sábado, 10 de noviembre de 2012

EXODO: Moisés, nacimiento y huida



NT: Tras la muerte de Jacob y de sus hijos en Egipto, sus descendientes se multiplicaron por estas tierras del Faraón hasta el punto de ser considerado un peligro, “he aquí que el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y fuerte que nosotros” (Ex. 1.9), “sometieron los egipcios a los hijos de Israel a cruel servidumbre” (Ex. 1.13), “cuando asistáis al parto a las hebreas, observad el sexo, si es niño lo matáis, si niña que viva” (Ex. 1.16). Las parteras incumplieron el mandato del faraón y fueron favorecidas por Dios. Furioso, el Faraón mando que cuantos niños hebreos nacieran fueran arrojados al río, preservando a las niñas (Ex. 1.22).

CM: Dios tiene el poder de hacer y deshacer, de actuar de forma caprichosa y desordenada, ilógica e injusta. Siendo Israel, los descendientes de Jacob (Israel) y de Abraham, su pueblo elegido, lo sacrifica, hace que sea sometido por el pueblo egipcio, cuando bien podría haberse hecho con el control del poder político y religioso de Egipto, como había favorecido antes a José ante los ojos del faraón.

Es curioso observar como la descendencia de los 12 hijos de Jacob, pudo crecer de manera tan exponencial hasta llegar a ser una amenaza para la población egipcia. Quiere decir que los egipcios debían de reproducirse mucho menos que los israelitas, que éstos debían estar obsesionado con reproducirse para cumplir con el mandato divino, lo que no podría ser de otra forma sino mediante la practica de la poligamia y las relaciones entre parientes, dado que otras de las características del pueblo israelita es la unión entre los suyos, sin mezclas de otros pueblos, lo que no es sino una forma de xenofobia ordenada por Dios.

¿Por qué Dios elige a una familia y a toda su descendencia como su pueblo elegido? ¿Dónde esta pues la justicia infinita de Dios? ¿No seria más razonable que Dios velara por igual a todos los humanos? Al fin y al cabo todos somos herederos de Adam y Eva y todos hemos sido creados gracias a Dios ¿Le parece a Dios razonable que unos padres muestren predilección por algunos de sus hijos en detrimento de los otros? Ya sabemos que es inimaginable entender la voluntad de Dios, sus creencias, su moral, dada su naturaleza caprichosa, que obra bajo su propio criterio y de forma muy poco razonada y razonable. A tenor de lo que ha de sufrir el pueblo de Israel, mas vale no estar entre los predilectos por Dios.

NT: Un descendiente de Leví (uno de los hijos de Jacob) caso con una mujer de su linaje con la que tuvo un hijo hermoso, al que, después de ocultarlo durante tres meses, lo deposito en una cestita de papiro y lo dejo en la ribera del río para que se salvara del mandato del Faraón bajo la observación de su hermana. Fue descubierto por la hija del Faraón que se bañaba en el río y mando a sus sirvientas a que se lo trajeran y se compadeció de él. La hermana del niño se acerco y se ofreció a la hija del Faraón, quien consintió, a buscarle una nodriza hebrea para que amamantase al bebe. La joven llamo a su propia madre, quien fue mandatada para criar a aquel niño dejado en las aguas hasta que fuese grandecito, momento en que fue devuelto a la hija del Faraón como si fuera su hijo y le dio por nombre Moisés, porque “de las aguas le saque” (Ex. 2.1-10).

CM: Una bonita historia si no hubiese pasado de ser eso, pero se ha convertido en una verdad bíblica, base de las tres religiones monoteístas que aún perduran, a pesar de la ausencia de rastros que den un mínimo de veracidad a lo allí escrito, de los avances científicos, de las contradicciones observadas en las sagradas escrituras y de la hipocresía religiosa.

Naturalmente Moisés debía venir de una rama pura del israelismo, pura raza, nada de mezclas con otros hombres o mujeres ajenas a la elección divina, un rasgo más de la xenofobia de Dios ante su propia obra. Y había de ser hermoso, muy hermoso, así es como lo define el libro sagrado, como queriendo aventurar la pureza de su procedencia.

NT: Moisés, ya grande, observaba la opresión a que eran sometidos sus hermanos hebreos y un día, viendo como un egipcio maltrataba a un hebreo mato a aquel y lo enterró en la arena (Ex. 2.11-12).

CM: No sabemos que edad tenia Moisés cuando cometió aquel asesinato, ni nada dice el Exodo de los años anteriores de Moisés, aunque cabe suponer que habiendo sido adoptado por la hija del Faraón debería vivir en el palacio de los reyes de Egipto, un israelita, lo que no deja de ser una imprudencia por parte del Faraón, meter en su casa a uno de sus enemigos. Siempre supo que era hebreo y que fue alimentado por hebreos.

