NT (texto bíblico): Entonces pedí (Moisés) a Yavé
misericordia, diciendo: Señor, tu has comenzado a mostrar a tu siervo tu
grandeza y tu potente brazo; pues ¿que Dios hay, en los cielos ni en la tierra,
que pueda hacer las obras que tu haces y tan poderosas hazañas? Déjame
atravesar, para que pueda ver la excelente tierra del lado de allá del Jordán,
esas hermosas montañas y el Líbano. Pero Yavé, como fuera de sí por causa
vuestra, no me escucho, antes bien dijo: Basta, no vuelvas a hablarme de eso,
no has de pasar el Jordán. Manda a Josué, infúndale valor y fortaleza, pues él
es quien lo pasará a la cabeza de éste pueblo y lo pondrá en posesión de la
tierra que tú no puedes más que ver (DEU.3.23-29).
CM (comentarios): El pobre de Moisés aún cree
que Yavé es misericordioso y acude a él suplicándole, pero Yavé, por el
contrario, es despiadado, molestándole incluso que contraríe su voluntad,
“basta”, no quiero volver a oír nada sobre el asunto, estaba fuera de sí, harto
de aguantar las dudas e incomprensiones de su pueblo, postura, por cierto,
impropia de un dios tan poderoso; así pues tan solo le recomienda que mire a la
lejanía e imagine la tierra que nunca llegará a conocer. Moisés, tras dedicar
toda su vida a su dios, solo desea pisar la tierra prometida, pero con más de
cien años es demasiado viejo y Yavé tiene reservado para él la muerte próxima.
Moisés, en su petición, ensalza
la grandeza de Yavé entendiendo que no hay otro dios más grande que él, capaz
de hacer las obras que el hace, presuponiendo con ello, quizás, de la
existencia de otros dioses no tan poderosos como Yavé, lo que supone una
contradicción flagrante de los autores bíblicos que tantas veces nos hable de
Yavé como el único dios. De existir otros dioses, aunque fueran menores, como
en las civilizaciones griega y romana, el ambiente hubiera sido más divertido
o, al menos, menos cruel.
NT: Israel, guarda las leyes y
mandamientos que yo te inculco. No añadáis nada, ni nada quitéis. A cuantos se
fueron tras Baal lo extermino Yavé, por el contrario los que fuisteis fieles,
estáis todavía todos. Yo os he enseñado lo que él me ha enseñado a mí, para que
lo pongáis por obra en la tierra en que vais a entrar para poseerla. En ello
está vuestra sabiduría a los ojos de los pueblos… (DEU. 4.1-24).
CM: Tras estas recomendaciones,
Moisés evoca los recuerdos en el Sinaí, cuando Yavé les hablo en medio del
fuego, la entrega de las tablas en piedra con la inscripción de los diez
mandamientos, la alianza con el pueblo de Israel, la prohibición de adorar
figuras y el juramento de Yavé de que Moisés no cruzaría el Jordán.
Moisés ha inculcado en su pueblo
las normas de conducta que deben regir su vida, las cuales deben transmitirse
de padres a hijos y también a los territorios conquistados, cosa harto difícil
por cuanto que la conquista lleva implícita el exterminio de todo ser
inteligente; sin embargo, las religiones que se han basado en los textos
bíblicos, cristiana y musulmana, no han dejado de hacer proselitismo religioso
allá donde hayan llegado, utilizando la violencia cuando los forzados
escuchantes no veían con claridad el fundamento de tales enseñanzas o no
estaban dispuestos a abandonar sus propias creencias y costumbres. La
continuidad en la proclamación de una determinada moral choca con el devenir de
la historia, con la evolución de las costumbres, de la cultura, de los
descubrimientos científicos; las mentes no permanecen quietas, indiferentes a
la evolución científica y técnica, ajenas a las nuevas corrientes de
pensamiento derivadas de dicha evolución; por consiguiente las contradicciones
afloraran en quienes quieren permanecer sujetos a creencias y normas de
conducta ancestrales y al mismo tiempo viven, asumen y comparten las virtudes y
vicios del mundo moderno (lo que psicología viene a llamarse disonancia
cognitiva).
NT: Si corrompiéndoos os hacéis
ídolos de cualquier clase, de cierto desapareceréis de la tierra que vais a
posesionaros, seréis enteramente destruidos. Serviréis a sus dioses, obras de
las manos de los hombres, de madera y de piedra, allí buscareis a Yavé… (DEU.
4.25-43).
CM: Serán desterrados quienes
adoren ídolos de madera o piedra. A pesar de esta mandato divino, la primera
religión en cuanto al numero de fieles, la cristiana y sus múltiples sectas, no
hacen otra cosa que adorar figuras de cualquier material, en dos o en tres
dimensiones. La figura de Jesús ha dado origen a toda una imaginería que es
objeto de veneración en todas las ciudades y pueblos de creencias cristianas,
numerosos ritos han sido creados para adorar a imágenes realizadas en escayola,
madera, piedra o pintada sobre tabla, lienzo o mural. No solo la figura de
Jesús es objeto de representación, sino la de su madre y virgen (que nadie se
alarme) de la que hay un inconmensurable numero de ellas, que aún siendo la
misma, esta representada con nombres diferentes y adorada como propia por los
pueblos en los que fueron fabricadas, compitiendo entre ellas con ardor y
pasión. Sin embargo sí han aplicado la destrucción de ídolos de otras culturas
a las que había que evangelizar porque no habían conocido “la verdad”. Pues
ellos, siguiendo los textos bíblicos, también deberían desaparecer de la
tierra. Desde luego no deseo que desaparezcan de la faz de la tierra los
adoradores de imágenes, pero supondría un extraordinario bien para el ser
humano la desaparición de todas las religiones.
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