sábado, 27 de septiembre de 2014

Respuesta al cardenal arzobispo de Barcelona

(Texto del cardenal al final del escrito)

Hace unos días, concretamente el 24 de septiembre, el cardenal arzobispo de Barcelona (un tal Sistach) –eso sí, ante las más altas autoridades civiles de Cataluña- clamó contra la indiferencia religiosa y el agnosticismo que invade Europa, lo que supone una amenaza, según ésta mente lucida, para la trascendencia y plenitud del hombre (seamos generosos y supongamos que también incluye a la mujer, a pesar del escaso valor que las religiones dan al mundo femenino).

Debería enterarse, a esta altura de los tiempos, que la trascendencia del hombre, y también de la mujer, acaba con la muerte ya sea prematura o por envejecimiento. Ahí se acaba todo, no hay más, ni paraísos celestiales ni fuego eterno. Durante siglos, ustedes se han aprovechado de la ignorancia, del desconocimiento de los fenómenos naturales para alimentar la fantasía de los humanos, es preciso reconocer que con extraordinario éxito, y ocuparla con falsas ilusiones y creencias, pero muy probablemente esto esté llegando a su fin, de ahí su preocupación.  

Y respecto de la plenitud del hombre, y también de la mujer, nunca el ser humano es mas pleno cuanto mas libre es de las ataduras religiosas, de los dogmas, de las falsas y absurdas creencias y afronta su vida con libertad de pensamiento. Supongo que monseñor piensa que adoctrinar a menores de edad, programar sus cerebros en formación –tal como hacemos con los ordenadores a los que hay que cargar el software para poder trabajar con él- es formar a la persona y hacerla plena, cuando lo que hace es privarle de su capacidad critica y de su libertad personal. De ahí el especial interés en intervenir ante las autoridades civiles para mantener toda la serie de prerrogativas que tiene en el ámbito de la enseñanza en los centros educativos, especialmente en las escuelas infantiles.

Somos muchos los que rechazamos abiertamente la existencia de Dios y no por ello significa un “ataque sistemático”, como dice monseñor, contra ese dios en el que él cree; la cuestión es que para el tal cardenal-arzobispo la cosa de creer no es algo dejado a la libre voluntad de cada cual, sino una obligación moral de creer, de ahí ese fanatismo y esa soberbia que inspira todo movimiento religioso.

Quizás, en su soberbia, piensa el arzobispo que él y su curia son mejores que nosotros los ateos; tengo dudas más que razonables de que esté en lo cierto. ¿Acaso no fueron ustedes los responsables directos de las muertes de millones de personas a lo largo de veinte siglos de cristianismo en las múltiples guerras de religión? ¿Acaso se olvidaron de los siglos en los que la Inquisición aterrorizo a Europa, esos tiempos en los que dominicos y franciscanos pugnaban por implantar los mas atroces instrumentos de tortura, o de la evangelización forzada de los habitantes de las tierras conquistadas de America del Sur, o de las muertes que se hubieran evitado si ustedes no se hubiesen opuesto a la investigación del cuerpo humano y al desarrollo de las ciencias de la naturaleza, o de los obstáculos que ustedes ponían y siguen poniendo al desarrollo del resto de las ciencias y a la libertad de pensamiento? ¿Acaso no recuerdan que siempre estuvieron del lado de los poderosos, de los reyes y monarcas y que tramaron e intrigaron por conquistar territorios? Y en tiempos más recientes, ¿acaso no miraron ustedes para otro lado durante la II Guerra Mundial con el exterminio de judíos – ¿solo porque ajusticiaron al hijo de su dios?- o compartieron el poder con el dictador Franco, que tantas muertes ocasiono durante y después de la Guerra Civil española? No, ustedes ignoran la historia o la tergiversan. Como también miran para otro lado cuando se les acusa a muchos de sus colegas de sotana de pederastia, piensan que con el “arrepentimiento y el perdón” basta, pero se equivocan, no es su dios quien tiene que juzgarles sino los tribunales de justicia. Es verdad que las paredes de la ciudad-Estado  del Vaticano les confiere inmunidad, no solo a las personas sino a sus instituciones como es el caso del Banco del Vaticano, que para disimular se llama Instituto para las Obras de Religión (IOR), es decir para el trapicheo y blanqueo del dinero procedente de los negocios de “la santa madre iglesia” en nuestro mundo global y también del procedente de las mafias (no solo italianas) –hay muchísimas publicaciones sobre el tema, asesinatos incluidos-.

No, señor arzobispo de Barcelona, ustedes no son mejores que los que excluimos a su dios y al resto de dioses verdaderos, es más afirmo que son peores, de peor calaña, a ustedes no les interesa lo que les pasa en la Tierra a los demás –salvo en lo relativo a sus propios intereses económicos y de poder-, ustedes parecen más interesados en conquistar “almas” para transcenderlas  al “cielo”, pero ni lo uno ni lo otro existen, así que además de ser peores que nosotros los no creyentes están ustedes equivocados, plenamente equivocados.    

Además le diría al monseñor, si pudiera oírme, que su preocupación es una satisfacción para mí, para el resto de los ateos y supongo que para muchos agnósticos también. Así pues continúe usted preocupándose, indígnese también, encomiéndese a su dios que quizás escuche su plegaria y consiga convertirnos.    

 

Sistach critica "una cultura dominada por el laicismo que niega a Dios y la trascendencia"

A la misa de la Mercé asiste el presidente de la Genralitat, el alcalde de Barcelona y los portavoces municipales del PSOE, PP, UpB y ERC, sólo el de ICV-EUiA no ha asistido al acto religioso

Documento con fecha Wednesday, 24 de September de 2014. Publicado el Wednesday, 24 de September de 2014. 
Escrito por: Redacción.Fuente: Periodista Digital.

El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, ha clamado este miércoles contra la "indiferencia religiosa y agnosticismo" en Europa y ha tachado estas corrientes de amenaza contra la vocación de trascendencia y plenitud del hombre.
Durante el sermón pronunciado en la misa de la festividad de la Mercè, a la que han acudido el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, Sistach ha criticado que la incredulidad no se manifiesta como un "rechazo abierto y un ataque sistemático hacia Dios", sino con aires de indiferencia, que ha tachado de igualmente perjudiciales.
En su discurso, que ha eludido cualquier referencia al proceso soberanista o a la retirada del proyecto de reforma del aborto, Sistach ha observado que "los pueblos de África y de Asia admiran las prestaciones técnicas y la ciencia de occidente, pero temen un tipo de razón que excluye totalmente a Dios de la concepción del hombre como la forma más sublime de la racionalidad".
Además del presidente de la Generalitat y del alcalde, han asistido al culto en la basílica dedicada a la patrona de Barcelona los líderes de los grupos municipales del PSC, del PP y de UpB --Gabriel Colomé, Alberto Fernández y Jordi Portabella (ERC), respectivamente--, además de otras personalidades civiles, policiales y militares; una de las ausencias esperadas ha sido la del líder de ICV-EUiA, Ricard Gomà.
El cardenal ha criticado que una "cultura dominada por el laicismo niega a Dios y la trascendencia", así como un camino que puede llevar a la plenitud, y ha tenido unas breves palabras para la inmigración, que ha atribuido a la imposibilidad de muchas personas a encontrar trabajo en su país, y ha lamentado imágenes relativas a su llegada en las fronteras.
En este sentido Sistach ha señalado la necesidad de "estar muy abiertos a África para ayudar a su desarrollo".
"Hieren las imágenes de inmigrantes que llegan o pretenden llegar en condiciones inhumanas", ha dicho el cardenal, que ha señalado que la inmigración tiene su origen en la imposibilidad de encontrar trabajo.



miércoles, 10 de septiembre de 2014

LEVITICO: Leyes de sentido común y otras absurdas (II)

NT (texto bíblico): No comeréis carne con sangre, ni practicaréis la adivinación ni la magia. No os raparéis en redondo la cabeza, ni raeréis los lados de vuestra barba. No os haréis incisiones en vuestra carne por un muerto ni imprimiréis en ella figura alguna (Lev 19.26-28).

CM (comentario): Ya sabemos que la sangre es la vida del cuerpo y por consiguiente no debe ser tomada como alimento, de forma que los filetes han de estar bien pasados con objeto de que no supure sangre alguna, contrariamente al gusto de muchos gourmet del mundo moderno. Continuando con el puzzle de materias diferentes, en el versículo siguiente hace alusión al modo de cortarse el pelo, prohibiendo a continuación el tatuaje de figura de cualquier tipo. ¡Que obsesión por regular hasta los más mínimos detalles de la vida cotidiana! Es evidente que Yavé no tiene cabida en nuestra actual sociedad occidental, donde las gentes se tatúan hasta en el ombligo y más abajo con las imágenes más extravagantes.  

NT: No profanes a tu hija, prostituyéndola, que no se entregue la tierra a la prostitución y se llene de crímenes (Lev 19.29).

CM: Es de sentido común no profanar a las hijas, pero no lo es tanto asociar la prostitución al crimen. Este principio de identificar el origen de muchos males a un supuesto comportamiento inmoral es muy común en los colectivos que practican una forma de integrismo religioso, así ha ocurrido en tiempos pasados y en los actuales cuando enfermedades epidémicas han sido achacadas a ciertos y supuestos pecados del hombre, como la brujería, la herejía, la promiscuidad, la homosexualidad o el laicismo.  

NT: No acudáis a los que evocan a los muertos ni a los adivinos, ni los consultéis, para no mancharos con su trato (Lev 19.31).

CM: Ya anteriormente ha prohibido Yavé la practica de la adivinación y de la magia y ahora manda apartarse de quienes aceptan y practican tales artes. Sin embargo Yavé no ha dejado de practicar la magia cuando en Egipto retaba al faraón, el humano más poderoso existente en la Tierra en aquel entonces, para dar muestras de su mayor poderío. Recordemos el cayado mágico de Moisés que se convirtió en serpiente para mostrar el poder de Yavé al propio Moisés y posteriormente para atemorizar a los egipcios, o el momento en que tras introducir el cayado en las aguas del río estas se convierten en sangre, trayendo con ello la muerte de peces, la insalubridad del agua y la mortandad que miles de egipcios. O el poder del mismo cayado para inundar la tierra de ranas o mosquitos para mayor desgracia de los egipcios.

Pero, naturalmente, se trata de Yavé y cualquier prohibición venida de él es ajena a él mismo. Es burda la forma en que se condenan ciertas prácticas e ignora que esas mismas son aquellas de las que abusa el propio Yavé para llevar a cabo sus objetivos, es decir solo esta justificada la magia, el asesinato, el magnicidio, cuando goza de la voluntad de Dios, y así hemos de entender, por consiguiente, las luchas de religión que se han sucedió a la largo de los siglos en las que poblaciones y colectivos han sido aniquilados bajo la bandera del dios protector.   

NT: Alzate ante una cabeza blanca y honra la persona del anciano. Si viene un  extranjero para habitar en vuestra tierra, no lo oprimáis, ámale como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. No hagáis injusticias, ni en las medidas de longitud, ni en los pesos, ni en las medidas de capacidad. Tened balanzas justas, peso justo. Yo Yavé, vuestro Dios, que os ha sacado de la tierra de Egipto. Guardad todas mis leyes y mandamientos y practicadlos. Yo, Yavé (Lev 19.32-37).

CM: Es así como acaba Yavé cada conjunto de preceptos, Yo, Yavé, vuestro Dios; como si no estuviera seguro de que hubiese quedado claro antes los ojos del pueblo de Israel quien es aquel que legisla y dictamina como obrar ante si mismo y ante los demás. Él es además quien le ha sacado de aquel territorio supuestamente hostil para llevarlo a la tierra prometida.

El extranjero es vuelto a tratar aquí con consideración, pero siempre se refiere al extranjero que viene a habitar en las tierras de Israel, que es sujeto a las leyes del nuevo territorio. El resto de habitantes de la Tierra es ignorado, pero las religiones venideras fueron realmente hábiles para aceptar al dios bíblico sin hacer que sus fieles se sintieran aludidos por tal exclusión. 


viernes, 5 de septiembre de 2014

Las leyes y los derechos del menor

Aceptemos que los adultos, con independencia de la educación recibida, de las propias vivencias, del desarrollo de nuestra personalidad y de nuestras limitaciones somos libres para, en función de nuevas experiencias, de nuevos conocimientos, de nuestra capacidad de raciocinio, y por que no decirlo, de las influencias intencionadas o no, maliciosas o benefactoras del entorno, asumir nuevas ideas y renunciar a muchas otras que hemos ido asimilando a lo largo de nuestra vida. De la misma forma somos libres para actuar en función de nuestra particular forma de ser y de pensar, de asistir a conferencias u otros actos públicos o de participar en colectivos movidos por un interés compartido, ya sea deportivo, cultural, ideológico o religioso.

Los niños, por el contrario, no disponen de capacidad suficiente para elegir con libertad, el desarrollo de su personalidad se encuentra aún en una fase incipiente, su grado de conciencia es todavía prematuro y sus cerebros están en proceso de formación, aún no se les puede otorgar la condición de adultos. Son los padres y tutores, junto con el entorno familiar, en los que recae principalmente la tarea de educarles y velar por un desarrollo integral de su personalidad, de sus capacidades afectivas, sociales e intelectuales y del fomento de sus habilidades personales; pero también es responsabilidad del sistema educativo y de los gobiernos que están obligados a legislar a favor de los derechos del menor y de facilitarse esa formación integral que debe iniciarse en el entorno familiar.  Es a partir de estas consideraciones cuando se plantea una serie de cuestiones que no son fáciles de resolver en las que entran en conflicto los derechos de los padres a educar a sus hijos conforme a sus convicciones morales y religiosas (Art. 27 de la Constitución Española) y el derecho de los menores a recibir una educación que tenga como objetivo el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los derechos y libertades fundamentales (mismo articulo), así como el derecho de los menores a recibir una información veraz, plural y respetuosa con los principios constitucionales (tal como recoge la Ley del menor), sin los cuales la capacidad de elección se vería gravemente limitada. ¿Cómo conciliar estos derechos cuando las convicciones de los progenitores no están de acuerdo con estos principios constitucionales de pluralismo y de respeto a las creencias de los demás o cuando los padres no están preparados para dar a sus hijos esa educación reconocida como derecho fundamental en los textos constitucionales? Centrémonos en la primera parte de la pregunta.

Muchos padres entienden exclusivamente el primero de los derechos y educan a sus hijos en sus convicciones morales y religiosas, lo hacen en el entorno familiar y en el social, inscriben a sus hijos en colegios con un ideario claramente confesional y excluyente y le someten a un proceso de adoctrinamiento religioso que se inicia con el bautismo y continua con la catequesis, la primera comunión y los sacramentos, hoy devaluados, de la penitencia y la confirmación. No es posible entender que sea conforme con los principios constitucionales la inscripción, precedida del ritual conocido como bautismo, de un recién nacido como miembro de una organización religiosa, como tampoco lo sería la afiliación a un partido político, es decir a una ideología política determinada o a cualquier organización militar, masónica, paranormal, psicodélica, satánica, espiritualista o astrológica. Como tampoco es posible entender, bajo la óptica constitucional, el adoctrinamiento posterior al que se le somete en la enseñanza en unas creencias no fundamentadas, basadas exclusivamente en la llamada fe, es decir en creer sin más, sin ningún sometimiento a las mínimas reglas de la lógica, de la verosimilitud o de la racionalidad, y ajenas a los principios de pluralidad, veracidad y respecto en el que es preceptivo educar a los niños y niñas.

Los niños tienen derecho, como persona, a gozar de libertad ideológica y religiosa y a no ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias (Art. 16 de la Constitución Española). Sin embargo, estos derechos se ven vulnerados cuando reciben una educación doctrinal, cuando se les condiciona desde la infancia a creer y pensar de una determinada manera, no dejando opción a su libertad de elección, de conciencia y de pensamiento, de la misma forma que se les priva del derecho a no declarar sus  propias creencias que hacen otros por el.

Parece evidente la preponderancia de facto del derecho de los padres respecto del derecho de los hijos, como también se evidencia la dificultad de los padres o tutores de despojarse de su propia carga de subjetividad y de visión particular de las realidades sociales, políticas y culturales y de evitar inculcárselas a sus hijos. ¿Hasta que punto y en que medida las convicciones y creencias de los padres han de ser transmitidas a sus hijos? ¿No condiciona esta transmisión de ideas, valores y principios dados como ciertos e incuestionados por motivos de costumbre su futura libertad de elección? ¿Es conforme con el pluralismo educativo?  


Y sobre todo, ¿podrán los juristas aclararnos en que medida se cumple o no los derechos de los niños y niñas establecidos en las diferentes normativas jurídicas en relación con el tema tratado en la sociedad española? ¿Es legítimo el adoctrinamiento religioso, esto es, la educación en una creencia religiosa determinada, mediante un plan previamente concebido, diseñado y programado por una organización eclesial?