viernes, 10 de junio de 2016

DEUTERONOMIO: La delación al servicio de las religiones

NT (texto bíblico): Si en medio de ti hubiere hombre o mujer que hiciere lo que es malo a los ojos de Yavé, yéndose tras otros dioses para servirles y postrarse ante ellos, ante el sol o la luna o cualquier otro astro, harás una escrupulosa investigación, si el rumor es verdadero y el hecho cierto llevaras a tus puertas al hombre o la mujer que tal maldad ha cometido y lo lapidaras hasta que mueran. Solo sobre la palabra de dos o tres testigos se condenara a muerte. Las manos de los testigos se alzaran las primeras y después seguirán las del pueblo hasta hacerle morir. Has de extirpar el mal de en medio de ti (DEU. 17.2-7).        

CM (comentarios): Para Yavé no es posible adorar a otro dios que no sea él mismo, no es posible la libertad de religión, ni por consiguiente la libertad de conciencia, ni la libertad de pensamiento, el ser humano ha de estar sometido a un determinismo religioso y consiguientemente social y político, por cuanto que la religión condiciona y determina la actitud de los individuos a lo largo de su existencia. Creer de manera diferente es considerado un mal que debe ser erradicado, extirpado y quien lo practica exterminada porque contamina a los demás, como la peste. De hecho es la práctica que ha llevado a cabo el cristianismo desde sus orígenes, abolir inicialmente el culto a los dioses del mundo romano y, posteriormente, a las nuevas corrientes que dentro de su iglesia se desviaban de la ortodoxia establecida, para continuar con las luchas de religión contra aquellos que a partir del siglo VII habían seguido a un nuevo profeta de nombre Mahoma, que curiosamente reconocían los mismos textos de los judíos y se tachaban de infieles los unos a los otros, y contra las corrientes protestantes surgidas en su propio seno en el siglo XVI fruto de la corrupción dominante en los Estados Pontificios. En todos los casos se aplicaban las técnicas del momento, torturas, hogueras, ahorcamientos y las dominantes en cada escenario bélico. En los tiempos, que no fueron pocos, en los que campaba a sus anchas por los reinos de Europa la Santa Inquisición no menudeaban los casos de delaciones en los que la palabra del delator era suficiente para emprender un proceso en el que los sádicos franciscanos o dominicos podían ejercer la tortura para satisfacción propia, y la Iglesia imponer el terror y con ello el pensamiento único sometido a los dictámenes de la jerarquía religiosa. La muerte va intrínseca a las religiones, así lo dice la Biblia, o se está con Dios o serás muerto, en última estancia esta el infierno, que es como decir: te perdonamos la vida en la tierra pero te consumirás en un fuego eterno en la otra vida.   

Por el contrario el Islam no parece haber evolucionado como el Cristianismo, que esta intentando adaptarse a las nuevas costumbres y corrientes de opinión y a las tecnologías con tal de no perder demasiado de sus seguidores, y permanece en sus inicios hasta el punto de no ser extraño encontrarnos con noticias actuales en las que se dilapida a un hombre o mujer (ciertamente abundan más estos últimos casos, fruto de la intolerancia hacia la libertad de las mujeres) por incumplimientos de determinados preceptos marcados por la Yihad, sin que exista un juicio de por medio, basta, como dice la Biblia que el rumor se haya confirmado y existan al menos dos testigos (que pueden estar compinchados por animadversión a la victima).  

Lapidar a una persona hasta la muerte, cualquiera que sea la sinrazón que lleve a realizar tal practica, resulta para cualquier mente lucida, razonable y bondadosa, un acto criminal, abominable, cruel, sádico e inhumano, de la misma forma que lo es cualquier forma de tortura. ¿Cómo puede ser, por tanto, que un ser, superior, al que se le debe suponer los atributos extremos de bondad y clemencia, mandate delatar y determine que el delator y todo el pueblo participen en acto tan brutal? ¿No sería esta razón suficiente para renegar de tal dios? Sin embargo gran parte de los humanos, no solo no reniegan de él sino que le siguen y se someten a sus dictados.


Que bueno que seria que cada cual adore a quien considere mas conveniente, ya sea un astro, una idea, o se olvide de estas creencias y se entregue al conocimiento.  

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