sábado, 18 de octubre de 2014

LEVITICO: Santidad y fallos en la creación

NT (texto bíblico): No imitéis las costumbres de las gentes que yo voy a arrojar por delante de vosotros, ellos hacían estas maldades y yo los aborrecí. Yo os he dicho: Vosotros poseeréis esa tierra, yo os la daré en posesión; es una tierra que mana leche y miel. Yo Yavé, vuestro Dios, que os he separado de las gentes (Lev 20.23-24).

CM (comentario): Una vez más Yavé menosprecia a los restantes pueblos no elegidos por él, a los que se les supone costumbres que no son de su agrado y son malvados, hacen todo aquello que Yavé aborrece y por ello serán desalojados de sus tierras y condenados a la muerte, al hambre y al exterminio.

¿Este Yavé de la Biblia fue el autentico creador del cielo y de la tierra, de todos los seres vivientes, incluidos las humanos o se trata del personaje exterminador de un cuento malvado? No es asumible, no es concebible, que el dios creador de los humanos denigre de ellos, reniega de su obra hasta el punto de arrojar de su tierra a unos pueblos para que sea ocupada por otro, el elegido por él mismo; como el padre que expulsa de su casa y abandona a sus hijos al hambre y a la desaparición en bien de uno de ellos, el favorito, el elegido. Pero, ¡como extrañarnos¡, si condenó a toda la población existente en la tierra a morir ahogados cuando decidió enviarles un diluvio que arraso con todo, salvo la familia de un tal Noe, a quien le anuncio la desgracia venidera y le ordeno construir un arca o barcaza para que pudiera salvarse y la creación no hubiese sido en balde.

Definitivamente, el hombre, con todas sus imperfecciones, es sobradamente mejor que este Yavé que nos dibuja las llamadas sagradas escrituras.

NT: Yavé ordena a los sacerdotes que ninguno se contamine por un muerto, a no ser por un próximo consanguíneo (Lev 21.2). Si la hija de un sacerdote se profana prostituyéndose, profana a su padre y será quemada en el fuego (Lev 21.9). Tomará virgen por mujer, no viuda, ni repudiada, ni desflorada, ni prostituida. Tomara una virgen de su pueblo (Lev 21.13-14).

CM: El sacerdote es un hombre santo, las escrituras ya relegan a la mujer a estar bajo el dominio del varón y por consiguiente no puede asumir el papel de sacerdotisa, es más ni siquiera se lo plantea, como si fuese algo natural la condición de inferioridad de la mujer respecto del hombre. La mujer es impura, su menstruación es pura impureza, durante ese tiempo la mujer esta contaminada, como están contaminados los cadáveres que el sacerdote nunca deberá tocar porque seria una profanación, una mancha a sus santidad, salvo que se trate del cadáver de un ser próximo en consaguinidad, el padre, la madre, su hijo o hija, hermano y hermana virgen, porque naturalmente si no fuese virgen seria contaminado.

Es obsesiva la persistencia en lo impuro, cuando cuantas cosas existen fueron creadas por Yavé, un ser en extremo puro, según las propias escrituras sagradas. Como obsesiva es la postura ante la virginidad, que la Iglesia Católica ha heredado hasta el punto de hacer creer a sus seguidores que Jesús, hijo encarnado de Yavé, nació de una virgen, contradiciendo  la mismísima naturaleza.

El sacerdote es un personaje cargado de santidad, supuesta santidad, de tal manera  si su hija se prostituye, no sabemos si se refiere al hecho de vender su cuerpo para placeres sexuales o entrega voluntaria al placer sin compensación económica, deber ser incinerada en vivo. Un castigo cruel en el que aun creen algunos integristas religiosos musulmanes.

NT: Yavé hablo a Moisés, diciéndole: Habla a Aaron y dile que ninguno de su estirpe que tenga una deformidad corporal se acercara a ofrecer el pan de tu dios (Lev 21.16-24).

CM: El pobre Aaron, después de tanto sacrificio y de tanta ayuda como le ha aportado a Moisés y al propio Yavé, no goza del privilegio de la palabra de Yavé, éste siempre ordena a Aaron por medio de Moisés, que no hace sino de permanente intermediario entre Dios y su hermano, autentico artífice de los designios de Yavé.

Con esta orden el sacerdocio, que ya estaba encomendado a los herederos de Aaron, queda limitado a quienes estén sano de cuerpo, se excluyen a los ciegos, cojos, tuertos, mutilados, monstruosos, jorobados, enanos, mancos, sarnosos, tiñosos, hernioso, etc. Son todos seres impuros, errores de la creación, fallos en la maquinaria creadora. ¿Cuál sería la intención de Yavé al permitir el nacimiento de seres con imperfecciones físicas? O quizás se le escapase de las manos. Puede que ni siquiera Yavé fuese un ser tan perfecto, bien es cierto que si la crueldad no es un atributo de perfección, el personaje que tales mañas practica ha de gozar de tales atributos.

NT: De nuevo Yavé envía órdenes a Aaron, como sumo sacerdote, a través de Moisés. Cualquiera de vuestra estirpe de vuestras generaciones que tenga sobre si alguna impureza, guárdese de acercarse a las cosas santas. Si lo hiciere será borrado ante mi (Lev 22.1-3).

CM: De nuevo la obsesión por la impureza. Además de quienes poseen tara física, ahora se refiere a los leprosos, o quienes tocan cadáveres o este impuro por múltiples acciones. Establece todo un sistema “legislativo” de prohibiciones y exclusiones, en las que se incluyen los esclavos de los sacerdotes, la hija de sacerdote casada con un extraño, viuda o repudiada, con o sin hijos (Lev 22.4-16).

Naturalmente el incumplimiento de estos preceptos, que no suponen en ningún caso un atentado ante los demás, sino ante Yavé, son condenados a dejar esta vida, serán borrados de este mundo, para pasar al reino de los muertos.

NT: Ordena Yavé que cualquier animal ofrecido en sacrificio deberá estar exento de defecto alguno, enumerando los distintos tipos de imperfecciones (Lev 22.17-33). Ningún animal deberá ser ofrecido antes de pasar siete días desde su nacimiento.


CM: Es sorprendente el grado de detalle que se establece en las condiciones en que un animal, becerro, cordero o cabrito, debe ser sacrificado, significando con esto la importancia que estas escrituras otorga al sumo hacedor, al que hay que rendirle constante pleitesía, de tal suerte que la vida gira alrededor de la divinidad y de su adoración. Las leyes están orientadas al sacrificio, a la conducta en relación con los mandatos de Dios, en sumo a un Estado Teocrático.

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