NT (texto bíblico): Hablo Yavé a Moisés y Aarón
diciendo: Cualquier hombre que padezca flujo seminal en su carne será inmundo.
Esta es la ley de su inmundicia en el flujo, ya sea por destilar su carne el
flujo, ya por retenerlo, es inmundo. El lecho en que se acueste, el asiento en
que se siente será inmundo (Lev 15.1-4).
CM (comentarios): ¿A que se refiere con padecer
flujo seminal? Quien lo padece es considerado, no solo puro, sino enfermo
(quien tocaré la carne del enfermo, lavará sus vestidos, se bañara en agua y
será impuro toda la tarde (LEV15.7)) ¿Es que se considera enfermo a todos los
hombres, a aquellos que tienen eyaculación precoz o a quienes practican el sexo
en solitario? Dice Yavé que será inmundo por destilar el flujo, pero también
por retenerlo, o sea que impuro en cualquier caso. ¡Que poco apego a la vida
tiene el dichoso Yavé¡
Quienes tocaren el lecho del
eyaculador, se sentaré donde el lo hizo, quien le tocaré, será impuro hasta la
tarde, lavara sus vestidos y se bañara. Toda vasija de barro que tocaré se
romperá y si es de madera se lavará. Cuando este curado de su flujo contara
siete días y a partir de ahí hará la correspondiente ofrenda, en este caso de
dos tórtolas o dos pichones y comenzara el sacrificio, tal como en los casos
del leproso hasta la purificación. Las tórtolas debían de abundar por estas
épocas y debían ser prolíficas para dar abasto a tanta necesidad de
purificación.
En otro apartado dice que el
hombre que efundiera su semen, lavará con agua todo su cuerpo y la mujer con
quien se acostase con emisión de semen se lavara como el y como el será inmundo
hasta la tarde. Así pues las practicas propias del sexo son consideradas por la
Biblia como actos impuros, pecados graves que requieren de una redención.
NT: La mujer que tiene su flujo,
flujo de su sangre en su carne, estará siete días en su impureza. Quien la
tocaré será impuro hasta la tarde. Aquello donde durmiere o se sentare será
impuro y quien tocaré su lecho lavara sus vestidos, se bañará y será impuro hasta
la tarde (Lev 15.19-21).
CM: Que sinsentido crear la vida
para menospreciarla. La menstruación es fruto del diseño con el que creo a la
mujer, entonces ¿Qué sentido tiene considerar impuro un acto tan natural como
este? ¿O es que Yavé se arrepiente de su propia obra? Probablemente se trate de
esto último, puesto que de la lectura de los textos bíblicos puede llegarse a
esta conclusión, salvo que toda sea fruto de la perversidad divina.
No solo la mujer es impura sino
todo lo que toca, quien la toca y toca cualquiera de las cosas que han sido a
su vez tocada por ella. Quien se acostara con ella en situación de impureza
también será impuro por siete días repitiéndose el ciclo.
No sabemos si los hijos en edad
temprana que necesitan cuidados de la madre también serán considerados impuros
por estar en contacto con ella o han de ser retirados de la casa materna hasta
que pase la menstruación y haya terminado el proceso de purificación.
NT: Cuando curare de su flujo
contara siete días, después de los cuales será pura. Al octavo día tomara dos
tórtolas o dos pichones y los llevara al sacerdote (Lev 15.28-29).
CM: A partir de ahí se inicia el
proceso de purificación con el sacrificio de los animales y el ritual
correspondiente ya repetido para cada ocasión.
Dice el texto que cuando curare,
es decir que la menstruación es considerada como enfermedad impura, pasajera y
periódica y como tal debe ser purificada con la consiguiente ofrenda.
Puesto que no hay excepción a
esta impureza, cada veintiocho días más o menos todas las mujeres en edad de
procrear deberán disponer de dos tórtolas o dos pichones para purificarse de su
inmundicia. Esto obliga a que cada una de las familias dispongan de una granja
(gallinero de tórtolas y pichones) exclusivamente para redimir su condición de
haber nacido mujer, en el caso del hombre es posible ocultar su eyaculación,
sin embargo en el caso de la mujer la menstruación es un fenómeno que ocurre
todos los meses salvo que ese embarazada y consiguientemente de imposible
ocultación. Los escritores bíblicos, tan ensimismados en su papel de
transmisores de la voluntad divina, no reparan en las imposibilidades de
cumplir los mandamientos del creador.
NT: Enseñad a los hijos de Israel
a purificarse de sus inmundicias, no sea que por ellas mueran, por manchar el
tabernáculo. Esta es la ley del que padece flujo y efunde semen, haciéndose
inmundo y de la mujer en su flujo menstrual; de cuantos padecen flujo, hombre o
mujeres y del hombre que se acuesta con una mujer impura (Lev 15.31-32).
CM: Por si no hubiera quedado claro, este es el colofón, el
mensaje final y definitivo, la ley que ha de cumplirse por los hijos de Israel.
Por fortuna, esta ley no hemos de considerarla valida para el resto de pueblos,
puesto que solo va dirigida muy claramente al pueblo de Israel, el pueblo
elegido por Yavé, así que el resto de los humanos, hombres y mujeres quedamos
liberados de ser tan inmundos