NT (texto bíblico): Yavé le dio a
Moisés dos tablas de piedra con el testimonio, escritas por el dedo de Dios
(Ex. 31.18).
CM (comentarios): El literal de
la Biblia es imposible de tomarlo en consideración fundamentalmente por las
contradicciones que representan, cuando no por lo absurdo de las situaciones;
bien es cierto que habría de tomarse, en ocasiones, de forma figurada ¿cuándo hay
que considerarlo como figurado y cuando no? La Biblia esta concebida al margen
de la dimensión temporal, por consiguiente no resiste la evolución del
conocimiento, de ahí que sus seguidores sean personas conservadoras que
desprecian el presente y con ello la ciencia y la tecnología. Todavía hay
muchas personas que interpretan la Biblia al pie de la letra (integristas
cristianos, islámicos y judíos) cayendo así en lo ridículo, en lo grotesco, en
lo patético, pero también en el fanatismo, y esto si es grave puesto que trae
consecuencias muy nefastas para los no creyentes y discrepantes con la
doctrina, incluido asesinatos individuales y colectivos. Sigue ocurriendo en
nuestro siglo XXI.
NT: Viendo el pueblo que Moisés
no bajaba del monte Sinaí, pidieron a Arón que les fabricase un dios que vaya
delante de ellos, puesto que de ese tal Moisés, que les había sacado de Egipto,
no había noticias desde hacia tiempo (Ex. 32.1). Arón mando tomad todos los
arillos de oro y tras fundirlo construyo un becerro que representara a Yavé y
ante él ofrecieron sacrificios al día siguiente y comieron y bebieron y se
pusieron a danzar (Ex. 32.2-6).
CM: En cuanto Moisés esta ausente
durante un tiempo el pueblo se siente desorientado, no sabe que hacer ni como
actuar, y a Arón, que tan eficaz se había mostrado en otras ocasiones, no se le
ocurre otra idea que fundir todo el oro que llevan como pendientes (debía de
tratarse de una costumbre arraigada en el pueblo) para hacer una figura que
representara al mismo Yavé. No es de extrañar que tanta obsesión divina por el
oro se transmitiera al pueblo de Israel y estos creyeran que era la mejor
manera de adorar a su dios. Se lo debieron de pasar la mar de bien, puesto que
comieron y bebieron y bailaron, probablemente hasta el amanecer del día
siguiente, un autentico desmadre colectivo. Pronto sufrirían las consecuencias
de tan altos desmanes.
NT: Yavé manda a Moisés bajar a
encontrarse con su pueblo prevaricador, y de cerviz dura. Déjame que se desfogue contra ellos mi cólera y los
consuma (Ex. 32.7-9).
CM: De nuevo se muestra a un Dios
intolerante que no perdona el más mínimo desmán de su pueblo, a pesar de que,
en su ignorancia, se deshacían de parte de sus bienes para crear una figura con
el objetivo de complacer y de adorar al mismo Yavé. Pero no entendían que Yavé
no quiere ser representado bajo forma alguna, así pues no cabe sino que la ira
de Dios se extienda sobre su pueblo y lo consuma, sin que sepamos muy bien cual
es el significado exacto de esta palabra en el contexto, pero nos podemos temer
lo peor, es decir el exterminio; es lo mejor se sabe hacer.
Pero Moisés le implora clemencia
y le convence con el siguiente argumento: que dirán los egipcios ¿les saca de
Egipto para después hacerlos perecer en las montañas y para exterminarlos de
sobre la tierra? Acuérdate de Abraham, Isaac y Jacob, a quienes promestistes
descendencia. Así que Yavé quedo arrepentido y el pueblo de Israel perdonado. Sí,
así es, arrepentido Yavé ¿pero que dios es éste Yavé?
Esta vez Moisés tuvo habilidad
para enfrentarse a su dios (corrió un serio peligro, es cierto, porque la ira
divina podría haber sido descargada sobre su osadía) y llegar a convencerle
para que contuviera su cólera, de forma que se situó por encima de Dios en
sabiduría, otra contradicción más de este libro que tantos seguidores tiene.
Aunque la clemencia duro poco.
NT: Bajó Moisés con las dos
tablas que Dios le había entregado escritas por ambos lados y al oír la
algarabía del pueblo, entro en cólera y tiro las tablas y las rompió. Tomo el
becerro de oro y lo quemo hasta reducirlo a cenizas, que mezclo con agua,
haciéndosela beber a los hijos de Israel (Ex. 32.17-20).
CM: Así pues, todo quedo en balde, no fue un
accidente sino fruto de la ira de Moisés, alguien al que le deberíamos suponer
una mayor templanza. No fue cualquier cosa lo que arrojo al suelo y rompió,
sino una parte importante de la ley divina, escrita por el mismo Dios en la
piedra, y por ambos lados. Aunque de alguna forma debemos comprender la ira de
Moisés, puesto que después de convencer al mismo Dios para que aplacara su
cólera y no exterminara al pueblo de Israel, éste se encuentra todavía con la
euforia festiva; en ese momento duda si el pueblo merece tal perdón.
Pero, en su cólera, Moisés no
solo destroza las tablas en formato piedra que Yavé le había entregado, sino
que rompe el becerro, sin tener la precaución de recoger los restos de oro para
otros menesteres, dado el interés de Yavé en hacer objetos de oro que adornaran
el templo de su adoración.
NT: Aron justifica la acción de
su pueblo por su maldad, “tu sabes cuan inclinados al mal es este pueblo” (Ex.
32.22). Moisés reúne entonces al pueblo y le manda ceñir su espada sobre su
muslo e ir al campamento de puerta en puerta y matar cada uno a su hermano, a
su amigo, a su deudo. Y esto fue lo que hicieron los hijos de Levi y perecieron
aquel día unos tres mil del pueblo. Moisés, les dijo “hoy os habéis consagrado
a Yavé, haciéndole cada uno oblación del hijo y del hermano; por ello
recibiereis hoy bendición” (Ex. 32.25-35).
CM: De forma que el pueblo
elegido es un pueblo inclinado al mal, en tal caso podría Yavé haber elegido al
pueblo egipcio, que tanta generosidad mostró con los israelitas, cuando estos,
contra su propia voluntad se vieron lanzados al desierto en busca de una tierra
prometida que no llega. Esta duda del pueblo le hace merecedor del castigo, un
castigo que Yavé, en un acto de cólera y de irresponsabilidad, pretende que sea
de exterminio total, absurda idea, y que Moisés convierte, por su propia cuenta
en un exterminio parcial. Tres mil personas son asesinadas de manera
premeditada y brutal por sus propios hermanos.
Moisés debería, por tanto, pasar
a la historia como el primer exterminador en masa, después del propio Yavé,
naturalmente, que tantos males envío a los humanos por puro capricho. Podremos
suponer, que Moisés, tan acostumbrado a la maldad divino, debiose parecer que
su decisión y orden de asesinato era una pequeñez. Obra de un aprendiz.
¿Es esta la forma como debemos
resolver los problemas en la Tierra? ¿Asesinando a unos cuantos para dar
ejemplo? Es lo que cabria deducir de este apartado del Éxodo. Al menos, es la
forma en que Moisés, el líder político y espiritual, resuelve el conflicto.
Moisés, se siente satisfecho, en
ningún momento arrepentido y alaba a su pueblo porque con esta brutal matanza
se han consagrado a Yavé, han hecho oblación, es decir han sacrificado a seres
humanos y por eso recibirán la bendición de ese dios cruel y primitivo, al que tantos hombres y mujeres de esta
Tierra nuestra adoran todavía, de forma irreflexiva e irracional.
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