lunes, 12 de mayo de 2014

El hecho religioso (Parte IV). Privilegios sociales.

A pesar de ésta lejanía de la población española respecto de las posiciones defendidas por la Iglesia Católica, las instituciones del Estado muestran una estrecha colaboración con la jerarquía eclesiástica como prueba la masiva presencia de las autoridades civiles en actos religiosos y de las eclesiásticas en el ámbito civil. 

            A los ya mencionadas manifestaciones de fervor y de suplicas a vírgenes y santas hemos de constatar los juramentos de personalidades publicas ante símbolos religiosos, como crucifijos o biblias, siendo la mas significativa y aberrante la toma de posesión de los presidentes del gobierno de España y de sus ministros, con independencia de su ideología política. Tanto Zapatero y sus ministros como Rajoy y los suyos prometieron o juraron el cargo ante el enorme crucifijo que vemos en la foto de portada. Puesto que el crucifijo es un símbolo religioso católico podríamos deducir que no se cumple el citado artículo 16.3 de la Constitución Española cuando dice que ninguna confesión tendrá carácter estatal.

            Pero no es la única prueba de la falsa aconfesionalidad del Estado Español, aunque si considero que es la mas relevante y significativa. En el calendario laboral son fiestas el día de los Reyes Magos, esos personajes de ficción que fueron a adorar a un niño nacido del dios de los cristianos, el viernes santo (que simboliza la pasión y muerte del hijo de ese dios), el día de la inmaculada concepción (aquello de la virginidad de la madre del hijo de ese dios), el día de todos los santos (aquellos cuya verdad se oculta), el día de navidad (cuando nació el hijo del dios de los cristianos) y los días festivos a criterio de cada comunidad autónoma y de cada capital de provincia, ciudad, pueblo o aldea. Entre estos podemos destacar el día de San Isidro en Madrid, de Sant Jordi en Barcelona, de la virgen de los Reyes en Sevilla, de las Angustias en Granada, del Pilar en Zaragoza, los días de la Asunción de la virgen, del Corpus Christi, de Santiago y cierra España y así un sinfín de santos, santas y vírgenes patronales que celebran su festividad con honores militares y civiles. A esto hay que añadir la multitud de cristos justicieros, con cruces a cuestas, crucificados, yacentes y resucitados, que precesionan en la semana privativa de la Iglesia Católica, durante la que se prohíben todas aquellas manifestaciones que puedan restar protagonismo a la santa madre iglesia o alterar el orden establecido. En todas estas actividades destacan la presencia en puesto relevante de las autoridades civiles, que ven una ocasión primordial para conquistar o mantener el voto católico.

            Mención especial merecen los funerales de Estado, ya sea por soldados muertos en actos de servicio, por actos de terrorismo o por expresidentes de gobiernos, como el reciente tras la muerte de Adolfo Suárez, en donde estaban presentes todas las autoridades desde el Jefe del Estado, el presidente y expresidentes del gobierno, ministros, presidentes de Comunidades Autónomas, presidentes del Congreso y del Senado y los máximos representantes del Poder Judicial, bajo la batuta del todavía máximo representante de facto de la jerarquía eclesiástica y exponente del reaccionarismo más rancio, caduco y cavernícola, el cardenal Rouco Varela, quien en todo momento pretende dar lecciones de su entupida moral.

            Ocurre lo mismo en multitud de actos civiles, como la inauguración de obras publicas, en las que aparece la representación eclesiástica católica del ámbito correspondiente bendiciendo y fotografiándose con el resto de representantes del mundo civil, o en las paradas y desfiles militares en donde el obispo castrense, con su orgullosa presencia, da el correspondiente carácter religioso de la actividad militar. O la existencia de capillas para la oración y culto en centros públicos, como universidades, hospitales o cuarteles en una muestra más de la falsa aconfesionalidad de Estado Español.

En el ridículo caen ya los nombramientos de vírgenes como alcaldesas honorarias, y la guinda al mas alto nivel la ponen las beatificaciones y santificaciones de hombres de la Iglesia por supuestos actos milagreros. La ceremonia mas aberrante tuvo lugar el 12 de octubre de 2013 en Tarragona, en donde se  beatificación 522 supuestos mártires victimas de la actuación marxista en la pasada guerra civil española, esa guerra que es preciso olvidar cuando las victimas son las del bando republicano, naturalmente con la presencia de las autoridades del Estado.

            Por último, la IC tiene a su cargo gran parte de la educación de los niños y niñas (a través de sus colegios concertados o privados) en España y ejerce una influencia extraordinaria en los poderes del Estado para llevar a cabo su misión evangelizadora y directora del pensamiento individual y colectivo, como prueba la desaparición de la asignatura “educación para la ciudadanía” y el mayor peso dado a la enseñanza de la religión en la nueva ley “para la mejora de la calidad educativa”.


            ¿Y que hay de los privilegios económicos?

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