Los españoles
acabamos de conocer, a través del ministro español de Interior Jorge Fernández
Díaz, persona de mente clarividente, que tenemos una extraordinaria aliada para
salir de la crisis en la persona de santa Teresa de Ávila, una monja que
levitaba y que falleció hace mas de cuatrocientos años. El ministro sostiene
que la tal santa es “una importante y potente intercesora para España en estos
momentos recios”, ¡que palabras tan bellas! Pero ¿ante quien esta intercediendo
la tal santa? El ministro lo aclara a continuación: “estoy seguro que el
esfuerzo que ella desde arriba, que manda mucho, hará será un éxito”. Palabras
enigmáticas, porque pensábamos que estaría en contacto con el FMI, el BCE o la
Troika, que son los que mandan o ejecutan las órdenes de los que realmente
mandan. Pero conociendo como conocemos a estos que durante tanto siglos se han
movido por los recovecos de las palabras misteriosas, hemos de deducir que
intercede ante dios, que como sabemos reina en el “reino de los cielos” y que
al parecer sigue estando arriba, se supone que de nosotros, posición muy
relativa según de quien se trata y del momento del día y de la noche, pero
estos son minucias (también el ministro sostiene que ante la grandeza de la
santa, lo que ocurre en el mundo son minucias), y lugar en donde la santa
“manda mucho”, sin aclarar el cargo que la santa (que bien poco quedara de ella
después de tantos años) ocupa en el mundo celestial.
Ya podían haberse acordado de la santa un poco
antes, quizás no hubiéramos llegado a los alarmantes niveles de paro y de
pobreza actuales, claro, que para la santa vivir en la pobreza era lo suyo, su única
preocupación era ocupar un puesto de relevancia en el mundo de los ignorantes.
Algunos,
cada vez más, aquellos que se obsesionan en pensar por si mismo, se preguntaran
¿qué país es este? ¿como es posible que un hombre de tan extraños principios
llegue a ser ministro? Pues no es el único,
en la práctica todos son mas o menos, aunque hay una ministra, la de Empleo, la
señora Fátima Bañez, que ha destacado por su invocación a lo imaginario, solo
que en vez de a una santa a una virgen, la del Rocío, famosa por su romería, en
donde se une lo sagrado (poco) y lo pagano (mucho, por fortuna). Pues bien,
esta virgen, que no es que sea otra, sino que es la misma de toda la vida,
porque virgen solo hay una, la llamada María, madre del dios hijo, aquella que
dio origen al mas grande y difícil misterio del catolicismo, “es una aliada
privilegiada y es una embajadora universal de los onubenses” (que cargo tan
poco relevante para señora tan importante). Pues bien, en boca de la tal
ministra de España, la virgen “nos ha hecho este regalo adicional en nuestra
salida de la crisis y en la búsqueda del bienestar”, quien lo entienda que lo
explique.
Hay
más formas de salir de la crisis, nombrando alcaldesas a otras tantas vírgenes,
que como decimos, es la misma pero con nombres cambiados, con trajes
diferentes, para que cada uno pueda presumir de su virgen particular. Es una
versión nueva de aquella en la que se sacaban a los santos de procesión para
que lloviera y se acabara la escasez.
Siempre
me ha extrañado que se invoque a los santos y vírgenes cuando el mal esta
hecho, al menos podían invocarles en el momento en que aparecen los primeros síntomas.
Es algo inexplicable, como también lo es lo despreocupado que están esas
divinidades ante las desgracias de este mundo. Al final el mal queda resuelto,
porque finalmente llueve o a los inversores les da por soltar lastre, y por
consiguiente las invocaciones, los rezos, las plegarias han dado su fruto o la
cosa va a peor y hemos ido a parar a alguno de los reinos del mas allá (porque
además del “reino de los cielos” esta el “reino de los infiernos”), y entonces
nadie cae en la cuenta de que aquellos santos y vírgenes y el mismo dios han
sido incapaces de hacer nada.
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