viernes, 16 de noviembre de 2012

EXODO: Moisés, el elegido



NT: Estaba Moisés apacentando el ganado de su suegro cuando vio una zarza que ardía y no se consumía (era el ángel de Yavé en llama de fuego) (Ex. 3.1-3). Yendo a observar de cerca oyó la voz de Dios que le decía haber visto la aflicción de “mi pueblo” y oído sus clamores y que bajaba para librarle de los egipcios y llevarle a una tierra que mana leche y miel, la tierra que habitan cananeos, jeteos, amorreos, fereceos, jeveos y jebuseos (Ex.3.7-8). Ve pues, yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, a los hijos de Israel de Egipto (Ex. 3.10).  

CM: En dos ocasiones menciona Dios al pueblo de Israel en primera persona, suponiendo que Dios goce de personalidad, como su pueblo.

Quiso Yavé (Dios del pueblo de Israel, como si hubiera otros dioses) que su pueblo fuese a Egipto haciendo a José el primer ministro del faraón, su valido, que este acogiera a todo su pueblo con honores y favores contra los intereses del pueblo egipcio que sufría las consecuencias de siete años de sequía extrema y las derivadas de la esclavitud a que fue sometido al quedar desprovisto de todas sus pertenencias. Pero muerto José y el propio faraón protector (que no se sabe quien fue), la multiplicación del pueblo de Israel dio origen a su persecución y entonces Dios se ve obligado a cambiarlos de sitio. ¿Por qué no  decidió que se quedaran en Egipto? ¿No hubiera sido mejor que se mezclaran con los egipcios y se hubiesen integrado en su cultura, hubieran impuesto su religión monoteísta, puesto que eran tantos y se habrían ahorrado tantas persecuciones posteriores? Pero entonces el antiguo testamento hubiera llegado a su fin y el fin de las religiones no es otro que tergiversar cuanto mas mejor.

¿Por qué no se quedaron en Canán tierra que mana leche y miel?, sin embargo tuvieron que ir a Egipto porque en Canán había mucha pobreza, ¿en que quedamos?

Pues bien, Moisés que seguramente vivía bastante bien en casa de su suegro rico, en donde había creado ya una familia, se ve obligado a cumplir el difícil mandato divino de enfrentarse al nuevo faraón y encaminar a su pueblo, al pueblo de Dios, los demás pueblos no sabemos exactamente de quienes son. Después se quejan de que los egipcios adoren a otros dioses.

El pueblo de Israel, ante el sufrimiento al que le somete el faraón, según la Biblia, no se revela sino que acude a Dios, como han hecho a lo largo de la humanidad y siguen haciendo aún muchos creyentes ante la adversidad, acudir a Dios para conseguir la ayuda que nunca llega y dar gracias porque el mal no hubiese sido mayor (resignación).

La Biblia se olvida sin embargo del sometimiento del pueblo egipcio, que fue sometido a la esclavitud tras los años de sequía, pero este no es el pueblo elegido por Dios, así que su destino importa poco a los ojos del creador. Como vemos las sagradas escrituras están llenas de gestos de una moral cuanto menos dudosa.

NT: ¿Y quien soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel? dijo Moisés. Ante las dudas de éste, Dios le responde que estará con él, que cuando haya terminado su misión deberá rendirle culto en este lugar (Madian, en  el desierto arábigo), que debe reunir a los ancianos de Israel y decidles que el Dios de sus antepasados se le ha aparecido y que le ha encargado la misión de llevarle a la tierra que mana leche y miel, que se deberán presentarse al rey de Egipto y comunicarle que su Dios Yavé se le ha aparecido y han de caminar durante tres días al desierto para realizar un sacrificio, bajo la amenaza de castigar a Egipto con toda suerte de prodigios y que saldrán con objetos de plata, oro y vestidos y los despojos de Egipto (Ex. 3. 11-22).

 CM: Solo como un cuento de niños podría dar entendida semejante historia, aunque no seria aconsejable para niños por los mensajes malvados que encierra. Se trata de un texto muy largo en el que Moisés desconfía, que les dirá a sus hermanos de raza sobre la personalidad de quien le envía, cual es su nombre y Dios responde que “yo soy el que soy”, o sea que le envía “el que es” y con eso ya esta todo claro. Imaginemos a Moisés tratando de no llevar la contraria a Dios pero al mismo tiempo no sabiendo como abordar un encargo tan descerebrado. Y como Dios es el que es, tendrán que rendirle homenaje cuando hayan culminado su égida, tan seguro como está Dios de sus propósitos. Así que doble encargo, que Dios no hace nada gratis.

