintos libros del Antiguo Testamento, la religión hebrea y sus herederas se basan en el temor a Dios, en el miedo permanente a la voluntad desconocida de Dios, al castigo por incumplimiento de sus preceptos. Interiorizado este temor vital y transcendente, la aceptación con sumisión de cualquier nuevo mandato o precepto emanado por la autoridad sacerdotal estará garantizada.

La autoridad sacerdotal ha ejercido a lo largo de los siglos las prerrogativas supuestamente transferidas por Dios y ha ejecutado las condenas por incumplimientos, e incluso por simples sospechas de incumplimiento, o por supuestos incumplimientos en base a intereses espurios personales o colectivos, en forma de castigos físicos, torturas y muertes individuales y colectivas. Un ejemplo evidente es la puesta en funcionamiento de la Inquisición, la mayor institución de destrucción, desolación y muerte habida en la historia de la humanidad, por su carácter universal y por su permanencia durante varias centurias. El miedo a la muerte física y a la condena eterna son elementos claves para entender la renuncia a la individualidad y a las propias ideas y creencias.

NT: Narra los textos la forma en que han de comerse los frutos del sacrificio, en un momento Moisés pregunta a los dos hijos de Aarón que quedaban, por el macho cabrio y se encontró con que había sido quemado, recriminándoles por no haberlo comido en el lugar santo, tal como le había mandado. Aarón intercede preguntando si habría sido grato a Yavé comer hoy la victima por el pecado. Moisés se dio por satisfecho (Lev 10.12-20).

CM: A punto ha estado Aarón de quedarse sin hijos, lo que hubiese supuesto un retraso considerable en la consolidación del modelo de representación divina, puesto que son los hijos de Aarón los destinados a comenzar tal tarea. Esta vez es Moisés quien recrimina y no Yavé (éste directamente actúa), pero Aarón le pone en duda sobre si realmente han incumplido, si su actitud ha podido ofender a Yavé, pero ¿cómo saber esto? siendo Yavé tan caprichoso.


Si en este pasaje se pone en duda una determinada acción como preceptiva o no, significa que aún no están claras las leyes o preceptos que han de cumplirse para agradar a Yavé, lo que crea una situación aún mas gravosa en cuanto a la incertidumbre de haber obrado bien o mal. Saldrán de la duda si la ira de Dios se ha manifestado, si se ha hecho o no presente en alguna de las múltiples manifestaciones que tiene Yavé de hacerse notar.

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