NT (texto bíblico): Acuérdate de todo el camino que Yavé, tu Dios, te ha hecho hacer en cuarenta años por el desierto, para castigarte y probarte, para conocer los sentimientos de tu corazón y saber si guardas o no sus mandamientos. El te afligió, te hizo pasar hambre y te alimento con el maná, para que aprendieras que no solo de pan vive el hombre, sino de cuanto procede de la boca de Yavé (DEU. 8.1-6).
CM (comentarios): Cuarenta años de exterminio,
durante los cuales los que no murieron de muerte natural o por enfermedad
encontraron la muerte como castigo por incumplir los mandamientos, las severas
órdenes de su dios, o no le adoraron suficientemente. Todos aquellos que no se
resignaron a una aventura incierta, que dudaron de la palabra de Yavé, fueron
eliminados de la faz de la Tierra. Solo los obedientes, los sumisos, los
temerosos del castigo sobrevivieron. Es ésta la sociedad que proclama la
Biblia, una sociedad de creyentes en un supuesto ser superior, al que teman y
adoren al mismo tiempo, sometida a unos valores que anula la personalidad, la
individualidad, la capacidad de pensar libremente, la critica, y somete, por el
contrario, a la persona a la obediencia ciega, al cumplimiento de unos deberes
absurdos y a unos comportamientos discriminatorios sobre las mujeres, a la
aceptación del dolor y del sufrimiento como norma, a una educación restrictiva
y al inmovilismo. Y, si es preciso, preparar a los varones para la guerra
santa. Es lo que ha ocurrido durante siglos y por desgracia sigue siendo
actualidad en los momentos presentes en ciertas zonas del planeta.
NT: Ahora Yavé va a introducirte
en una buena tierra,… Guarda de olvidarte de Yavé, de observar sus
mandamientos,… porque pereceréis, como las naciones que Yavé hace perecer ante
vosotros (DEU. 8.7-20).
CM: El anónimo escritor bíblico
describe una vez más las excelencias de la tierra prometida y conquistada, lo
que han tenido que sufrir los supervivientes o sus padres - la mayoría ha
debido nacer durante la travesía-, lo bien que van a vivir, en casas hermosas,
con una ganadería fructífera y colmado de bienes. Todo ello es debido a Yavé a
quien deberán estar agradecidos de por vida y por generaciones futuras, porque
de lo contrario les espera la muerte, perecerán como lo han hecho, de la mano
de Yavé, los desafortunados habitantes anteriores de esta tierra tan fértil.
Este es pues el mensaje, el temor al castigo divino, la mayor y más eficaz
formula de sometimiento jamás inventada. Solo basta creer en ese dios
justiciero para estar sometido al director espiritual que corresponda (de hecho
la segunda dinastía borbónica de la España del siglo XXI se inclina ante el
Papa de Roma y besa su mano en señal de humillación y sometimiento, para
vergüenza de muchos españoles).
NT: Estáis hoy para pasar el
Jordan y marchar a la conquista de naciones mas numerosas y poderosas que tu,…
Haz de saber que Yavé, tu Dios irá delante de ti como fuego devorador, los
humillará ante ti y lo destruirás,… Y lo hago para cumplir la palabra que di a
Abraham, Isaac y Jacob, no por tu justicia, porque eres pueblo de dura cerviz
(DEU. 9.1-6).
CM: Se dirige al pueblo de Israel
en segunda persona. Van a terminar la conquista con el cruce del río Jordan, la
tierra de Enac, como siempre alentando a las tropas a exterminar al enemigo, un
pueblo lleno de maldad a juicio de Yavé porque adoran a otros dioses,
seguramente menos crueles y malvados que Yavé. Éste no reconoce al pueblo de
Israel merecedor de las tierras conquistadas, es decir el grado de sumisión no
es suficiente a sus ojos ansiosos de adoración extrema, de forma que sigue con
su proyecto por la palabra dada a los anteriores personajes bíblicos de esta
perversa historia. Una vez más Yavé reconoce haberse equivocado, ha confiado en
el pueblo elegido por él mismo para llevar a cabo una misión extravagante y
éste pueblo no ha creído suficientemente en el proyecto, se ha revelado, ha
dudado y por consiguiente ha debido ser castigado por Yavé que ha tenido que
hacer uso de demasiadas armas persuasorias, de cuyo uso gozaba a tenor de las
veces que se vanagloria de su poder y de su crueldad. Quizás debamos de
concluir que como estratega deja mucho que desear si tiene que recurrir con
tanta frecuencia a la violencia para imponer sus mandamientos.
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