Dios pretende salvar a su pueblo de la opresión de los egipcios, cuando debería decir de la oligarquía dominante y también podía preocuparse de salvar a los egipcios esclavizados por el régimen deísta del faraón.

Y como no podía ser de otra forma, Dios debe salirse con la suya y esto siempre es a costa de la miseria de terceros, el castigo de Egipto si este no deja salir al pueblo de Israel.

NT: “No van a creerme, no van a escucharme; me dirán que no se me ha aparecido Yavé” (Ex. 4.1).

CM: Parece que Moisés no tiene un pelo de tonto y no entiende como van a creerle, seria de locos, además ¿quien es él? que huyo de Egipto hace algunos años por cometer un asesinato. Solo será conocido en palacio, que es donde vivió durante unos años. Y además debe presentarse al faraón, con quien probablemente jugo de niño. Otra cosa distinta es que se presente con un plan de rebeldía ante la opresión del faraón, tendría que obtener la confianza de los suyos. Elegir un equipo de hebreos dispuestos a liderar un levantamiento o un plan de huida sin que puedan ser vistos por los vigilantes del faraón. En fin algo descabellado, incluso para un cuento.     

Imaginemos también a Dios tratando de convencer a Moisés, quizás se equivocara al elegir a Moisés, quizás hubiera entre los hebreos algún otro mas predispuesto a llevar a cabo la misión, conocedor por otra parte de la amargura de su pueblo al vivirlo en sus propias carnes, mas proclive a creer sin hacer preguntas como hacían Abraham, Isaac o Jacob.

NT: Ante la incredulidad de Moisés Dios obra un milagro, convierte el cayado de Moisés en serpiente y de nuevo en cayado cuando este la prende (Ex. 34.1-4).

CM: Dios tiene que recurrir al ejercicio de la magia para convencer a Moisés, quien primero se asusta al ver a su cayado convertido en serpiente. Ante tanto prodigio a Moisés no le queda otra opción que hacer lo que le mandan, no sea que le conviertan también a él en algún que otro reptil o bicho mas repugnante.

NT: Dios volvió a hacer una nueva demostración a Moisés mandándole que metiera la mano en su seno y al hacerlo la saco cubierta de lepra, tras volver a hacer la misma operación, la lepra fue curada. Díjole Dios: si no te creen a la primera señal, te creerán a la segunda y si ni aun a esa segunda creyeran, tomas agua del río y la derramas en el suelo y el agua que tomes se volverá en el suelo sangre (Ex. 4.8-9). Moisés sigue mostrándose receloso pues manifiesta no ser hombre de palabra fácil, es torpe de boca y se le traba la lengua (Ex.4.10), a lo que Yavé le recuerda que él es el que hace al sordo y al mudo, al que ve y al ciego y le manifiesta que él estará en su boca y le enseñara lo que ha de decir (Ex. 4.11-12). Moisés pide a Dios que encargue a otro el mensaje, lo que provoca la cólera de Dios quien le recuerda que tiene un hermano Arón, de fácil palabra, él hablara por ti al pueblo y te servirá de boca y tú serás Dios para él (Ex. 4.14-16).

CM: Esta claro que ni con milagros quiere Moisés llevar a cabo el encargo de Dios, por muy Dios que este sea, ni convirtiendo el bastón en serpiente, la mano sana en mano leprada o el agua derramada en sangre. La nueva excusa que pone Moisés es que no es hombre de verso fácil, que es torpe en el habla, pero Dios le dice que estará con el, que pondrá las palabras en su boca, pero ni con esas, Moisés se atreve a proponerle que por favor, que envíe a otro y le deje a él en paz. Pero, ¿que Dios es este que tiene tan poca capacidad de convencer? 

Naturalmente, Dios entra en cólera, algo impropio de un ser tan perfecto, porque no puede entender que ante tanto despliegue de recursos dialécticos e de instrumentos mágicos puestos al servicio de Moisés, éste se siga negando a obedecer sus órdenes, no de malas maneras desde luego. La verdad es que este Dios deja muchos interrogantes en el aire, en estos momentos no esta demostrando ser quien dice que es y sus supuestos atributos están haciendo aguas.

Dios ha elegido que sea Moisés quien lleve a cabo la misión de sacar a su pueblo de Egipto y no abandonara su pretensión, seria un fracaso extremo, así que se saca de la manga al hermano de Moisés, Arón, que es un hombre de verbo fácil y le ayudara en su misión, se trata pues de un acuerdo transaccional que Moisés acepta como mal menor, aunque quizás no recuerde demasiado a su hermano, puesto que fue entregado por su madre a la hija del faraón cuando aún era un niño.

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