NT (texto bíblico): Si un hombre después de haber
tomado mujer y haber entrado a ella, la aborreciere y le imputase falsamente
delitos y la difamase diciendo no hallarla virgen, el padre y la madre tomara
prueba de sus virginidad y la presentara a los ancianos en las puertas de la
ciudad, desplegando la sabana. Los ancianos cogerán al hombre y le impondrá una
multa de cien siclos de plata, que entregará al padre de la joven, tendrá que
tomarla por mujer y nunca más la repudiara. Pero si la acusación fuera verdad,
la llevara a la puerta de sus padres y las gentes de la ciudad la lapidaran
hasta matarla; así quitaras el mal de en medio (DEU. 22.13-21).
CM (comentarios): Una vez mas la mujer es
objeto de consideración, pero ¡ojo! respecto del hombre. En primer lugar la
mujer ha de ser virgen antes de ir al matrimonio, de forma que todas aquellas
que no lo fueran no les queda sino la lapidación publica, para su humillación y
aviso para las que puedan caer en la tentación. La prueba de la inocencia es
débil, tal como ocurre hoy en las culturas en las que la mujer esta relegado a
un papel de inferioridad respecto del hombre, y la palabra del varón tiene un
peso superior. Por su parte, el hombre, dueño y señor de las mujeres, puede
tener cuantas desee si puede mantenerlas; así los príncipes árabes disponían y
disponen de harem y planifican a su gusto con quien se acuesta cada noche. No
deja de sorprender que estas costumbres ancestrales de menosprecio a la mujer
sigan imperando en determinadas culturas, que la mujer siga estando al servicio
del marido, sometida a sus caprichos, y que cualquier desliz sea objeto de
castigo en el ámbito del hogar y en el colectivo. Mujeres, ¡rebelaos!
NT: Si un hombre fuera
sorprendido yaciendo con una mujer casada, serán muertos los dos (DEU. 22.22).
CM: Al menos han de encontrarlo
yaciendo, cosa harto difícil puesto que ya tomaran precauciones para cohabitar
sin ser visto; aunque siempre queda la posibilidad de que el marido vuelva
antes, ya sea porque olvido algo, porque acabo sus tareas con prontitud, o bien
porque tuviera la sospecha metida en el cuerpo; en tales casos el desenlace es
fatal. La mujer por lasciva y el hombre por humillar a otro hombre. No dice si
el marido engañado puede ejercer la justicia por su mano ejecutando en el acto
a los amantes, o ha de dar cuenta a la autoridad correspondiente, o quizás
llamar a alguien que sirva de testigo, no sea que los amantes niegan la palabra
del marido ofendido aunque en éste caso se libraría el amante varón porque la
mujer será despechada y anatemizada públicamente.
NT: Si una mujer virgen se
desposo a un hombre, y en tanto otro en la ciudad yace con ella, los llevareis
a los dos a las puertas de la ciudad y los lapidareis hasta matarlos, a la
joven por no haber gritado y al hombre por haber deshonrado a la mujer de su
prójimo. Pero si fue en el campo donde el hombre encontró a la mujer desposada
y haciéndole violencia yació con ella, será solo el hombre el que muera. Si un
hombre encuentra a una joven virgen no desposada, la coge y yace con ella, y
fueran sorprendidos, el hombre dará al padre de la joven cincuenta siclos de
plata y ella será su mujer por haberla deshonrado y no podrá repudiarla en su
vida (DEU. 22.23-29).
CM: Se trata de supuestos casos de
violación, distinguiendo entre mujer desposada o soltera. En ambos casos, para
ser considerado violación ha de haber pruebas de resistencia por parte de la
mujer, en la ciudad los gritos han de ser suficientes para que acudan en su
auxilio y sean testigos del hecho violento, mientras que en el campo debe haber
señales de resistencia en el cuerpo de la mujer. Puede parecer broma pero un
juez español aplico este principio bíblico cerrando un caso judicial al no
haber prueba de que la mujer gritara. Pero en todos los casos imperan los
principios de la virginidad y la posesión de la mujer por parte del hombre.
NT: Nadie tomará mujer de su
padre ni levantara la cubierta del lecho materno (DEU. 22.30)
CM: Suponemos que se refiere
tanto al incesto como a acostarse con alguna de las mujeres de su padre, ya
sean esposas o esclavas. Bien, esto parece razonable.
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