miércoles, 9 de julio de 2014

LEVITICO: Más rituales y sacrificios

NT (texto bíblico): Después de la muerte de los dos hijos de Aarón, heridos al acercarse ante Yavé, dijo Yavé a Moisés: Di a tu hermano Aaron que no entre nunca en el santuario a la parte interior del velo, no sea que muera, pues yo me muestro en la nube sobre el propiciatorio (Lev 16.1-2).

CM (comentarios): Recordemos que los hijos de Aarón fueron asesinados por Yavé ante los ojos de sus padre, de su tío Moisés y de todo el pueblo al cometer una torpeza que no gusto nada al creador. De nuevo describe el texto bíblico un ritual religioso en el que se toma un novillo para el sacrificio y un carnero para el holocausto. Aarón se vestirá con los ropajes que requiera la solemnidad del acto y recibirá de la asamblea dos machos cabrios y un carnero. Degollara el novillo y tomara brasas encendidas y dos puñados de timiama pulverizada para que la nube de incienso cubra el frente del propiciatorio, haciendo con el dedo siete aspersiones. Degollara al macho cabrio y llevara su sangre detrás del velo aspergiéndola. Después santificara el altar con la sangre del sacrificio.

Después tomara el macho cabrio vivo y sobre él confesara todas las culpas e iniquidades de los hijos de Israel. El macho cabrio será llevado al desierto y llevara sobre su cabeza todas las culpas. Así que el pobre animal esta condenado a morir de hambre en la soledad del desierto y con él las culpas de los pecadores. Quizás hubiese deseado correr la suerte de su compañero. 

NT: Esta será para todos ley perpetua; el séptimo mes, el día diez del mes, mortificareis vuestras personas y no haréis trabajo alguno, porque ese día se hará la expiación por vosotros para que os purifiquéis y seáis purificados ante Yavé de todos vuestros pecados (Lev 16.29-30).

CM: De esta forma se va estableciendo el calendario festivo para los hijos de Israel y para aquellos extranjeros que habiten en sus tierras. Se trata de un día para expiar todos los pecados cometidos, que no deben ser pocos dada la connatural impureza del ser humano.

NT: Aarón tomara los dos machos cabrios y presentándolos ante Yavé, echara sobre ellos las suertes, una la de Yavé y otra la de Azazel (Lev 16.7-8). 

CM: En medio de la exposición del ritual aparece de forma inesperada y sin presentación previa un personaje sobre el que se hecha la suerte, se trata de Azazel, al parecer un ángel en desgracia que aparece aquí sin razón alguna. Su explicación quizás venga dada por la pluralidad de escritores bíblicos y en tiempos muy distintos.

NT: A todo hombre de la casa de Israel que degüelle un buey, una oveja o una cabra, sin haberla llevado a la entrada del tabernáculo para presentarlo en ofrenda a Yavé, le será imputada la sangre, ha derramado sangre y será borrado de en medio de su pueblo (Lev 17.1-4). El sacerdote derramara la sangre en el altar de Yavé y quemará el sebo en olor de suavidad a Yavé. Esta será para ellos ley perpetua de generación en generación. Todo hombre de la casa de Israel o de los extranjeros que habiten en medio de ello que ofrezcan un holocausto o un sacrificio pacifico y no llevare la victima a la entrada del tabernáculo de la reunión, será borrado de en medio de su pueblo (Lev 17.5-9).

CM: De cumplirse este precepto, tal como lo ha establecido Yavé, los sacerdotes no han de dar abasto si todo animal que ha de servir para la alimentación de la población ha de ser llevado al templo y sometido al ritual por parte del sacerdote de turno. El solo crecimiento natural de la población haría necesario el incremento proporcional del número de sacerdotes y de tabernáculos.

En los tiempos actuales hay una ley que prohíbe igualmente, bajo pena de multa, degollar a ningún animal sin pasar previamente por el diagnostico del veterinario, que haría aquí las veces de sacerdote ante la victima. De manera racional se han habilitado mataderos colectivos que sacrifican al animal mediante procesos de ejecución en cadena. Pero esto parece estar más sujeto a la lógica sanitaria que a los caprichos de Yavé.

Yavé establece este ritual como ley perpetua para los hijos de Israel, excluyendo al resto de los humanos, es decir a la mayoría, de tamaña barbaridad. De forma que una vez más Dios habla y dictamina para los israelitas, su pueblo elegido o preferido, como queramos, lo que supone una discriminación positiva hacia el resto de los humanos, por cierto mayoritario. Así pues, este Dios es el Dios de la casa de Israel, como Yavé llama a su pueblo, de forma que el resto de los humanos podrán disponer de otro Dios que le represente, poniendo en cuestión la tan manifestada reiteradamente unicidad de Yavé.


Pero no debe ser objeto de desagrado la exclusión de tan severo precepto, sino más bien de alegría ante el castigo derivado de su incumplimiento. A nadie le gusta ser borrado de en medio del pueblo, expresión que no sabemos muy bien que significa, si destierro, exclusión social o muerte. 

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