NT (texto bíblico): Yavé habla a Moisés para
comunicarle como han de distribuirse la tierra cuando lleguen a Canán y nombra
a los príncipes de las distintas tribus (Num. 34.1-29).
CM (comentarios): Es sorprendente que el mismo
dios establezca, con todo detalle, las fronteras de los territorios por conquistar, las ciudades que
la componen y sus limites en todas las direcciones. Y además nombre a un príncipe
por cada tribu que deberá distribuirse las tierras conquistadas. Moisés, una
vez más, ejerce de portavoz de las decisiones de Yavé no disponiendo de
autoridad para determinar con sus leales el reparto de las tierras. Un dios
demasiado cercano a las tareas administrativas como para ser considerado como
tal. Sigue sorprendiendo que la imaginación de unos escritores desconocidos
haya calado de forma tan profunda en el pensamiento colectivo de tantas
generaciones.
NT: Manda a los hijos de Israel que de la
heredad de su posesión cedan a los levitas ciudades en las que habitar y pastos
para sus ganados. Los pastos estarán en torno a las ciudades y serán de mil
codos, en las afueras de dos mil codos a oriente, de dos mil codos al mediodía,
de dos mil codos al occidente y de dos mil codos al norte, quedando la ciudad
en medio. De las ciudades de los levitas seis serán de refugio (del homicida)
de un total de cuarenta y ocho (Num. 35.1-8).
CM: De nuevo Yavé dándole
instrucciones a Moisés de cómo ha de actuar. Los levitas, la casta sacerdotal y
no guerrera, deben recibir en heredad parte de la conquista. Si cuarenta y ocho
ciudades son para los levitas hemos de suponer que muchas mas ciudades fueron o
serán conquistadas, dando idea del espíritu de conquista del pueblo de Israel,
bajo la dirección directa de la divinidad.
Desde los orígenes de la
creación, el creador se ha preocupado de las cosas mundanas, dando
instrucciones para el culto, determinando las dimensiones exactas del tabernáculo,
de la forma de los sacrificios, de la composición de los manjares, de cómo
confeccionar esto y aquello, de cómo rehacer el censo de población para los ejércitos,
de cómo organizarse y, ahora, de cómo distribuir las ciudades. Los tiempos
actuales son otros tiempos, probablemente este dios se ha cansado de administrar
las cosas de los humanos, quizás se haya dado por vencido o quizás no encuentre
el portavoz adecuado, quizás lleve siglos buscando al nuevo Moisés a través del
cual comunicarse con nosotros, los humanos.
NT: Las ciudades de asilo servirán
para que el homicida no sea muerto antes de pasar a juicio. El homicida será
muerto si mato con instrumento de hierro, piedra o madera (Num. 35.9-34).
CM: Se establece la pena de
muerte para quien alevosamente asesina, pero se somete al arbitrio de los
jueces cuando la muerte es provocada por azar, debiendo someterse el homicida a
vivir en la ciudad de asilo. Estas disposiciones serán normas de derecho que se
aplicaran por las generaciones venideras.
Una vez mas es Yavé, el dios de
los israelitas, quien dicta las leyes en el ámbito civil, como corresponde a un
estado teocrático. Pero no ha vuelto para adaptar su código civil al
transcurrir de los tiempos, quizás pensó Yavé que la mentalidad de los pueblos
no cambiaria jamás.
NT: Si ellas se casan con uno de
otra tribu, su heredad se sustraerá de la de nuestros padres, yendo a aumentar
la heredad de la tribu a que ellos pertenezcan y disminuirá la que nos haya
tocado en suerte. Moisés les responde, según mandato de Yavé, que la heredad no
pasara de una tribu a otra porque toda mujer deberá tomar marido de su misma
tribu (Num- 36.1-13).
CM: Con esta legislación en
materia de matrimonios termina el libro Numeros, estableciéndose la obligatoriedad
de casarse dentro de la misma tribu con objeto de no alterar los repartos de
tierras y bienes distribuidos por Yavé en función del tamaño de cada tribu. De
esta forma queda consolidado el matrimonio entre parientes, siendo así como lo
ha mandado su dios.
FIN
DE NUMEROS
Esos textos son estrategias militares y políticas
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