lunes, 21 de julio de 2014

El obispo de Córdoba

El Obispo de Córdoba (España) ha publicado una carta “pastoral” el pasado 17 de julio digna del mayor de los ignorantes. A decir verdad no es el único, salvo que sean unos hipócritas, de los que la Iglesia de Roma esta llena; no hay mas que darse una vuelta por la historia para observar la corrupción que ha imperado en el Vaticano, y que continua en nuestros días a pesar del supuesto esfuerzo del papa  Francisco para neutralizar los contactos con la mafia y combatir la pederastia en el seno de la Iglesia Católica (IC).
                
La citada pastoral esta plagada de mentiras, entre estas cuando afirma que la Iglesia no quiere privilegios ni pretende ser tratada mejor que nadie, cuando hay múltiples evidencias de lo contrario, desde la consideración de fedatario publico, la exención de impuestos, la financiación (directa e indirecta) por parte de las administraciones publicas o la permisión de la enseñanza de su religión y consiguiente apología de sus creencias en los niños y niñas en proceso de formación de su mente y de su personalidad. La Iglesia presiona hasta la saciedad para mantener sus privilegios y aumentarlos si es posible, como esta ocurriendo con el actual gobierno del Partido Popular.

Pero ignorar esta realidad distinta es fruto de la soberbia y de la prepotencia con la que la IC ha estado acostumbrada a vivir a lo largo de los siglos, aliada siempre de los poderosos, siendo ella misma poderosa, sometiendo incluso a gobiernos mediante alianzas políticas y amenazas de excomunión. Enriqueciéndose descaradamente mediante el cobro de impuestos al pueblo (diezmos y primicias), sobornos (indulgencias) para alcanzar la gloria eterna, herencias y donaciones de particulares y de Estados, condados, ducados, poseyendo ella misma señoríos, prestando dinero a interés y quedándose con los bienes hipotecados por los prestatarios, acumulando riquezas en forma de bienes muebles e inmuebles (terrenos, palacios, iglesias, obras de arte,…). Hasta los tiempos actuales en los que su propio banco es el mejor instrumento de blanqueo de capitales de las mafias y de la propia Iglesia. La IC siempre supo mirar para otro lado.

En este mundo paralelo en el que quieren vivir los obispos se atreve a decir que todo lo que hacen es para ejercer la misión que Cristo le ha encomendado. No se si el tal Cristo existió o no, pero he leído sobre él y no parece que nada de lo que esta haciendo la IC sea fruto de sus enseñanzas.

Continúa el obispo afirmando que la religión no es un mal, sino un bien en la vida personal y comunitaria de la sociedad, que ha de ser respetado y promovido por la sociedad civil. Es discutible tanto que la religión no sea un mal, cuando la mayor parte de los crímenes y muertes que se han producido desde la consolidación del cristianismo lo han sido como fruto de las guerras de religión, las persecuciones religiosas y de la lucha contra la herejía. Y se echamos una mirada al presente podremos fijarnos en el mundo islámico y sus Estados total o parcialmente teístas y muchas de las sectas religiosas que predican libremente por los países americanos del norte y del sur y de Europa. Así que no esta nada claro que no sea un mal, ni que sea un bien en la vida personal y comunitaria. En lo que respecta a la vida personal, quienes son educados en las creencias religiosas están siendo manipulados, adoctrinados ideológicamente y su capacidad de pensar libremente esta siendo mancillada en aras a unas ideas, que además de ser excluyentes, son perniciosas y falsas. Y encima pretende que la sociedad civil promueva el hecho religioso y la enseñanza de la religión, ¿pero no decía que no quieren privilegios?


Se les llena la boca de Dios. Quizás sea necesario un debate sobre Dios, porque es muy probable que no exista, algunos estamos convencidos, en cuyo caso menudo fracaso de la humanidad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario