NT (texto bíblico): Yo he tomado a los levitas en
lugar de todo primogénito, que abre la vulva de su madre, y los levitas serán
míos como mío es todo primogénito; el día en que yo maté a todos los
primogénitos en la tierra de Egipto, me consagré a mí todos los primogénitos de
Israel, tanto de hombres como de animales; son míos. Yo, Yavé (Num. 3.11-13).
CM (comentarios): Estas frases serian
suficientes para rechazar cualquier creencia religiosa basada en el dios
bíblico, un dios que se confiesa y se enorgullece sin tapujos de ser un
asesino, “yo maté a todos los primogénitos de Egipto”. Los textos bíblicos
están saturados de referencias asesinas (desde sus orígenes, en el llamado
paraíso terrenal) y genocidas (desde el supuesto diluvio universal). Así pues La Biblia debería ser un libro
condenable por hacer apología del asesinato y del genocidio.
Los levitas son los elegidos para
las tareas del sacerdocio y no los primogénitos, a pesar de que ambos son
suyos, de su absoluta propiedad y puede hacer por tanto con ellos lo que le
venga en gana. Yavé reafirma de forma contundente su calidad de amo, “son míos”
y su narcisismo “Yo, Yavé”.
Del texto podría deducirse que, en este caso,
la calidad de primogenitura es identitaria tanto para la mujer como para el
hombre, puesto que entiende como primogénito a quien abre la vulva de su madre,
y no está escrito que el primer nacimiento de una mujer haya de ser varón.
Quizás al escritor se le haya pasado esta consideración, puesto que no es
concebible para los escritores bíblicos un tratamiento por igual al varón y a
la mujer.
NT: Enumerad a los hijos de Leví
según su linaje y familias. Haz el censo de todos los varones de un mes para
arriba… Todos los primogenitos varones fueron veintidós mil doscientos setenta
y tres… Para el rescate de los doscientos setenta y tres primogénitos que
sobrepasan al número de los levitas, toma cinco siclos por cabeza; este dinero
se lo entregara a Arón y sus hijos como rescate. Y así lo hizo Moisés (Num.3.14-51).
CM: Enumera el libro toda la
descendencia por familias de Leví, uno de los muchos hijos de Jacob y hace el
censo de todos los varones de más de un mes haciendo un total de veintidós mil
personas destinadas a hacer cumplir los preceptos de Yavé, a mantener la fe del
pueblo de Israel en el dios criminal y asesino, tal como el mismo se califica;
es la casta sacerdotal.
El número de primogénitos excede
al número de levitas, según el censo, en doscientas setenta y tres varones, y
por esta diferencia debe pagarse un precio destinado al culto. De lo que se
deduce que ha de haber un levita por cada primogénito y por el excedente se
deberá pagar un rescate. No queda muy clara esta relación biunívoca que obliga
a pagar por un excedente en el número de primogénitos, ni como se determina
cuales son esos primogénitos excedentes ni como se ha de pagar. Además por cada
varón que cumpla un año de nacido se incrementara el excedente y con ello se
realizara un nuevo rescate, salvo que se produzca alguna defunción. Caprichos
de Yavé.
NT: Haz el censo de los hijos de
Caat, desde los treinta años para arriba hasta los cincuenta. A continuación
enumera los rituales destinados a los descendientes de ésta familia en el
tabernáculo. Y así ordena hacer con todos los descendientes de los otros hijos
de Leví, Gersón y Merarí (Num. 4.1-49).
CM: En total son ocho mil
quinientas personas comprendidas entre los treinta y los cincuenta años los
destinados al culto. Por tanto veinte años de vida laboral, entendemos que
hasta los veinte años estarían escolarizados aprendiendo de sus mayores los
preceptos de Yavé y las diferentes tareas que le serán encomendadas al cumplir
la edad fijada. A la edad razonable de cincuenta años pasan a engrosar el grupo
de jubilados, aunque para aquellos de larga vida quizás se les hiciera penosa
tanta ociosidad.
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