martes, 25 de marzo de 2014

EXODO: Los israelitas, un pueblo de dura cerviz

NT(texto bíblico): Mando Yavé a Moisés construir dos tablas de piedra y llevárselas a la mañana siguiente para escribir en ellas lo que estaba escrito en las que rompió (Ex. 34.1-4). Al día siguiente Moisés sube al monte y se dirige a Yavé en estos términos: “Dios misericordioso y clemente, tardo en ira, que mantiene su gracia por mil generaciones y perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, pero no los deja impunes y castiga la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación” (Ex. 34.6-7).

CM(comentarios): Moisés conoce bien a Yavé el misericordioso y clemente, pero también el castigador, perdona pero no deja nada impune, es decir castiga y perdona después, esta es la misericordia divina, nadie se libra del castigo, ni siquiera sus descendientes por cuatro generaciones, de forma que los hijos, nietos y biznietos deben seguir siendo castigados por el pecado cometido por sus progenitores y los progenitores de sus progenitores. Una autentica barbaridad que no se sostiene ni hoy ni ayer, y que muestra la nula capacidad misericordiosa de Yavé y de sus seguidores, comenzando por el representante e  interlocutor de la divinidad, Moisés.

NT: Moisés no se siente capacitado para llevar a su pueblo sin la dirección de Yavé y éste le dice que hará prodigios como no se han hecho jamás, hará cosas terribles, arrojará a los pueblos antes mencionados y ordena a Moisés no pactar con esos pueblos, derribad sus altares, romped sus cipos y destrozad sus aseras y no adores a otro dios que a mi porque soy celoso (Ex. 34.8-16).

CM: De nuevo Yavé muestra su falta de piedad para con el resto de pueblos que no le adoran; al menos podría darles la oportunidad de conocerlo, mostrarles su poder y hacer que abandonen sus creencias para creer exclusivamente en Yavé, dado que es el único dios, pero por el contrario parece más interesado en ser solo el dios de Israel, de forma que condena de antemano a todos los que no sean su pueblo elegido, pueblo por otra parte tan digno o indigno como los demás, puesto que el propio Yavé reconoce la maldad de su pueblo, a quienes tanta veces se ve obligado a castigar por incumplir sus preceptos. Pero también reconoce su propia maldad al manifestar que hará cosas terribles.

NT: Yavé sigue enumerando los preceptos que han de cumplir los israelitas, no hacer dioses de metal, guardar las fiestas, todo primogénito es de Yavé y será redimido, descansar el séptimo día, tres veces al año se prosternaran ante Yavé, no asociar el pan a la sangre de la victima, llevar a la casa de Dios las primicias de los frutos del suelo. Estuvo Moisés cuarenta días y cuarenta noches en el monte Sinaí sin comer ni beber, mientras Yavé escribía en las tablas los diez mandamientos de la Ley. Bajó Moisés radiante al campamento y así lo vieron los hijos de Israel (Ex 34.17-35).

CM: Ya en el versículo Ex. 24-18 nos dicen que Moisés estuvo en el Sinaí, cuarenta días y cuarenta noches, allí le dice como tiene que construir el tabernáculo y todo lo demás y le entrega las tablas de piedra con su ley escrita escrito con su prodigioso dedo. Los israelitas, viendo que Moisés tarda en bajar fabrican el becerro de oro, ¡que ganas de adorar a alguien o a algo! Moisés se enoja y tira las tablas y las rompe (Ex. 32.19), así que tiene que volver a hablar con Yavé para encargarle otras nuevas. Moisés vuelve a subir al monte Sinaí y Yavé le vuelve a enumerar las leyes que han de cumplir y ha transcurrido de nuevo cuarenta días y cuarenta noches, cuando baja Moisés con las nuevas tablas lo hace de forma radiante, no enojado como antes por culpa del becerro de oro que ya destruyera Moisés en la primera bajada.


Así pues debemos deducir que Moisés pasó en total ochenta días y ochenta noches en el Sinaí, en dos fases, todo por culpa del dichoso becerro y la ruptura de las primeras tablas; salvo que se tratase de dos interpretaciones distintas, escritas por dos autores distintos y mezclados sin corrección. En cuyo caso ¿Cuál seria la verdadera versión? ¿hubo becerro de oro o no? ¿se confeccionaron dos bloques de tablas o solo uno? ¿Era el pueblo israelita de tan dura cerviz? Así pues si hemos de poner en duda algunos de los versículos, ¿Por qué no poner en duda a todos? En definitiva no es más que el fruto de la imaginación de unos escritores anónimos en tiempos desconocidos.

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