sábado, 23 de mayo de 2015

¿Para qué sirven las religiones?

Más de dos mil millones de seres humanos se consideran cristianos y otros tantos musulmanes. Son las dos religiones mayoritarias y ambas tienen sus orígenes en el judaísmo y en la aparición de un profeta, salvador o redentor de la humanidad, aunque con una diferencia de seiscientos años. Superamos los siete mil millones el numero de seres supuestamente inteligentes que habitamos el planeta Tierra, de forma que,  teniendo en cuenta que la mayoría de quienes se autodenominan religiosos lo son en grado liviano, aún hay camino para el optimismo.

Dejemos a un lado al resto de religiones, ya sean aquellas de carácter primitivo (aunque todas lo son) basadas en espíritus o tótems, las politeístas o panteístas que han sido o lo son y el judaísmo, para centrarnos en las dos históricamente mayoritarias que basan sus creencias en la existencia de un ser superior y sobrenatural creador de todo lo existente, lo animado y lo inanimado.

El fundamento identitario de estas dos religiones esta basado en la certeza de ese ser superior del cual deriva toda una serie de creencias, principios, valores y conductas que han marcado a las sociedades occidentales y del oriente musulmán desde la aparición del redentor Jesús (el Mesías para el cristianismo) y de Mahoma (el Profeta para el islamismo). Pero, ¿y si tal ser superior no existe, con independencia de que tal creencia pudiese ser alimentada inteligentemente por quienes idearon alrededor de ella una estructura ideológica de dominación de los seres humanos? ¿Y si el conocimiento científico llevara a la humanos a la conclusión de su inexistencia?

Ambas religiones parten de unos mismos libros “sagrados”, el Antiguo Testamento, en los que supuestamente esta escrita la palabra de Dios de la mano de autores desconocidos en épocas indeterminadas. En ellos se relata el proceso de creación del universo, de los seres vivos y del hombre (la mujer desde el origen es considerada como un ser supeditado al varón) así como otra serie de desgracias acaecidas por la voluntad de ese mismo Dios como castigo a la perversidad de los humanos. A pesar de las contradicciones y la falta de lógica de los relatos (crear las plantas antes que el Sol y la luz antes que éste o practicar el incesto durante las primeras generaciones y multitud de ejemplos mas) gran parte de la humanidad creyó lo allí relatado como verdad absoluta y suprema hasta el punto de ser castigado su cuestionamiento con la propia vida. Millones de seres humanos, por ignorancia o por un infundado y extraño temor, cuando no por extraños intereses, siguen creyendo en dichos relatos incluso en los tiempos presentes y cuestionan la cosmología actual o la evolución de las especies, por citar algunos aspectos claves para el entendimiento del mundo que habitamos, a pesar de los descubrimientos científicos que han venido a demostrar la falsedad de aquellos.  

Si Dios no ha sido el creador del Universo, ni por consiguiente de las galaxias y sistemas planetarios, incluidos el nuestro; si nuestro planeta Tierra ha sido habitado gracias a unos determinados acontecimientos geológicos y a ciertas condiciones climatológicas y ambientales que han permitido la aparición de bacterias a partir de las cuales ha evolucionado la vida hasta la aparición de seres superiores, incluidos los humanos, seres compuestos de átomos en una estructura corpórea perecedera tras cuya muerte no queda sino células en descomposición; si no hay vida detrás de la muerte, ni cielo ni infierno ¿que sentido tiene pues la existencia de Dios? ¿Qué es un dios sin atributos, sin capacidad creadora, sin intervención en lo existente, ajeno a lo que acontece? Porque no existe constancia de la presencia de Dios en nuestras vidas personales y colectivas, que no son sino fruto de nuestras propias decisiones, del entorno e incluso del azar, ni en los acontecimientos de orden natural que tienen una explicación científica conocida ajena a cualquier intervención de ningún ser supremo. Dios no es sino fruto de la mente, de la capacidad creativa e imaginativa de los seres humanos y de su incapacidad para conocer los secretos de la naturaleza en un entorno hostil y salvaje.

No hay razones para creer que nuestras vidas dependan de seres extraños (dioses, demonios, ángeles, santos, vírgenes) ni que el universo se someta a leyes que no sean las de la física. Si no dependemos de Dios ¿para que lo necesitamos? Desde el momento en que aparecen nuevas visiones cosmológicas, en ocasiones fruto de la mera observación y del pensamiento lógico y otras mediante la utilización de instrumentos de observación y medida, se tambalean los fundamentos que sustentan a las religiones.   

Y si no existe un Dios creador de todas las cosas, si no existen los paraísos celestiales ni infernales, ¿qué sentido ha tenido la vida de millones de seres humanos supeditadas a una colosal falsedad? ¿Qué sentido han tenido las muertes de millones de personas victimas de las innumerables guerras de religiones, entre cristianos, entre musulmanes o entre cristianos y musulmanes? ¿Qué sentido han tenido las persecuciones, torturas y ejecuciones de millones de personas, victimas de la intolerancia religiosa? Para mayor desgracia de la humanidad, estos hechos lamentables se siguen produciendo con una extraordinaria virulencia en los tiempos presentes entre musulmanes y entre estos y el mundo occidental en una espectacular aparición de movimientos religiosos integristas, cuyos orígenes pueden estar en una pésima gestión de los espurios intereses económicos y geopolíticos de las potencias occidentales, pero que no por ello justifica ni aminora la carga religiosa que encierran sus comportamientos.

Aceptar a Dios significa negar la existencia del hecho científico y la repercusión que éste tiene en la sociedad del presente. Pero también es la coartada para el exterminio, la esclavitud, la discriminación sexual, la violación de derechos y la dominación de unos seres humanos sobre otros. Las acciones criminales llevadas a cabo por las organizaciones yihadistas Al Qaeda, el denominado Estado Islámico y la salvaje Boko Haram, que basan su ideología en la interpretación más literal del Corán, como el papel secundario y de esclavitud de la mujer, la instauración de un estado teísta y la guerra santa como instrumento de lucha a muerte contra el infiel, son muestras del sinsentido de las religiones desde sus orígenes hasta nuestros días. Entiéndase, que lo que esta ocurriendo en nuestros días en el mundo islámico no es diferente de lo que ocurriera en siglos no muy lejanos en el mundo cristiano. ¿Cómo es posible que tanta crueldad, como el secuestro de centenares de niñas para ser utilizadas como esclavas sexuales o el asesinato de todo aquel que se atreva a no someterse a la salvaje ortodoxia del grupo dominante, esté fundamentado en creencias religiosas la primera de las cuales alude al supuesto creador del universo y de los seres humanos? No valen los argumentos de una interpretación sesgada de los libros sagrados, en todo caso de una interpretación literal, pues tanto la guerra contra el infiel, como la esclavitud o el sometimiento de la mujer a los caprichos del hombre están escritos de manera clara y contundente en ellos. Y quien se atreva a quemarlos será lapidado hasta la muerte.

Quizás debamos concluir, siguiendo los textos del Antiguo Testamento que nos habla de un Dios irascible, vengativo, exterminador, genocida, maléfico, intolerante, intransigente, vehemente, autoritario, inflexible, inclemente y severo al que hay que temer, que las religiones no sirven sino para hacer el mal, para la destrucción, la desolación y la aniquilación del enemigo. No son interpretaciones sesgadas, basta con leer los citados libros. ¿No es esto lo que ha caracterizado al cristianismo hasta la desaparición de la Inquisición? Pero cabe la interpretación personal, si para superar sus dudas, sus miedos, su estabilidad emocional o conciliar su conciencia, a muchos les vale la creencia en ese dios, a pesar de sus perversidad, aleluya, pero en modo alguno justifica el perjuicio que las religiones han ocasionando a lo largo de la historia y siguen provocando en los tiempos presentes.

Con frecuencia, quienes aluden al hecho religioso como una realidad social que ha inculcado en la sociedad una serie de valores, no tienen en cuenta que la mayoría de  esos valores son ajenos al hecho religioso y otros no son tales sino en términos de las propias creencias religiosas que nada aportan a la sociedad. El amor al prójimo (digamos el respeto a los demás) o a nuestros ascendentes y descendientes no son valores religiosos sino universales, mientras que el amor a Dios es exclusivo de los creyentes y, por mucho que pretendan los defensores de las religiones inculcarlo en el resto de las personas, jamás será universal puesto que no es intrínsico al ser humano la creencia en Dios, mientras sí lo es la solidaridad con los demás. Universales son los valores de justicia, amistad, bondad y respeto hacia los demás. ¿Dónde esta la justicia emanada de las religiones, si no es equitativa sino partidista e irrespetuosa con los demás? No es de justicia condenar a quienes no profesan las creencias religiosas, ni es humano, en el caso de que existieran los paraísos infernales y celestiales, el castigo eterno ni la venta de espacios virtuales de gloria celestial como expiación de los “pecados” cometidos en la tierra.


¿Y que nos importa a la mayoría de los mortales los valores de santidad o los de obediencia a quienes nos intentan esclavizar corporal e intelectualmente? Es falso que el hecho religioso haya aportado valores a la humanidad, muy al contrario, ha limitado las capacidades cognitivas de los individuos sometiéndoles a una ortodoxia cuestionada que limitaba su capacidad de respuesta ante los hechos acontecidos en su entorno y supeditaba su existencia a lo que muchos han denominado como el mayor fraude a la humanidad, la promesa de una existencia después de la muerte.  

1 comentario:

  1. "Religion" es la denominacion de la metafisica judia "expulsionista", que nos han vendido durante varios miles de años los sionistas y demas especimenes semejantes, que han conformado las "sectas religiosas" judio cristianas, judiia mahometanas o judio jacobas, como partidos politicos o 'ideologias' politicas como el judio comunismo, el judio sionismo o uncluso el judio capitalismo mundial de sus 'multinacionales'....
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