viernes, 4 de octubre de 2013

EXODO. El descontento de los israelitas

NT (texto): Partieron de Sim, según las etapas que Yavé les ordenaba y acamparon en Rafidim en donde no hallaron agua (Ex. 17.1). Se querellaron contra Moisés a quien les reprochaban haberles sacado de Egipto, para matarlos de sed a ellos, sus hijos y sus ganados (Ex. 17.3). Moisés clama a Yavé ¿Qué voy a ser yo con este pueblo? Poco más y me apedrean. A lo que Yavé le dice que vaya delante con los ancianos hacia la roca de Horeb, hiere la roca con el cayado y saldrá agua para que beba todo el pueblo (Ex. 17.5-6).

CM (comentario): Yavé dirige a su pueblo por la ruta que tiene concebida, sin que Moisés, Arón, los ancianos y el resto del pueblo la conozcan. Realmente es ir como borregos, sin planificación, sin orientación, sin rumbo aparente. De nuevo el pueblo de Israel reprocha a Moisés haberle sacado de Egipto para pasar hambre y sed. No dice el texto bíblico cuantos israelitas murieron en la travesía, cuantos niños, ni cuanto ganado. Pero a tenor de lo descrito hemos de deducir que debieron de morir miles de personas, por enfermedad, de hambre y sed, aunque Yavé siempre estuviera presente para sacar del atolladero a los supervivientes.

Y a Moisés hemos de imaginárnoslo sumamente enfadado, sin saber que hacer ante tanta desgracia, él un líder involuntario, que se opuso ante Yavé a ejercer esta responsabilidad y lo único que consiguió fue que aquel le ofreciera a su hermano Arón para que ejerciera de su lugarteniente, era mas locuaz que el y mas capacitado para el liderazgo.

Las enseñanzas del Éxodo se basan en la confianza en Dios, quien sacará a su pueblo de cualquier situación penosa, en ningún momento se confía en la capacidad del ser humano para decidir su propio futuro. El pueblo israelita no decidió salir de Egipto, ni elegir el momento de la salida, ni la ruta, ni la de elegir un jefe o comité de sabios para tomar las decisiones más acertadas en cada momento. Caminan sin conocer el camino, deben confiar en Moisés quien esta directamente bajo las ordenes de Dios.

A lo largo de la historia de la humanidad los seres humanos han tenido que superar situaciones catastróficas o sucumbir a ellas, en ocasiones por los cambios de temperatura, por catástrofes naturales, por enfermedades contagiosas y siempre han contado con sus propios medios y su capacidad de adaptación al entorno.

En otras ocasiones las calamidades han venido provocadas por los mismos seres humanos, unos pueblos contra otros en guerras de dominación, con armas cada vez más sofisticadas y destructivas. Millones de personas han sido victimas de las decisiones de los propios hombres, a lo largo de milenios de civilización. En ningún momento estuvo la mano de Dios ni para evitarlas ni para fomentarlas, aunque en ocasiones, si estuvo los intereses partidistas de los representantes de Dios en la Tierra.

Tampoco estuvo Dios en la evitación de catástrofes naturales con consecuencias destrozas para pueblos enteros, ni estuvo para evitarlas ni lo estuvo para promoverlas. Ni las inundaciones las manda Dios ni tampoco las prohíbe. Es la naturaleza misma quien, en ocasiones desata su fuerza, ajena a los hombres, porque la naturaleza esta viva aunque carece de inteligencia. En cambio los hombres si poseen esta inteligencia y con frecuencia la utiliza para causar el mal en sus semejantes, sin que Dios actúe ni pueda actuar.

Así pues, si la historia que nos cuenta el Éxodo fuera cierta, significaria que los israelitas decidieron libremente salir de Egipto, eligieron a un líder, Moisés y se encaminaron hacia una tierra que se les prometia fértil. Algunas de las calamidades o plagas de Egipto, bien pudieran haber ocurrido en alguna media, aquellas razonables y en épocas bien distintas, unidas en el tiempo y exageradas por los autores bíblicos para dar dimensión divina a los episodios. Quizás los israelitas se equivocaron en la ruta y esto les llevara a darse un paseo innecesario por el desierto y a pasar hambre y sed.

Pero no es comprensible el interés del Éxodo en destacar a un Dios, que para mostrar su poder y su divinidad, utiliza el mal, cuando se entiende que el Dios de los judíos, de los musulmanes y de los cristianos es un Dios bondadoso, misericordioso y justo. Salvo que los creyentes crean que matar a los primogénitos de las familias egipcias sea un acto de justicia y una acción bondadosa. Si existe otra interpretación a estos hechos significaría que el literal de la Biblia no tiene sentido, en cuyo caso estos libros sagrados tendrían que ser cuestionados.

Pero cualquiera que pueda ser la interpretación hay un hecho claro que refleja los escritores bíblicos y es la voluntad de Dios de hacer lo que allí esta escrito. Entonces si alguien dice que Dios es un ser injusto, inhumano, cruel, perverso, etc. no estaría reflejando sino lo que dice la Biblia y no por ello debe ser condenado, aunque se pretenda justificar estas acciones injustificables del creador de los cielos y de la tierra y de todos los seres vivientes.


Si la Iglesia Católica desterró al llamado Índice de Libros Prohibidos a todos aquellos escritos que atacaban a Dios, bien podían haber enviado también estos libros sagrados al citado Índice. 

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