El obispo de la ciudad española
de Córdoba, en su mensaje navideño -a sus feligreses supongo- califica de “aquelarre
químico de laboratorio la fecundación in-vitro”. Así pues, trata de brujos y
brujas a quienes participan de ello, padres, médicos, enfermeras, técnicos de
laboratorios… Supongo que el citado obispo considerará una ofensa que alguien
le tilde de indecente, por utilizar un termino suave, aunque él no considerará
que ofende a nadie con sus palabras, pues ha de darse por supuesto que los
representantes de la Iglesia Católica tienen la potestad de denigrar, de
difamar, de insultar, de descalificar, de criminalizar y de condenar -al
infierno, claro- a quienes discrepan de sus principios o mantienen hábitos y
comportamientos contrarios a su rancia ortodoxia religiosa. Claro, que si nos remontamos
al pasado esa potestad contemplaba la tortura y el asesinato como practica
común contra los considerados herejes. Ya les gustaría a algunos obispos que quienes
participan de la fecundación in-vitro fueran condenados a la hoguera por
practicas heréticas, pero para su desgracia las leyes la consienten y la
sociedad esta muy por delante de las posiciones ancestrales de la mayoría de
los obispos y representantes de la citada iglesia.
Con estas expresiones, el obispo
en cuestión, que por su condición sacerdotal ni esta casado ni tiene hijos, pero
que osa dar lecciones de lo que no conoce, pretende que los matrimonios que no
puedan tener hijos de forma natural acepten esa contrariedad como manifestación
de la voluntad de Dios y no busquen vías alternativas para satisfacer su
legitimo deseo, que según el citado Obispo solo puede ser fruto del “abrazo
amoroso de los esposos”. ¡Que bonito! ¡Que ridículo!
Para rematar la faena, el obispo,
que se llama Demetrio Fernández, afirma que el hombre “aporta la cobertura, la
protección y la seguridad” y la mujer “aporta calor al hogar, acogida y
ternura”, de forma que el “varón cuanto mas varón mejor para la casa” y “la
mujer cuanto mas mujer y mas femenina mejor para la casa”. ¿Se puede ser más
retrogrado en los tiempos actuales?
Para este mismo obispo la
homosexualidad es una plaga, un mal que habría que erradicar, una abominación
–como sostiene la Biblia. En este aspecto, y otros muchos, coincide con otro
execrable obispo, el de la ciudad de Alcalá de Henares José Antonio Reig Pla,
retrogrado de primer grado, que acusa a los homosexuales de tener vínculos con
la corrupción y la prostitución o afirma que la homosexualidad es una
enfermedad que se cura mediante la oración y que el feminismo es un proceso de
deconstrucción de la persona, causante de la radicalidad de las mujeres que
exigen demasiado.
Quizás los citados obispos y las
diferentes iglesias sientan nostalgias de los textos bíblicos. He aquí algunos
ejemplos:
San Pablo a los Corintios
I
Corintios 11.3 Quiero que sepáis que la cabeza del varón es Cristo y la cabeza
de la mujer el varón. El varón no debe cubrir la cabeza, pues es imagen y
gloria de Dios, más la mujer es gloria del varón, pues no fue creado el varón
para la mujer, sino la mujer para el hombre.
I
Corintios 14.34-35. Las mujeres cállense en las asambleas. Si quieren aprender
algo, que en casa pregunten a sus maridos.
San Pablo a Timoteo
I
Timoteo 2-11 La mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. No consiento que
la mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio, pues el
primero fue formado Adán, después Eva. Se salvará por la crianza de los hijos,
si permanece en la fe, en la caridad, en la castidad y en la templanza.
Y
para finalizar, el tan laudado San Agustín, de joven mujeriego, decía que las
mujeres no debían de ser educadas en modo alguno.
Las palabras del obispo de Cordoba son tan graves que la fiscalia debería actuar de oficio con la misma diligencia que lo hace en otras ocasiones. Son palabras que incitan al odio y al repudio gacia las personas ( hombres y mujeres ) que acuden o ayudan en los procesos de fertilización in vitro.
ResponderEliminarEs una vergüenza para un País que haya personas "relevantes" que se atrevan a decir tales barbariades y sigan en su puesto. ¡ Con la Iglesia hemos topado!
Los púlpitos deberían utilizarse para exponer su doctrina religiosa y no para enaltecer la violencia entre personas en función de opiniones personales absolutamente detestables.
Si la jerarquía eclesiástica no toma cartas en este asunto será porque en el fondo y a pesar de lo que dice su jefe en Roma, opina lo mismo, aunque diga lo contrario para ganar adictos.