NT (texto bíblico): Si una causa te resultare
difícil de resolver entre sangre y sangre, entre contestación y contestación,
objeto de litigio en tus puertas, te levantarás e irás a los sacerdotes hijos de
Levi y al juez en funciones le consultarás; el te dirá la sentencia que haya de
darse conforme a derecho… El que, dejándose llevar por la soberbia, no
escuchare al sacerdote o no al juez, será condenado a muerte. Así extirparas el
mal de en medio de Israel, y tu pueblo al saberlo temerá y no se dejara llevar
por la soberbia (DEU. 17.8-13).
CM (comentarios): De nuevo la pena de muerte
para quien no acate el consejo del sacerdote o el veredicto del juez. Desprecio
por la vida, con tal de extirpar cualquier vestigio de mal. No hablamos de la
justicia impartida por los tribunales civiles sino de la única justicia
reconocida por la Biblia y los integristas religiosos, que no es sino la
justicia derivada del dios justiciero del Antiguo Testamento. Son los
sacerdotes, bajo el punto de vista de los textos bíblicos, quienes han de
impartir justicia, ellos constituyen una casta a perpetuidad porque así lo
estableció Yavé para los descendientes de Leví, ellos son los encargados de
rendir culto a la divinidad, de dirigir los rituales en los sacrificios y en
las fiestas de guardar, pero también de hacer cumplir los preceptos civiles y
religiosos mandatados por Yavé y de hacer de jueces cuando se presenten
conflictos de intereses. Es el Estado teísta cuyas leyes dimanan de Dios. Durante
siglos en el área euroasiática los estados se caracterizaban por su simbología
religiosa, la cruz de los cristianos, la media luna de los musulmanes, y sus
leyes estaban enmarcadas en las creencias y dogmas de sus respectivas
religiones. No antes de la Ilustración los Estados de mayoría cristiana dejaron
de ser confesionales, y aún así en muchos estados como el español o el italiano
se reconoce a la Iglesia Católica una serie de derechos y prerrogativas
marcadas en sus constituciones y desarrollada mediante acuerdos a nivel de
Estado con la Santa Sede. No deja de llamar la atención de muchas personas no
creyentes e incluso creyentes progresistas como muchos dirigentes políticos,
presidentes de gobierno y jefes de estado inclinan la cerviz ante la autoridad
eclesiástica, ya sea el Papa o el obispo de cualquier diócesis, en un acto de
subordinación de lo civil ante lo religioso, para vergüenza de los no
creyentes.
Y cuidado con aquel que
incumpliera el dictamen del juez-sacerdote, porque no existe apelación posible,
no hay posibilidad de revisión ante un posible error en la interpretación de
los hechos, la palabra del sacerdote es infalible y no puede ser puesta en
cuestión bajo pena de muerte. Así ha sido y así sigue siendo, por desgracia, en
muchas comunidades civiles en donde impera la implacable ley de Dios.
NT: Cuando hayas entrado en la
tierra que Yavé, tu Dios, te da, pondrás sobre ti al rey que Yavé elija. Pero
que no pretenda volver al pueblo a Egipto, que no tenga mujeres en gran número
para que no desvíe su corazón, ni grandes cantidades de plata y oro. En cuanto
se siente en el trono escribirá para si en un libro una copia de esta Ley, que
se halla en poder de los sacerdotes levíticos… (DEU. 17.14-20).
CM: El Rey es elegido por Yavé,
que nadie ose coronarse sin que Dios así lo haya dispuesto. Es lo que ha
ocurrido desde los orígenes del cristianismo, e incluso antes, su poder llego
tan lejos que los reyes y emperadores deseaban ser coronados por el Papa de
turno para adquirir de esta manera la autoridad derivada del mismo Dios; de
esta forma nadie habría de osar usurpar la corona a quien la ha obtenido por
voluntad divina. Así pues regimenes dictatoriales y tiránicos han gobernado por
la autoridad y gracia divina, sin que los representantes de ese dios hayan
puesto en cuestión ninguna de sus acciones criminales, en algunos casos
genocidas. Es la complicidad de la religión con el poder civil cualquiera que
sea el tipo de régimen; porque dentro de ese pacto entra dejar a las iglesias
sus privilegios y prerrogativas y evitar cualquier tipo de ataque contra ellas.
Así ocurrió en España con el casamiento entre el dictador Franco y la Iglesia
Católica, en el desarrollo de la II Guerra Mundial y en los mas recientes
crímenes de las dictaduras en Argentina y Chile en los años setenta y
siguientes del siglo pasado. La Iglesia se lava las manos, se muestra ajena a
lo que ocurre a su alrededor, pero realmente es cómplice por acción u omisión
de los hechos.
En los regimenes totalitarios del
islamismo mas radical se cumple la Ley de Dios por encima de todo, la ausencia
de libertad es total, fundamentalmente para las mujeres, seres inferiores y por
ello sometidos a la voluntad del hombre, quien puede disponer de cuantas
mujeres pueda mantener como objetos que son de su propiedad, y cualquier desliz
en el comportamiento es pagado con la vida.