NT (texto bíblico): Partieron de nuevo y
acamparon en los llanos de Moab, frente a Jericó, al otro lado del Jordán.
Balac, el rey, temeroso ante el poder de los israelitas, envío mensajeros a
Balam, una especie de adivino, con objeto de que les maldijera, pero éste no
quiso hacer nada antes de hablar con Yavé, quien lo impide. No satisfecho
Balac, insiste con nuevos mensajeros ante Balam, pero este se niega a pesar de
los regalos que le ofrecen. Yavé le ordena que vaya a ver a Balac pero ha de
hacer cuanto Yavé le mande. Monta en su asna y emprende el camino, pero un
ángel se le interpone y ante los movimientos del asna para volverse la fustiga
intensamente hasta que Yavé por boca del animal le pregunta que porque la ha
fustigado por tres veces. Entonces Balam vio el ángel en el camino
desenvainando la espada, se postro y reconoce su pecado al obligar a la asna a
no retroceder. El ángel le deja continuar (Num. 22.1-40).
CM (comentarios): Este largo relato resumido
muestra las contradicciones de Yavé negándole la marcha a Balam para después
ordenarle ir y a continuación ponerle a prueba impidiéndole el paso mediante un
ángel, para después dejarle continuar su camino.
Balam es un personaje
supuestamente con poderes en quien confía el rey Balac para maldecir al pueblo
israelita, que se acerca a sus fronteras con ánimos de ocupar sus tierras, pero
el tal Balam es sorprendente e incomprensivamente un hombre de Yavé, a quien
cuenta todo lo que le solicita el rey Balac.
Esta fantasía del ángel en el
camino, del asna que intenta retroceder, de Balam que no ve al ángel y fustiga
al asna, del asna hablando, muestra la exigencia de Yavé de tener una fe ciega en él, interpretándose
la no visión del ángel como la ausencia de ella. Son tantas las contradicciones
a las que somete Yavé a sus creyentes que es preciso ser un redomado sabio para
averiguar cuando se esta cerca o lejos del pecado, que es o que no es pecado
cuando las acciones no son del agrado de Dios. Es suma la incertidumbre como forma
de sometimiento.
NT: Balam, tras alzar siete
altares y sacrificar novillos y carneros bendice al pueblo de Israel ante la
sorpresa de Balac. Esta ceremonia se repite por tres veces en diferentes
lugares y en cada una de ellas las alabanzas al pueblo de Israel son mayores y
Balac despide a Balam, no sin antes vaticinar éste las futuras victorias de los
israelitas (Num. 23.1-30, 24.1-25).
CM: Según el texto bíblico es
Yavé quien habla por boca de Balam, como los diferentes oráculos que han existido
y existen en la actualidad, que hablan en nombre de un dios que le confiera una
supuesta autoridad que todos acatan.
NT: El pueblo se prostituyo por
el trato de las hijas de Moab, asistían a los sacrificios de sus dioses y
desato la ira de Yavé, quien ordeno que fuesen colgados todos aquellos que
hubieran servido a Baal (Num. 25.1-5). En esto llego un hijo de Israel con una
madianita y viéndolo Finés, hijo de Eleazar, hijo de Arón, tomo su espada y los
atravesó a ambos sirviendo como expiación. Murieron en aquella plaga
veinticuatro mil. A partir de ahí Yavé consolida la alianza con los herederos
de Arón de un sacerdocio eterno y ordena a Moisés destruid a los madianitas por
tratarse de enemigos (Num. 25.6-18).
CM: Una vez más los hijos de
Israel se dan a los placeres mundanos y a la adoración a otros dioses,
incumpliendo así las leyes emanadas de la voluntad divina, tan incompresibles
para unos seres carnales, no incorpóreos como su creador, pero sometidos a una
férrea disciplina que no acepta, ante la desviación, otro castigo que la
muerte. De nuevo viene a ponerse de manifiesto la crueldad del creador, la
ausencia de tolerancia y comprensión ante las debilidades de los humanos y la
frialdad de sus decisiones. Según el texto bíblico Yavé ordeno asesinar a
veinticuatro mil israelitas a los que habrían de añadirse los otros tantos
miles de los hombres y mujeres de Madián, que adoraban a otros dioses.
No es muy diferente de las
muertes que la Iglesia de Roma y sus seguidores ordenaron en siglos pasados
contra los infieles, contra quienes adoraban a otros dioses o sencillamente
incumplían o dudaban de algunos de los preceptos establecidos como de obligado
cumplimiento. Tampoco es diferente de las llamadas a la persecución del infiel
por parte de los seguidores del Coran en tiempos pasados y aún en los tiempos
presentes por parte de las corrientes
mas integristas de ese movimiento religioso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario