miércoles, 8 de enero de 2014

EXODO: Amenazas y ofrendas

NT: El texto vuelve a recalcar la protección de Yavé sobre su pueblo, un ángel les guiara hasta llegar al lugar que le ha dispuesto (Ex. 23.20). Escucha la voz del ángel y acátala, porque no perdonara vuestras rebeliones y porque lleva mi nombre, así serré enemigo de tus enemigos y oprimiré a tus opresores (Ex.23.21-23). Anuncia Yavé: Mi temor te precederá y perturbaré a todos los pueblos a que llegues… y mandare ante ti tábanos, que podrán en fuga a jeveos, cananeos y jeteos (Ex. 23.27-28). Te doy por confines desde el mar Rojo hasta el mar de Palestina y desde el desierto hasta el río. Pondré en tus manos a los habitantes de esa tierra y los arrojaras de ante ti (Ex. 23.31).

CM (comentarios): Próxima ya a llegar a la tierra prometida, Yavé determina los limites de la tierra a conquistar, sus habitantes serán arrojados, obligados a emigrar a otros territorios para dar cabida a los israelitas, con la ayuda de Dios, quien previamente atemorizara a la población haciéndoles llegar una plaga de tábanos, insectos muy apreciados por Yavé, quien ya lo utilizo contra el pueblo egipcio. 

Han transcurrido 3,5 milenios desde la salida del pueblo de Israel de Egipto y hasta la década de los cuarenta del siglo XX (en 1948) no se declara el Estado de Israel, inicialmente circunscrito a un zona estrecha poblada por palestinos y ampliada posteriormente mediante sendas guerras de ocupación de los territorios circundantes hasta los actuales limites del Estado de Israel. No tenemos noticias de la participación de Yavé en estos últimos episodios del pueblo judío, dado que las llamadas sagradas escrituras, muertos sus autores, no tuvieron continuidad, salvo la parte escindida que corresponde a la llegada del hijo de Yavé en la figura corporal de Jesucristo.

Por consiguiente la voluntad divina se ha cumplido tras tres mil quinientos años, más o menos, a costa de crear un conflicto en la zona de dimensiones mundiales.

NT: Hace Yavé reunir a setenta de los ancianos para que le adoren desde lejos, pues solo Moisés puede acercarse a él. Escribía este cuanto Yavé le decía y a la mañana siguiente levante un altar con doce piedras, por las doce tribus de Israel. Tomando el libro de la Alianza se lo leyó al pueblo quien prometió  cumplir y obedecer cuanto Yavé les decía. Tomo la sangre de los animales sacrificados y la esparció. Bajo sus pies había como un pavimento de baldosas de zafiro, brillantes como el mismo  cielo (Ex. 24.1-10).

CM: Son los ritos religiosos cada vez mas frecuentes y con ello la ortodoxia religiosa impuesta por Yavé, deseoso de ser adorado y complacido. Consolida, al mismo tiempo, la acumulación de poder en una sola persona, Moisés, el único admitido para acercarse a Dios y hablar directamente con el, mientras que el resto de sacerdotes, los ancianos, permanecen en un segundo plano. Moisés es el encargado, como máximo representante, de poner en escritura las leyes dictadas por el creador y por consiguiente de interpretarla.

Recuerda, con la distancia del tiempo pasado, a la actual jerarquía de la Iglesia Católica, en la que la máxima representación divina se personifica en la figura del Papa, rodeado de una corte de cardenales, en su mayoría de avanzada edad, que le adulan, le cortejan y le siguen en magnificas ceremonias, llenas de todo lujo, ante una población distante y embelesada.

En las ceremonias cristianas se hace un holocausto en honor de Dios y se sacrifica a Cristo, cuyo cuerpo y sangre se come y se bebe virtualmente, evitándose de esta forma el sacrificio de seres vivos, tan inapropiado en una sociedad moderna como la nuestra.

NT: Yavé dice a Moisés, que suba al monte para recibir unas tablas en piedra que contiene la ley y los mandamientos que el mismo ha escrito (Ex. 24.12). Subió Moisés con su ministro Josué (Ex. 24.13).

CM: Todo cuanto Dios dice a Moisés lo escribe éste en el libro de la Alianza, sin embargo parece que el trabajo ha resultado inútil, puesto que el mismo Yavé ha escrito en piedra su ley y mandamientos, quizás no se fíe de que Moisés transmita fielmente sus instrucciones o que no las interprete suficientemente bien, lo que seria una contradicción puesto que ha puesto toda su confianza en Moisés. Más bien hemos de entender que se trata de fallos de record, cometidos por los escritores bíblicos que se dicen y se contradicen con sus escritos.

Es difícil seguir de manera fehaciente el ir y venir de Moisés a sus encuentros con Dios, pareciendo en ocasiones que se trata de la misma visita pero en versículos diferentes y rodeados de diferente escenografilla. Anteriormente Yavé dijo a Moisés que subiera con Arón, Nadab, Abiue y setenta ancianos, pero que solo se acerque Moisés, Sin embargo unos versículos mas tarde, Moisés sube a entrevistarse con Dios acompañado de Josue, como si este hubiese desbancado a Arón de acompañar a su hermano en todas las misiones divinas, para recibir los mandatos de Yavé en unas tablas de piedra.

NT: Subió Moisés a la montaña y la nube le cubrió durante seis días, al séptimo Yavé le llamo y subió a la montaña quedando allí cuarenta días y cuarenta noches (Ex. 24.15-18).

CM: No sabemos si durante esos seis días Moisés estuvo perdido en la nube o quedo subsumido en ella, sin saber bien como transcurrieron esos días, ni si su ministro Josue fue también absorbido. Por si fueran pocos estos días, Yavé le hace permanecer en la montaña por cuarenta días más, se supone que algo más arriba puesto que le hizo subir de nuevo.

No parece que Yavé se diera mucha prisa en llevar a su pueblo a la tierra prometida, antes le somete  a una serie de pruebas que el pueblo acepta, según la biblia, con infinita paciencia. No tenemos noticias de cómo podían vivir miles de personas en un hábitat tan inhóspito, al libro bíblico solo le interesa la relación de Dios con Moisés y con su pueblo a través de éste.

NT: Di a los hijos de Israel que me traigan ofrendas. Oro, plata y bronce, púrpura violeta y escarlata, lino fino y pelo de cabra, pieles de carnero teñidas de rojo y pieles de tejon, madera de acacia, aceite para las lámparas, aromas para el óleo, piedras de ónice. Hazme un santuario y habitare en medio de ellos (Ex. 25.1-9).     

CM: Ya es capricho divino exigir a un pueblo errante, que lleva más de cuarenta años transitando por el desierto sufriendo calamidades, toda una serie de productos, que a saber de donde pueden obtener. Debemos suponer que gran parte de los objetos solicitados por Yavé para su santuario, proceden de las entregas que los egipcios hicieron de manera “generosa” a los judíos, a requerimiento de estos, antes de la partida, como los objetos de oro, plata o bronce.


La idea de trabajar la púrpura, el lino o las pieles y de fabricar el aceite bien pudiera ser un entretenimiento gratificante ante tanto aburrimiento, como la idea de construir un santuario para rendir culto al egocéntrico Yavé, necesitado, de manera obsesiva, del reconocimiento y adoración de su pueblo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario