NT: Estaba Moisés apacentando el
ganado de su suegro cuando vio una zarza que ardía y no se consumía (era el
ángel de Yavé en llama de fuego) (Ex. 3.1-3). Yendo a observar de cerca oyó la
voz de Dios que le decía haber visto la aflicción de “mi pueblo” y oído sus
clamores y que bajaba para librarle de los egipcios y llevarle a una tierra que
mana leche y miel, la tierra que habitan cananeos, jeteos, amorreos, fereceos,
jeveos y jebuseos (Ex.3.7-8). Ve pues, yo te envío al faraón para que saques a
mi pueblo, a los hijos de Israel de Egipto (Ex. 3.10).
CM: En dos ocasiones menciona
Dios al pueblo de Israel en primera persona, suponiendo que Dios goce de
personalidad, como su pueblo.
Quiso Yavé (Dios del pueblo de Israel,
como si hubiera otros dioses) que su pueblo fuese a Egipto haciendo a José el
primer ministro del faraón, su valido, que este acogiera a todo su pueblo con
honores y favores contra los intereses del pueblo egipcio que sufría las
consecuencias de siete años de sequía extrema y las derivadas de la esclavitud
a que fue sometido al quedar desprovisto de todas sus pertenencias. Pero muerto
José y el propio faraón protector (que no se sabe quien fue), la multiplicación
del pueblo de Israel dio origen a su persecución y entonces Dios se ve obligado
a cambiarlos de sitio. ¿Por qué no
decidió que se quedaran en Egipto? ¿No hubiera sido mejor que se
mezclaran con los egipcios y se hubiesen integrado en su cultura, hubieran
impuesto su religión monoteísta, puesto que eran tantos y se habrían ahorrado
tantas persecuciones posteriores? Pero entonces el antiguo testamento hubiera
llegado a su fin y el fin de las religiones no es otro que tergiversar cuanto
mas mejor.
¿Por qué no se quedaron en Canán
tierra que mana leche y miel?, sin embargo tuvieron que ir a Egipto porque en
Canán había mucha pobreza, ¿en que quedamos?
Pues bien, Moisés que seguramente
vivía bastante bien en casa de su suegro rico, en donde había creado ya una
familia, se ve obligado a cumplir el difícil mandato divino de enfrentarse al
nuevo faraón y encaminar a su pueblo, al pueblo de Dios, los demás pueblos no
sabemos exactamente de quienes son. Después se quejan de que los egipcios
adoren a otros dioses.
El pueblo de Israel, ante el
sufrimiento al que le somete el faraón, según la Biblia, no se revela sino que
acude a Dios, como han hecho a lo largo de la humanidad y siguen haciendo aún
muchos creyentes ante la adversidad, acudir a Dios para conseguir la ayuda que
nunca llega y dar gracias porque el mal no hubiese sido mayor (resignación).
La Biblia se olvida sin embargo
del sometimiento del pueblo egipcio, que fue sometido a la esclavitud tras los
años de sequía, pero este no es el pueblo elegido por Dios, así que su destino
importa poco a los ojos del creador. Como vemos las sagradas escrituras están
llenas de gestos de una moral cuanto menos dudosa.
NT: ¿Y quien soy yo para ir al
faraón y sacar de Egipto a los hijos de Israel? dijo Moisés. Ante las dudas de
éste, Dios le responde que estará con él, que cuando haya terminado su misión
deberá rendirle culto en este lugar (Madian, en
el desierto arábigo), que debe reunir a los ancianos de Israel y
decidles que el Dios de sus antepasados se le ha aparecido y que le ha
encargado la misión de llevarle a la tierra que mana leche y miel, que se
deberán presentarse al rey de Egipto y comunicarle que su Dios Yavé se le ha
aparecido y han de caminar durante tres días al desierto para realizar un
sacrificio, bajo la amenaza de castigar a Egipto con toda suerte de prodigios y
que saldrán con objetos de plata, oro y vestidos y los despojos de Egipto (Ex.
3. 11-22).
CM: Solo como un cuento de niños podría dar
entendida semejante historia, aunque no seria aconsejable para niños por los
mensajes malvados que encierra. Se trata de un texto muy largo en el que Moisés
desconfía, que les dirá a sus hermanos de raza sobre la personalidad de quien
le envía, cual es su nombre y Dios responde que “yo soy el que soy”, o sea que
le envía “el que es” y con eso ya esta todo claro. Imaginemos a Moisés tratando
de no llevar la contraria a Dios pero al mismo tiempo no sabiendo como abordar
un encargo tan descerebrado. Y como Dios es el que es, tendrán que rendirle
homenaje cuando hayan culminado su égida, tan seguro como está Dios de sus
propósitos. Así que doble encargo, que Dios no hace nada gratis.
Dios pretende salvar a su pueblo
de la opresión de los egipcios, cuando debería decir de la oligarquía dominante
y también podía preocuparse de salvar a los egipcios esclavizados por el
régimen deísta del faraón.
Y como no podía ser de otra
forma, Dios debe salirse con la suya y esto siempre es a costa de la miseria de
terceros, el castigo de Egipto si este no deja salir al pueblo de Israel.
NT: “No van a creerme, no van a escucharme;
me dirán que no se me ha aparecido Yavé” (Ex. 4.1).
CM: Parece que Moisés no tiene un
pelo de tonto y no entiende como van a creerle, seria de locos, además ¿quien
es él? que huyo de Egipto hace algunos años por cometer un asesinato. Solo será
conocido en palacio, que es donde vivió durante unos años. Y además debe
presentarse al faraón, con quien probablemente jugo de niño. Otra cosa distinta
es que se presente con un plan de rebeldía ante la opresión del faraón, tendría
que obtener la confianza de los suyos. Elegir un equipo de hebreos dispuestos a
liderar un levantamiento o un plan de huida sin que puedan ser vistos por los
vigilantes del faraón. En fin algo descabellado, incluso para un cuento.
Imaginemos también a Dios
tratando de convencer a Moisés, quizás se equivocara al elegir a Moisés, quizás
hubiera entre los hebreos algún otro mas predispuesto a llevar a cabo la
misión, conocedor por otra parte de la amargura de su pueblo al vivirlo en sus
propias carnes, mas proclive a creer sin hacer preguntas como hacían Abraham,
Isaac o Jacob.
NT: Ante la incredulidad de
Moisés Dios obra un milagro, convierte el cayado de Moisés en serpiente y de
nuevo en cayado cuando este la prende (Ex. 34.1-4).
CM: Dios tiene que recurrir al
ejercicio de la magia para convencer a Moisés, quien primero se asusta al ver a
su cayado convertido en serpiente. Ante tanto prodigio a Moisés no le queda
otra opción que hacer lo que le mandan, no sea que le conviertan también a él
en algún que otro reptil o bicho mas repugnante.
NT: Dios volvió a hacer una nueva
demostración a Moisés mandándole que metiera la mano en su seno y al hacerlo la
saco cubierta de lepra, tras volver a hacer la misma operación, la lepra fue
curada. Díjole Dios: si no te creen a la primera señal, te creerán a la segunda
y si ni aun a esa segunda creyeran, tomas agua del río y la derramas en el
suelo y el agua que tomes se volverá en el suelo sangre (Ex. 4.8-9). Moisés
sigue mostrándose receloso pues manifiesta no ser hombre de palabra fácil, es
torpe de boca y se le traba la lengua (Ex.4.10), a lo que Yavé le recuerda que
él es el que hace al sordo y al mudo, al que ve y al ciego y le manifiesta que
él estará en su boca y le enseñara lo que ha de decir (Ex. 4.11-12). Moisés
pide a Dios que encargue a otro el mensaje, lo que provoca la cólera de Dios
quien le recuerda que tiene un hermano Arón, de fácil palabra, él hablara por
ti al pueblo y te servirá de boca y tú serás Dios para él (Ex. 4.14-16).
CM: Esta claro que ni con
milagros quiere Moisés llevar a cabo el encargo de Dios, por muy Dios que este
sea, ni convirtiendo el bastón en serpiente, la mano sana en mano leprada o el
agua derramada en sangre. La nueva excusa que pone Moisés es que no es hombre
de verso fácil, que es torpe en el habla, pero Dios le dice que estará con el,
que pondrá las palabras en su boca, pero ni con esas, Moisés se atreve a
proponerle que por favor, que envíe a otro y le deje a él en paz. Pero, ¿que
Dios es este que tiene tan poca capacidad de convencer?
Naturalmente, Dios entra en
cólera, algo impropio de un ser tan perfecto, porque no puede entender que ante
tanto despliegue de recursos dialécticos e de instrumentos mágicos puestos al
servicio de Moisés, éste se siga negando a obedecer sus órdenes, no de malas
maneras desde luego. La verdad es que este Dios deja muchos interrogantes en el
aire, en estos momentos no esta demostrando ser quien dice que es y sus
supuestos atributos están haciendo aguas.
Dios ha elegido que sea Moisés
quien lleve a cabo la misión de sacar a su pueblo de Egipto y no abandonara su
pretensión, seria un fracaso extremo, así que se saca de la manga al hermano de
Moisés, Arón, que es un hombre de verbo fácil y le ayudara en su misión, se
trata pues de un acuerdo transaccional que Moisés acepta como mal menor, aunque
quizás no recuerde demasiado a su hermano, puesto que fue entregado por su
madre a la hija del faraón cuando aún era un niño.
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