A
pesar de ésta lejanía de la población española respecto de las posiciones
defendidas por la Iglesia Católica, las instituciones del Estado muestran una
estrecha colaboración con la jerarquía eclesiástica como prueba la masiva presencia
de las autoridades civiles en actos religiosos y de las eclesiásticas en el ámbito
civil.
A
los ya mencionadas manifestaciones de fervor y de suplicas a vírgenes y santas hemos
de constatar los juramentos de personalidades publicas ante símbolos
religiosos, como crucifijos o biblias, siendo la mas significativa y aberrante
la toma de posesión de los presidentes del gobierno de España y de sus
ministros, con independencia de su ideología política. Tanto Zapatero y sus
ministros como Rajoy y los suyos prometieron o juraron el cargo ante el enorme
crucifijo que vemos en la foto de portada. Puesto que el crucifijo es un símbolo
religioso católico podríamos deducir que no se cumple el citado artículo 16.3
de la Constitución Española cuando dice que ninguna confesión tendrá carácter
estatal.
Pero
no es la única prueba de la falsa aconfesionalidad del Estado Español, aunque
si considero que es la mas relevante y significativa. En el calendario laboral
son fiestas el día de los Reyes Magos, esos personajes de ficción que fueron a
adorar a un niño nacido del dios de los cristianos, el viernes santo (que
simboliza la pasión y muerte del hijo de ese dios), el día de la inmaculada
concepción (aquello de la virginidad de la madre del hijo de ese dios), el día
de todos los santos (aquellos cuya verdad se oculta), el día de navidad (cuando
nació el hijo del dios de los cristianos) y los días festivos a criterio de
cada comunidad autónoma y de cada capital de provincia, ciudad, pueblo o aldea.
Entre estos podemos destacar el día de San Isidro en Madrid, de Sant Jordi en
Barcelona, de la virgen de los Reyes en Sevilla, de las Angustias en Granada,
del Pilar en Zaragoza, los días de la Asunción de la virgen, del Corpus
Christi, de Santiago y cierra España y así un sinfín de santos, santas y
vírgenes patronales que celebran su festividad con honores militares y civiles.
A esto hay que añadir la multitud de cristos justicieros, con cruces a cuestas,
crucificados, yacentes y resucitados, que precesionan en la semana privativa de
la Iglesia Católica, durante la que se prohíben todas aquellas manifestaciones
que puedan restar protagonismo a la santa madre iglesia o alterar el orden
establecido. En todas estas actividades destacan la presencia en puesto
relevante de las autoridades civiles, que ven una ocasión primordial para
conquistar o mantener el voto católico.
Mención
especial merecen los funerales de Estado, ya sea por soldados muertos en actos
de servicio, por actos de terrorismo o por expresidentes de gobiernos, como el
reciente tras la muerte de Adolfo Suárez, en donde estaban presentes todas las
autoridades desde el Jefe del Estado, el presidente y expresidentes del
gobierno, ministros, presidentes de Comunidades Autónomas, presidentes del
Congreso y del Senado y los máximos representantes del Poder Judicial, bajo la
batuta del todavía máximo representante de facto de la jerarquía eclesiástica y
exponente del reaccionarismo más rancio, caduco y cavernícola, el cardenal
Rouco Varela, quien en todo momento pretende dar lecciones de su entupida
moral.
Ocurre
lo mismo en multitud de actos civiles, como la inauguración de obras publicas,
en las que aparece la representación eclesiástica católica del ámbito
correspondiente bendiciendo y fotografiándose con el resto de representantes
del mundo civil, o en las paradas y desfiles militares en donde el obispo
castrense, con su orgullosa presencia, da el correspondiente carácter religioso
de la actividad militar. O la existencia de capillas para la oración y culto en
centros públicos, como universidades, hospitales o cuarteles en una muestra más
de la falsa aconfesionalidad de Estado Español.
En el ridículo
caen ya los nombramientos de vírgenes como alcaldesas honorarias, y la guinda
al mas alto nivel la ponen las beatificaciones y santificaciones de hombres de
la Iglesia por supuestos actos milagreros. La ceremonia mas aberrante tuvo
lugar el 12 de octubre de 2013 en Tarragona, en donde se beatificación 522 supuestos mártires victimas
de la actuación marxista en la pasada guerra civil española, esa guerra que es
preciso olvidar cuando las victimas son las del bando republicano, naturalmente
con la presencia de las autoridades del Estado.
Por
último, la IC tiene a su cargo gran parte de la educación de los niños y niñas (a
través de sus colegios concertados o privados) en España y ejerce una
influencia extraordinaria en los poderes del Estado para llevar a cabo su
misión evangelizadora y directora del pensamiento individual y colectivo, como
prueba la desaparición de la asignatura “educación para la ciudadanía” y el
mayor peso dado a la enseñanza de la religión en la nueva ley “para la mejora
de la calidad educativa”.
¿Y
que hay de los privilegios económicos?
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