NT: Habiendo conocido el Faraón lo que Moisés había hecho ordena su muerte, pero este huye y se refugia en la tierra de Madián (Ex. 2.15). Allí observo, junto a un pozo, como siete mujeres (hijas del sacerdote del lugar) que iban a abrevar el ganado de su padre eran desplazadas por unos pastores y salio en su defensa (Ex. 2.16-17). De vuelta a casa, tras conocer el sacerdote lo acontecido manda buscar a Moisés para agradecerle su hazaña, ofreciéndole a una de sus hijas (Séfora) (Ex. 2.21).

CM: La historia no deja de ser bonita, digna de un héroe del cine de Hollywood salvando a unas chicas guapas del acoso de unos desalmados. Tan bella gesta no podía acabar sino con el casamiento del héroe con una de las heroínas, solo que en términos bíblicos sin enamoramiento, siguiendo el trato que la Biblia da a la mujer como moneda de cambia, esta es ofrecida al héroe como agradecimiento a su noble gesta.

Durante muchos siglos la mujer occidental tenía interiorizado su papel de ser inferior, sometida al hombre, cumplidora de los preceptos bíblicos, reconocedora y sumisa al papel que este libro “sagrado” le tenía conferido. Si bien en la mayor parte del mundo cristiano este papel esta siendo afortunadamente invertido hasta situar a la mujer en el mismo plano de igualdad que el hombre, sin embargo ésta aún no ha mostrado su repulsa clara y contundente a estos supuestos escritos sagrados. En las culturas islámicas y judías, salvo muy en ocasiones muy puntuales, la mujer sigue en un segundo plano asumiendo su supuesta inferioridad respecto del hombre.

NT: Tras la muerte del rey de Egipto, los hijos de Israel seguían gimiendo y sus gritos subieron hasta Dios, quien se acordó de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob (Ex. 2.22-24).

CM: ¿Qué estaría haciendo Dios? ¿A que se dedicaba en sus ratos libres, si es que los tenía? Por lo que sabemos del Génesis, la creación ya estaba consumada y no tenia otra misión que cuidar de su obra o permanecer descansando (al séptimo de la creación descanso). Pero ocurrieron muchas cosas en las que intervino de alguna u otra manera, la expulsión de Adán y Eva del paraíso terrenal, el diluvio universal y las promesas a Abraham, Isaac y Jacob. ¿Cómo se le podía olvidar a Dios su misión, su compromiso con el pueblo de Israel? Si Dios se olvido de su pueblo como no se va a olvidar de los demás, de los que no gozan de su protección. Si nos remitimos al momento actual, cabria preguntarse ¿donde esta Dios? La respuesta más convincente seria que se ha olvidado de nosotros, quizás se olvido de nosotros hace siglos, milenios, quizás nunca existió.

Pero volviendo al texto bíblico, quizás Dios estaba esperando una llamada de su pueblo elegido, como así fue, algo así como: “no actuare hasta que mi pueblo se vea lo suficientemente humillado y sometido para que tenga que acudir “Yo” como salvador”. Es una táctica muy empleada en tiempos de crisis que da pasos a salvadores de la patria utilizando medios que se justifican para el fin perseguido.



Notas:

Uno de los libros bíblicos dice: “El año cuatrocientos ochenta, después de la salida de los hijos de Israel de Egipto, el cuarto año del reinado de Salomón, comenzó a edificar la casa de Yavé” (1 Reyes 6.1).

La casa de Yavé, a la que se refiere el texto bíblico es el primer templo de Jerusalén, que mando construir el rey Salomón, que si existió en realidad, aproximadamente en el año 966 a.C. De forma que si sumamos 480 años atrás, resultaría que Moisés salio de Egipto en el año 1446 a.C.

Durante este periodo gobernaba en Egipto el faraón Amenofis II tambien conocido como Amenhotep II (de la XVIII dinastía).

Moisés pudo nacer en el año 1526, debiendo gobernar Egipto Thutmosis I también llamado Thutmés I. Este faraón tuvo una hija llamada Hatshepsut que, de ser cierta la historia de Moisés, pudiera ser quien recogió la cesta con el niño del río Nilo. Hatshepsut se caso con su hermanastro Thutmosis II y a la muerte de este ocupo la regencia de su hijastro Thutmosis III (hijo de su marido con una concubina, al no haber tenido hijos varones). 

Otros autores sitúan el tiempo de Moisés durante el reinado de Ramses II (en los alrededores del año 1280 a.C).

Cualquiera que sea el tiempo de la existencia de Moisés, no hay ningún tipo de referencia o cita en los textos e inscripciones egipcias que hagan la mas minima mención a lo relatado en el Éxodo.

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