viernes, 27 de febrero de 2015

El BOE y la enseñanza religiosa




(Aclaración. Lomce: Ley Orgánica para la mejora de la calidad educativa. Gobierno de España. 9/12/2013)

Acaba de publicarse en el BOE (24/02/2015), sí en el Boletín Oficial del Estado, de un Estado que se dice aconfesional pero que en la practica no lo es, el currículo de la enseñanza de la Religión Católica de la Educación Primaria y Secundaria.

Como individuo no creyente me siento ofendido con las declaraciones que en la citada publicación se manifiesta por parte del Estado, en éste caso del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Que la enseñanza de la religión deba ser una oferta obligatoria para los centros y voluntaria para los alumnos y alumnas, como establece la Lomce, es cuestionable, como el hecho de que sea puntuable en el currículo académico de los alumnos. Para quienes defendemos una educación laica no solo lo cuestionamos sino que negamos ambos extremos y afirmamos que la religión debe formar parte del ámbito de lo privado, de lo familiar y en ningún caso debe involucrar a las instancias del Estado.

Pero éste Estado nuestro no es indiferente a la cuestión religiosa, por el contrario apoya la extensión de las creencias religiosas y favorece muy especialmente a la Iglesia Católica en su tarea de proselitismo y adoctrinamiento de nuestros infantes y jóvenes, con el consiguiente aporte económico en forma de ayudas directas e indirectas (desgravaciones, exenciones fiscales…). Y como aporte especial, como complemento a los textos sagrados del Antiguo Testamento, los evangelios y el resto de libros que componen la Sagrada Biblia, nuestro Estado Católico español aporta como contribución ideológica especial el Boletín Oficial del Estado.

La Resolución de 11 de febrero de 2015 (BOE 24/02/2015), cuya lectura no recomiendo a quienes gocen de un mínimo sentido de lo racional, viene a dar por sentada la importancia que la asignatura de Religión tiene para el desarrollo pleno e integral de la personalidad de los alumnos, dando por supuesta la dimensión religiosa del ser humano. En el mismo ámbito de justificación de la enseñanza religiosa cristiana da como hecho probado que de esta forma se ensanchan los espacios de racionalidad, cuando a continuación viene a afirmar la evidencia (no científica, por supuesto) de la existencia de Dios, un Dios uno y trino a la vez (ya sabemos, el Padre, el Hijo concebido sin intervención corporal masculina lo que permitió a su madre conservar su virginidad y el Espíritu Santo  que vienen a representar en forma de paloma).

Siguiendo con el acto de fe del BOE hemos de reconocer que la iniciativa creadora de Dios tiene una finalidad: establecer una relación de amistad con el hombre (no la mujer puesto que como sabemos por la Biblia se trata de un ser inferior, que no merece consideración alguna). Fuimos creados para ser felices, pero solo si creemos en Dios, puesto que el rechazo a Dios tiene como consecuencia en el ser humano la imposibilidad de ser feliz, aunque nunca leí tal cosa en el Antiguo Testamento, de hecho nada más comenzar el relato bíblico, cuando en los comienzos de la creación solo existían cuatro personas del genero Homo: Adán, Eva y sus dos primeros hijos, resulta que surge la envidia y uno de ellos asesina con perversidad a su hermano. En cualquier caso, el BOE da por supuesto que los no creyentes, ateos, agnósticos, librepensadores, o creyentes de otras religiones no somos felices, a esta calaña a la que pertenecemos se nos niega el derecho a ser felices por nuestra descreencia. 

Para alcanzar la felicidad, o al menos tener la posibilidad de llegar a ella, hemos de asentir con el BOE en que Dios se manifiesta al hombre, que Jesucristo es el destinatario de la revelación de Dios, que es Hijo de Dios, que los animales y el ser humano no se dan el ser a si mismo sino Otro que los hace ser, porque la realidad es signo de Dios y habla de su existencia. El BOE es dogma de fe, solo queda que la ley mordaza recoja la descreencia, el ateismo, la libertad de pensar, en suma el raciocinio como delito.

El BOE de esta forma pretende poner fin a los trabajos desarrollados por Charles Darwin que se esforzaba en hacernos creer lo contrario, es decir que los humanos y el resto de los seres vivos somos frutos de un proceso evolutivo llevado a cabo a la largo de millones de años, eso sí, utilizando el método científico como instrumento de búsqueda de la verdad.

Por fortuna el BOE no cuestiona ni la esferidad de la Tierra, ni hace mención alguna a la vieja teoría geocéntrica que tantos quebraderos de cabeza costo a la Iglesia Católica por querer mantenerla y no enmendarla durante siglos.

No entro en los contenidos, en las materias que conformaran los libros de texto, en los que el BOE entra de manera muy pormenorizada, recogiendo lo enviado por la Conferencia Episcopal, mas sabedora que el propio Estado en materia teológica. Pero que nadie se alarme puesto que el mismo BOE subraya que todo lo dicho esta lejos de una finalidad catequética o de adoctrinamiento.

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