NT (texto bíblico): El día primero del segundo
mes del segundo año después de la salida de Egipto, hablo Yavé a Moisés en el
desierto de Sinab, en el tabernáculo de la reunión diciendo: Haz un censo
general de toda la asamblea de los hijos de Israel, por familias y por linajes,
describiendo por cabezas los nombres de todos los varones de veinte años para
arriba, de todos los aptos para el servicio de las armas (Num. 1.1-3).
CM (comentarios): Vamos conociendo mas datos
sobre la travesía del desierto, son veintiséis meses los que llevan los
israelitas transitando por el desierto, escuchando las enseñanzas del creador
mientras siguen sufriendo calamidades, y por supuesto disfrutando de la alegría
de estar cerca de su amo y señor Yavé. Durante este periodo han debido de
producirse casamientos, nacimientos y defunciones y es preciso organizar aquel
grupo humano tan numeroso, así que Yavé ordena a Moisés y Aron confeccionar un
censo por familias con objeto de saber de cuantos refuerzos dispone para la
tarea militar. Este dios creador del universo y de los hombres ha comprendido,
desde los orígenes, que el fruto más alto de su creación es imperfecto, o igual
él mismo lo ha querido así, y por ello los hombres han de estar preparados para
enfrentarse a sus hermanos, enemigos al tiempo, por aquello de las luchas
fronterizas que el propio Yavé proclama cuando lleva a su pueblo elegido a
ocupar por la fuerza el territorio de otros pueblos.
Tenemos pues al dios guerrero,
que arma a su pueblo para la dominación de otros territorios y la expulsión de
sus habitantes.
NT: Tendréis para asistiros un
hombre por cada tribu, jefe de linaje (Num. 1.4). Éstas eran las de Rubén,
Simeón, Judá, Isacar, Zabulón, Efraím, Manasés, Benjamín, Dan, Aser, Gad y
Neftalí. En total contaron seiscientos tres mil quinientos cincuenta, quedando
excluidos los levitas, que como casta sacerdotal, eran los encargados del
tabernáculo (Num. 1.5-54).
CM: Ésta cifra corresponde a los
varones en edad militar, de forma que debemos entender que quedan excluidas las
mujeres, ancianos y los niños y niñas. Un extraordinario trabajo si a la vez
hubiesen tomado nota del resto de personas y hubiesen completado un censo real.
Pero el motivo que les lleva a tamaño empeño no es otro que la preparación para
la guerra o dicho de otra forma organizar un poderoso ejercito.
A partir de entonces quedaban
agrupados debiendo montar sus tiendas con su propia enseña.
NT: Delante, al oriente, acampara
Judá, con sus enseñas y sus escuadras. Su jefe es Nasón, su cuerpo de ejército,
según el censo, es de setenta y cuatro mil seiscientos hombres. A su lado
acampará la tribu de Isacar, su jefe es Natanael y su cuerpo de ejército, según
el censo, es de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres. Y así todas las
tribus (Num. 2.1-34).
CM: Queda constituido de ésta
forma el ejercito de Israel, un ejercito de seiscientas tres mil quinientos
cincuenta hombres dispuestos para la guerra por la voluntad de Dios.
NT: He aquí los nombres de los
hijos de Arón: Nabab el primogénito, Abiú, Eleazar e Itamar (Num. 3.1-2).
CM: Debemos recordar que el
primogénito Nabab y Abiú murieron por incompetentes, pues llevaron a Yavé un
fuego equivocado y éste les castigo con la muerte, como es habitual. ¿Dónde
ésta la clemencia de Dios de la que tantos hablan? No existe. Así pues a Arón
después de una vida tan longeva solo le quedan sus otros dos hijos sacerdotes,
como lo serán sus descendientes, porque así lo ha establecido Yavé.