NT (texto bíblico): Manda que hagan salir del
campamento a los leprosos, a todo el que padece flujo y a todo inmundo por un
cadáver, para que no contaminen el campamento (Num. 5.1-4).
CM (comentarios): Parece, que una vez acabados
los recuentos de los varones; las mujeres son ignoradas, Yavé, gran defensor de
la pureza, trata de aislar a toda persona contaminada del resto, para que éstos
permanezcan puros, debiendo pagar quienes incumplan los mandatos de Yavé con
las correspondientes ofrendas, tal como se había establecido en el libro
Levitico.
NT: Si la mujer de uno fornicase
y le fuera infiel, durmiendo con otro en concubino de semen, sin que haya
podido verlo el marido ni haya testigo, por no haber sido hallada en el lecho,
y se apoderase del marido el espíritu de los celos y tuviese celos de ella,
háyase ella manchada en realidad o no, la llevará al sacerdote y ofrecerá por
ella una oblación de la décima parte de un efá de harina de cebada, sin
derramar aceite sobre ella ni poner incienso, para traer el pecado a la memoria
(Num. 5.11-15).
CM: La mujer, ante la sospecha
del hombre, derivada de los celos, deberá sufrir la humillación de ser llevada
al sacerdote para ser sometida a la ceremonia de la maldición, que consiste en
escribir, por parte del sacerdote, la maldición de Yavé (hágase execración de
en medio de su pueblo y séquense sus muslos e hínchese su vientre) en una hoja
que diluirá en agua amarga, luego agitara la mano de la mujer ante Yavé y la
llevara al altar; allí quemará un puñado de la ofrenda y después dará de beber
del agua a la mujer. Y si se hubiere contaminado, siendo infiel a su marido, se
le hinchará el vientre, se le secarán los muslos y será maldición en medio de
su pueblo. Si por el contrario, no se contamino y es pura, quedara ilesa y será
fecunda (Num. 5.16-31).
Extraña forma de determinar la
veracidad de los hechos. Tampoco establece un periodo para que el hechizo surta
el efecto determinante de la culpabilidad o inocencia de la sospechosa, si éste
ha de verificar cada día el estado del vientre y los muslos de la mujer. En
todo caso, y dada la condición humana propia al enconamiento con ciertas formas
de “pecado”, es factible pensar que sobre la desdichada mujer caerá siempre el
peso de la sospecha.
NT: Establece Yavé que quien se
consagra a él (voto de nazareo) se abstendrá de tomar vino y cualquier bebida
embriagante, ni pasara la navaja por su cabeza. Durante el tiempo de
consagración será santo, no se acercara a cadáver alguno, ni de sus familiares.
El incumpliendo llevara consigo el sacrificio por el pecado. Al final de su
nazareo hará en ofrenda un cordero primal, una oveja, un carnero y un cestillo
de panes (Num. 6.1-21).
CM: Tiene bastante parecido con
los votos de penitencia a los que se sometían los cristianos, quizás algunos lo
hacen aún, en agradecimiento a parabienes recibidos en la vida y atribuidos a
su dios, en llamadas al todopoderoso para la salvación de algún familiar o
en evitación de males venideros. Puesto
que ante Yavé los individuos se miden por sus bienes económicos, aquellos que
viviendo en la pobreza no dispongan de los animales para el sacrificio
difícilmente podrán someterse al nazareo. Quizás existieran diferentes grados
de consagración, en cuyo caso el sacrificio fuese de menor cuantía, pero parece
que Yavé es bastante cartesiano en sus preceptos.
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