NT (texto bíblico): Acuérdate. Desde que
salisteis de Egipto habéis sido rebeldes a Yavé. Provocasteis la ira de Yavé… (DEU.
9.7-10.11).
CM (comentarios): Quien habla es Moisés y recuerda
las veces que los israelitas dudaron de Yavé, que se rebelaron, relata las
cuarenta noches de ayuno y la ruptura de las tablas de la ley ante la
corrupción del pueblo construyendo un becerro de oro para adorarle, y como intercedió
ante Yavé para calmar su ira. Recuerda la muerte de su hermano Aaron. No parece
que Yavé fuese un dios persuasivo, convincente, sino más bien que su autoridad
venia impuesta por el miedo, por el temor a sus acciones, a sus represalias, al
terror al que sometía a su pueblo y a todos los pueblos por donde pasaban los
israelitas.
NT: ¿Qué es lo que de ti exige
Yavé, tu Dios, sino que le temas y cumplas sus mandamientos y sus leyes? De
Yavé son los cielos y la tierra y cuanto ella contiene. Y solo con tus padres
se ligo amándolos y con su descendencia, a quienes ha elegido de entre todos
los pueblos (DEU. 10.12-15).
CM: No hay duda alguna sobre el
fundamento de las religiones inspiradas en la Biblia, el temor al incumplimiento
de las leyes escritas en ella, circunstancias que se pueden extremar hasta
donde se quiera en función de la interpretación de cada secta religiosa. Sin
embargo no deja de ser sorprendente que las religiones monoteístas cristianas y
musulmanas reconozcan como único dios al dios del Antiguo Testamento, como también
reconocen a los personajes que en ella figuran, Abraham y Moisés
principalmente, un dios que elige al pueblo de Israel como su pueblo, al frente
del cual se pone para expulsar de sus territorios a aquellos otros pueblos que
por voluntad del mismo dios van a conquistar. De la misma forma los israelitas
podrían sentirse ofendidos ante la usurpación que esas religiones han hecho de
su dios.
NT: Circuncidad vuestros
corazones y no endurezcáis mas vuestra cerviz. Amad vosotros también al
extranjero, porque extranjeros fuisteis en Egipto. Teme a Yavé, sírvele,
adhiérete a él y jura por su nombre. Vuestros hijos no vieron las enseñanzas de
Yavé… (DEU. 10.16-11.21).
CM: Se pide a los israelitas que
no endurezcan su cerviz, es decir que sean sumisos, obedientes, y que amen a
los extranjeros, suponemos que también a los extranjeros en sus propias tierras,
las conquistadas por Israel. A continuación reconoce que las nuevas
generaciones no conocen las enseñanzas de Yavé, los prodigios realizados en
Egipto contra el faraón, lo que hizo con su ejercito cuando cruzaron el mar
Rojo, es decir todo aquello que ha hecho por el pueblo de Israel, de forma que
las generaciones futuras se cuidaran de adorar a otros dioses, porque de lo
contrario la cólera de Yavé caerá sobre ellos y cerrara el cielo, y no habrá
mas lluvia y la tierra no dará frutos y desaparecerán de la faz de la tierra. De
forma que parece entenderse que Yavé se irá, desaparecerá y dejará que los
hombres se valgan por si mismo, pero que sepan de las enseñanzas de Yavé, de su
poder, de sus instrumentos de castigo, de su falta de misericordia, de su
inclemencia, de su dureza, de la necesidad de que el pueblo este humillado,
servil y obediente, atributos que menciona una y muchas veces para recalcar que
la religión se basa en la obediencia ciega, en la anulación de la personalidad.
Podría entenderse que estos mensajes va en exclusiva para el pueblo de Israel,
pero la mayoría de los pueblos han decidido –en ocasiones por la fuerza- también
ser aludidos por esta mensajería, aunque para desgracia de Yavé la mayoría de
este mundo, que dice haber creado, no cumple con sus preceptos y muchos otros
le ignoran, y no por ello ha conseguido borrar a nadie de la faz de la tierra,
las desgracias ocurridas no se deben a su maldad, sino a la naturaleza o a los propios
humanos. Así que Dios, Yavé o como le quieran llamar, cuenta bien poco salvo en
la mente de algunos que persisten en mantener viva una existencia que no es
sino fruto de la debilidad de la mente de los humanos.
NT: Porque si cuidáis los
mandamientos Yavé arrojara ante vosotros a todos los pueblos, vuestras
fronteras se extenderán, nadie podrá resistir ante vosotros… (DEU. 11.22-32).
CM: Son reiterativos hasta la
saciedad, la necesidad de cumplir con los mandamientos divinos ha de ser
gravada en los cerebros de las generaciones futuras así como el castigo que les
espera ante el incumplimiento de los mismo. Es destacable el celo que ponen los
anónimos escritores bíblicos en hacer apología de la conquista, de forma que el
pueblo israelita habría de verse obligado a conquistar todos los territorios
fronterizos y extenderse hasta los confines del planeta. Por fortuna los israelitas
han incumplido este mandato divino o han fracasado en su intento, sin que su
dios haya intercedido por ellos. Una vez más debemos certificar la muerte de
Dios.