jueves, 14 de enero de 2016

DEUTERONOMIO: Nada de misericordia

NT (texto bíblico): Entonces pedí (Moisés) a Yavé misericordia, diciendo: Señor, tu has comenzado a mostrar a tu siervo tu grandeza y tu potente brazo; pues ¿que Dios hay, en los cielos ni en la tierra, que pueda hacer las obras que tu haces y tan poderosas hazañas? Déjame atravesar, para que pueda ver la excelente tierra del lado de allá del Jordán, esas hermosas montañas y el Líbano. Pero Yavé, como fuera de sí por causa vuestra, no me escucho, antes bien dijo: Basta, no vuelvas a hablarme de eso, no has de pasar el Jordán. Manda a Josué, infúndale valor y fortaleza, pues él es quien lo pasará a la cabeza de éste pueblo y lo pondrá en posesión de la tierra que tú no puedes más que ver (DEU.3.23-29).  

CM (comentarios): El pobre de Moisés aún cree que Yavé es misericordioso y acude a él suplicándole, pero Yavé, por el contrario, es despiadado, molestándole incluso que contraríe su voluntad, “basta”, no quiero volver a oír nada sobre el asunto, estaba fuera de sí, harto de aguantar las dudas e incomprensiones de su pueblo, postura, por cierto, impropia de un dios tan poderoso; así pues tan solo le recomienda que mire a la lejanía e imagine la tierra que nunca llegará a conocer. Moisés, tras dedicar toda su vida a su dios, solo desea pisar la tierra prometida, pero con más de cien años es demasiado viejo y Yavé tiene reservado para él la muerte próxima.
Moisés, en su petición, ensalza la grandeza de Yavé entendiendo que no hay otro dios más grande que él, capaz de hacer las obras que el hace, presuponiendo con ello, quizás, de la existencia de otros dioses no tan poderosos como Yavé, lo que supone una contradicción flagrante de los autores bíblicos que tantas veces nos hable de Yavé como el único dios. De existir otros dioses, aunque fueran menores, como en las civilizaciones griega y romana, el ambiente hubiera sido más divertido o, al menos, menos cruel. 

NT: Israel, guarda las leyes y mandamientos que yo te inculco. No añadáis nada, ni nada quitéis. A cuantos se fueron tras Baal lo extermino Yavé, por el contrario los que fuisteis fieles, estáis todavía todos. Yo os he enseñado lo que él me ha enseñado a mí, para que lo pongáis por obra en la tierra en que vais a entrar para poseerla. En ello está vuestra sabiduría a los ojos de los pueblos… (DEU. 4.1-24).

CM: Tras estas recomendaciones, Moisés evoca los recuerdos en el Sinaí, cuando Yavé les hablo en medio del fuego, la entrega de las tablas en piedra con la inscripción de los diez mandamientos, la alianza con el pueblo de Israel, la prohibición de adorar figuras y el juramento de Yavé de que Moisés no cruzaría el Jordán.
Moisés ha inculcado en su pueblo las normas de conducta que deben regir su vida, las cuales deben transmitirse de padres a hijos y también a los territorios conquistados, cosa harto difícil por cuanto que la conquista lleva implícita el exterminio de todo ser inteligente; sin embargo, las religiones que se han basado en los textos bíblicos, cristiana y musulmana, no han dejado de hacer proselitismo religioso allá donde hayan llegado, utilizando la violencia cuando los forzados escuchantes no veían con claridad el fundamento de tales enseñanzas o no estaban dispuestos a abandonar sus propias creencias y costumbres. La continuidad en la proclamación de una determinada moral choca con el devenir de la historia, con la evolución de las costumbres, de la cultura, de los descubrimientos científicos; las mentes no permanecen quietas, indiferentes a la evolución científica y técnica, ajenas a las nuevas corrientes de pensamiento derivadas de dicha evolución; por consiguiente las contradicciones afloraran en quienes quieren permanecer sujetos a creencias y normas de conducta ancestrales y al mismo tiempo viven, asumen y comparten las virtudes y vicios del mundo moderno (lo que psicología viene a llamarse disonancia cognitiva).

NT: Si corrompiéndoos os hacéis ídolos de cualquier clase, de cierto desapareceréis de la tierra que vais a posesionaros, seréis enteramente destruidos. Serviréis a sus dioses, obras de las manos de los hombres, de madera y de piedra, allí buscareis a Yavé… (DEU. 4.25-43).


CM: Serán desterrados quienes adoren ídolos de madera o piedra. A pesar de esta mandato divino, la primera religión en cuanto al numero de fieles, la cristiana y sus múltiples sectas, no hacen otra cosa que adorar figuras de cualquier material, en dos o en tres dimensiones. La figura de Jesús ha dado origen a toda una imaginería que es objeto de veneración en todas las ciudades y pueblos de creencias cristianas, numerosos ritos han sido creados para adorar a imágenes realizadas en escayola, madera, piedra o pintada sobre tabla, lienzo o mural. No solo la figura de Jesús es objeto de representación, sino la de su madre y virgen (que nadie se alarme) de la que hay un inconmensurable numero de ellas, que aún siendo la misma, esta representada con nombres diferentes y adorada como propia por los pueblos en los que fueron fabricadas, compitiendo entre ellas con ardor y pasión. Sin embargo sí han aplicado la destrucción de ídolos de otras culturas a las que había que evangelizar porque no habían conocido “la verdad”. Pues ellos, siguiendo los textos bíblicos, también deberían desaparecer de la tierra. Desde luego no deseo que desaparezcan de la faz de la tierra los adoradores de imágenes, pero supondría un extraordinario bien para el ser humano la desaparición de todas las religiones. 

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