sábado, 1 de noviembre de 2014

LEVITICO: El calendario laboral y las fiestas de guardar

NT (texto bíblico): Seis días trabajareis, pero el séptimo que es sábado, es santo, día de descanso y de santa asamblea (Lev 23.1-3). A continuación establece las fiestas de Pascua (el día catorce del mes primero), el día quince es la fiesta de los ázimos. Durante siete días comeréis pan sin levadura. Ofreceréis por siete días consecutivos sacrificios a Yavé (Lev 23.5-8).

CM (comentarios): Yavé, parece interesado por establecer un calendario laboral, por cierto muy parecido al actualmente vigente, la semana de siete días, en la que el séptimo se descansa, para unos el sábado, para otros el domingo y para otros ambos. Pero que nadie se engañe, este descanso se establece para adorarle y rendirle pleitesía. Para los cristianos el domingo es el día en que hay que ir al templo  y asistir al sacrificio de la misa, en este caso, del hijo de Dios, que murió para redimir a la humanidad de sus múltiples pecados.

NT: Cuando recolectéis, llevareis al sacerdote una gavilla de espigas y sacrificareis en holocausto un cordero primal sin defecto, la acompañareis con dos décimas de flor de harina, como ofrenda de combustión de olor suave a Yavé, la libación será de vino, un cuarto de hin (Lev 23.9-13).

CM: Se trata de las primicias, del primer fruto de las cosechas de las tierras que Yavé va a otorgar al pueblo de Israel al llegar a las tierras fértiles de Canán y en agradecimiento se entregaran  en ofrenda para el sacrificio festivo, que Yavé describe con todo detalle.

NT: A partir del día siguiente al sábado en que traigáis la gavilla de espigas, contareis siete semanas. Entonces ofreceréis a Yavé una nueva oblación (Lev 23.15-16).

CM: Describe a continuación la oblación, dos panes caseros hechos con dos décimas de flor de harina y cocidos con levadura, siete corderos, un novillo y dos carneros. También un macho cabrio y dos corderos en sacrificio pacifico. Suponemos que los panes corresponden a cada familia, pero los animales a toda la comunidad, porque en caso contrario seria la ruina para los pobres campesinos. En cualquier caso se trata de una orgia de sangre, fuego y olor suave (esto último de difícil consecución) para mayor alegría de Yavé. Es la fiesta de Pentecostés.

NT: El séptimo mes, el día primero, tendréis fiesta solemne, ofreceréis a Yavé sacrificios de combustión (Lev 23.23-25). El día décimo del séptimo mes es el día de la expiación, os mortificareis. Todo el que ese día no se afligiere o realizara un trabajo cualquiera, será borrado de en medio de su pueblo (Lev 23.26-31).

CM: Yavé continua implantando e imponiendo su calendario festivo bajo pena de muerte. Las fiestas han de cumplirse de manera obligada y conforme a lo establecido por Yavé, siendo contraria a la realización de cualquier trabajo. Y esto ha de cumplirse por las generaciones venideras. Quizás Yavé no tuviera la suficiente visión de futuro como presuponer que algunos siglos más tarde fuera preciso atender determinadas tareas de mantenimiento o de realización de servicios públicos o privados. Al menos podría haberse cubierto las espaldas evitando que estos preceptos tuvieran proyección por las generaciones futuras, pero Yavé no fue un iluminado respecto del futuro, estaba demasiado preocupado por el presente y tan cansado quedo que no ha vuelto a dar señales de vida.

NT: El día quince de este séptimo mes es la fiesta de los tabernáculos, durante siete días. Estas son las fiestas de Yavé que convocareis para tener en ella asamblea santa y ofrecer a Yavé sacrificios de combustión, holocaustos y oblaciones, victimas y libaciones, cada día lo que corresponda. Morareis los siete días en cabañas, para que sepan que yo hice habitar en cabañas a los hijos de Israel cuando los saque de las tierras de Egipto (Lev 23.33-44). Narra a continuación como han de mantenerse encendidas las luces del tabernáculo y como ha de disponerse todo para el sábado (Lev 24.1-9).

CM: Es la semana grande de fiestas en honor de Yavé que se ha de celebrar todos los años de generación en generación. Pero unas fiestas un tanto penosas puesto que obliga a los israelitas a abandonar sus cómodas casas para habitar, durante esos días, en cabañas, con objeto de recordar los malos tiempos de la marcha por el desierto de Sinaí. Pero, si en cambio les era permitido algún tipo de diversión y de solaz y si además tenían la posibilidad de acomodar sus cabañas, lejos de las calamidades pasadas, la celebración seria más llevadera. 


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