Las religiones monoteístas, judaísmo,
cristianismo e islamismo, se han basado en los relatos bíblicos para crear su
doctrina religiosa, y en consecuencia aceptaron como validas las narraciones bíblicas
en cuanto al origen del universo y del hombre, y la moral que de ella se
deduce: papel secundario y de sometimiento de la mujer respecto de la
superioridad masculina, diferencias entre los humanos (reconocimiento de la
esclavitud), temor a la divinidad, código de conducta para alcanzar el paraíso
celestial o casta sacerdotal como intermediara ante la divinidad.
En el proyecto inicial de estas
religiones estaba la anulación de la capacidad intelectual de los seres
humanos, pero ni las penalidades y miserias que los humanos han sufrido a lo
largo de los siglos, en gran parte debida a la confluencia de intereses entre
los poderes políticos y religiosos, ni los múltiples obstáculos y condenas al
desarrollo del pensamiento y a la investigación del cuerpo humano y al resto de
disciplinas del saber, han conseguido neutralizarla. El proyecto de un mundo
ordenado conceptualmente y de unas relaciones sociales inamovibles solo fue
posible mantenerse con la opresión de las mentes y la persecución de la
discrepancia –hasta la hoguera-, todo en aras del reconocimiento de manera
obligada de los dogmas establecidos por quienes se asignan la representación de
dios en la Tierra. La apertura al conocimiento de un mundo diferente suponía un
cuestionamiento de los principios en los que se basaban estas religiones, un
planeta Tierra como centro del universo, el hombre como máximo exponente de la
creación, y Dios como artífice y responsable, para bien o para mal, de cuanto
acontece en nuestro mundo, tanto de carácter colectivo como individuales, ya
sean fenómenos o catástrofes naturales, epidemias, enfermedades o penurias de
cualquier tipo. Todo es fruto de la voluntad de dios.
La nueva cosmología y la paleontología,
principalmente, han venido a demostrar la falsedad de la concepción bíblica del
origen del universo, es decir, el fenómeno de la creación por parte de un ser
superior. La teoría de la evolución de las especies, junto con el análisis de
los estratos y materiales fosilizados de especies vegetales y animales
confirman como muchas de estas especies han desaparecido y todas han
evolucionado desde otras preexistentes, hasta las primeras formas de vida
bacterianas, desmintiendo que ningún ser superior haya influido en la aparición
de las diferentes especies vegetales o animales.
De forma análoga, otras
disciplinas científicas han venido a demostrar la inexistencia de inferioridad
en los seres humanos por razón de etnia, sexo o condición sexual. La supuesta
igualdad ante dios de todos los seres humanos, mantenido por estas religiones,
se contradice con su defensa de la desigualdad en la Tierra. Ni la esclavitud,
ni la inferioridad de la mujer respecto del hombre, ni la superioridad de unos
pueblos sobre otros, como establece la Biblia, pueden ni deben establecer los
modelos de relación entre las personas. Mas bien al contrario, las condiciones
de manifiesta desigualdad entre los seres humanos deberían ser paliadas o
resueltas por la propia sociedad, sin embargo no solo no han sido objeto de
condena o repulsa por parte de las religiones sino que ha sido utilizada, de
manera análoga a la ignorancia de la población, en su propio beneficio con el
ofrecimiento de un inexistente paraíso celestial.
Igualmente los nuevos modelos de
conducta sociales, los cambios en la mentalidad de las personas y sus
relaciones entre si, dan origen a una nueva concepción de la moralidad, por
mucho que ésta haya sido considerada como inmutable e incuestionable durante
siglos, tales como la convivencia fuera del matrimonio, las relaciones entre
personas del mismo sexo o la evitación del dolor en el parto –según la biblia
la mujer ha de parir con dolor por su supuesto pecado original-, en la
enfermedad o en la proximidad a la muerte. El Antiguo Testamento establece un
sistema de conducta imposible de concebir en nuestras sociedades occidentales y
un sistema penal aberrante y desproporcionado con respecto al delito cometido.
Nada de esto es concebible hoy día salvo en los ambientes dominados por el integrismo
religioso de ambas religiones.
Así pues, si los principios de las
religiones monoteístas han sido, no solo cuestionados sino demostrados como erróneos
y los códigos de conducta superados por las nuevas costumbres y modos de vida,
¿Cómo es posible que las religiones gocen aún de tantos seguidores? ¿Cómo es
posible que en las sociedades abiertas, libres y democráticas muchas
autoridades presten juramento ante la Biblia? ¿Cómo es posible que en estas
sociedades se invoque con tanta frecuencia a Dios y a su corte de ángeles,
santos y vírgenes? ¿Cómo son posibles los Estados teístas? Todo esto parece
contradictorio con el pensamiento de una época.
Son preguntas difíciles de
responder. Los países de mayoría islámica han dado la espalda a la ciencia y
viven al margen de los acontecimientos científicos, los índices de escolarización
infantil son bajos y predomina la enseñanza del Islam sobre otras materias. En
todo caso son claves para el mantenimiento de las religiones la ignorancia y
una educación religiosa en las escuelas infantiles y en el seno de las
familias, cuando se inicia el desarrollo del cerebro y antes de que los ciclos
educativos comiencen a desarrollar en los niños la curiosidad científica.
Tienes razón Laureano al realizar esas preguntas.
ResponderEliminar¿ Como es posible que en el siglo XXI se sigan produciendo esas situaciones ?
La respuesta puede ser muy sencilla y a la vez compleja, pues no olvidemos que en el caso de la I.C llevan dos mil años reproduciendo los mismos esquemas y comentarios, aprovechándose de la incultura de la mayoria de la población para introducir la semilla de su dogma y no hay mejor campo para sembrar esas ideas que la incultura y el temor a lo desconocido y al poder y no olvidemos que los religiosos, de manera mayoritaria, han estado al lado del poder y especialmente si éste les beneficiaba. La historia tiene muchos ejemplos que no hace falta recordar aqui.
Y por otro lado no dejemos de lado que todavia existe un elevado nivel de población con acceso a la cultura e informacion muy bajo y eso unido al rescoldo que dejan en las gentes los dos mil años de propaganda es lo que hace posible que todavia se sigan extendiendo esas ídeas, aunque eso sí, matizadas, como bien citas en tu artículo.
Por favor sigue con este análisis de la biblia que sin duda resulta interesante.
Gracias por tu trabajo y esfuerzo en dar a conocer otra verdad, seguramente más cercana a la realidad.
JLP