NT: Llegaron al desierto de Sin.
No había agua para la muchedumbre y ésta se amotino, lamentándose: “Ojala
hubiéramos perecido cuando perecieron nuestros hermanos ante Yavé” ¿Por qué nos
has traído a este desierto a morir, nosotros y nuestros ganados? ¿Por qué nos
sacaste de la tierra de Egipto…? Viendo esto Yavé dijo a Moisés: Toma tu cayado
y reúne a la muchedumbre y en su presencia habla a la roca y esta dará agua.
Hecho esto el agua broto en abundancia (Num. 20.1-13).
CM: Una vez más el pueblo se
amotina ante el cansancio, el hambre y la sed, quizás contra la estupidez, son
muchas las penalidades que lleva atravesando el pueblo elegido, pero esta vez
no hay represalias contra quienes se lamentan de haber dejado Egipto, pues Yavé
se muestra clemente y lleva a cabo uno de sus magníficos milagros sirviéndose
del cayado de Moisés como varita mágica, prodigiosa, tal como ya lo hiciera en
Egipto ante el Faraón, y el agua broto a raudales con solo dar un par de golpes
a una roca que casualmente estaba en aquel desierto inhóspito y, supongamos que
con un sol abrasador. La naturaleza al servicio del todopoderoso y de sus
caprichos. ¡Como no creer en quien hace tales maravillas! Aún así Yavé advierte
a Moisés y Aron que no pisaran la tierra prometida ante su falta de fe. De
hecho ninguno de los que salieron de Egipto llegaron a la tierra prometida.
NT: Mando Moisés embajadores al
rey de Edom para rogarle que les dejaran pasar por su territorio, prometiendo
no pisar sus sembrados, ni beber el agua de sus pozos, sin detenerse hasta
salir de su territorio. Pero la respuesta fue negativa (Num. 20.14-21).
CM: Resulta extraño este relato,
en el que no se menciona a Yavé dando instrucciones a Moisés sobre que ha de
hacer, sino que es éste quien envía mensajeros a Edom solicitando permiso para
atravesar su territorio, con ruegos y aludiendo a las calamidades que llevaban
pasadas. Finalmente, ante la negativa del rey renuncian a su propósito.
¿Quiere decirse de ésta forma que
sin la ayuda del todopoderoso los lideres políticos-religiosos no pueden
conseguir sus objetivos? Quizás sea una estratagema más de Yavé para demostrar,
de nuevo, la necesidad de su presencia.
NT: Alejados de Cades, la ciudad
del reino de Edom en donde habían acampado, se dirigen al monte Or. Allí Yavé
ordena a Moisés que despoje de sus ropajes a Arón y revista de ellas a su hijo
Eleazar. Allí mismo murió Arón e hicieron duelo por él durante treinta días
(Num. 20.22-30).
CM: Yavé había anunciado que Arón
no llegaría a la tierra prometida, porque había perdido la fe en él y ha
decidido que Arón sea desposeído de su condición sacerdotal y que muera a continuación.
Puesto que la casta sacerdotal esta establecida de antemano, es su hijo quien
será a partir de ahora el sumo sacerdote.
Quizás el propio Arón, quizás más
inteligente que su hermano Moisés, estuviese ya cansado de tanto alargar su
vida centenaria y desease pasar a mejor vida, dejando de estar sometido a la
incomprensión de su pueblo y la suya misma, en una aventura sinfín. El pueblo
de Israel tiene, con la muerte de Arón, la ocasión de descansar durante treinta
días, o quizás de afrontar esos días más de penuria por una tierra extraña,
llena de dificultades y de desventuras.
NT: El cananeo, el rey de Arad,
que habitaba en el Negueb, al oír que venia Israel, los ataco y tomo
prisioneros. Entonces Yavé, oyendo la plegaria de su pueblo derroto a Arad y
destruyo sus ciudades, y diose a aquel lugar el nombre de Jorma (Num. 21.1-3).
CM: Unas escasas líneas para
destacar la osadía de un rey que quiso interponerse en el camino de Yavé y por
ello fue aniquilado junto a sus soldados y sus ciudades asoladas. No narra como
se desarrollo ésta batalla, si fue tal o si la sencilla voluntad del
todopoderoso fue suficiente para su aniquilación sin intervención de las
fuerzas armadas israelitas. Tampoco hace mención del numero de personas que
perecieron en este acontecimiento, quizás hubiese sido mas afortunada una
acción del todopoderoso para convencer al rey de Arad, pero no son estas las
artes de Yavé, mas amante del uso de la violencia, de arrasar y de llevar la
desgracia allí por donde hace transitar a su pueblo.