CM (Comentario): Es insistente el interés de
los escritores en destacar la predilección de Dios sobre el pueblo hebreo, la
desconsideración hacia el resto de pueblos y en recordar el mal causado a los
egipcios para beneficiar a los israelitas. Ante tanto desprecio hacia lo que no
es el pueblo elegido ¿Cómo es posible que las religiones monoteístas no judías
acepten el Antiguo Testamento como libro sagrado y base de su esquema
religioso, de su doctrina? ¿Cómo pueden aceptar que este Dios es su Dios, si él
mismo manifiesta ser el Dios de los judíos, es su pueblo, dando entender por
consiguiente que el resto de pueblos no son su pueblo? ¿O es que todos los
cristianos y musulmanes se consideraran herederos de aquel pueblo hebreo que
salio de Egipto en busca de una tierra prometida?
Nunca hasta ahora había
manifestado Yavé ser el propietario de su pueblo, aunque su comportamiento
hacia él no eran sino manifestación de esa propiedad. Este sentimiento de
propiedad, de hacer lo que se le antojo por ser suyo es realmente duro y prueba
de una nula generosidad por parte de Dios. Él crea al hombre y todo lo
existente, pero no le da libertad de actuar sino que lo creado le pertenece,
inerme o vivo, esta sometido a su vigilancia y mandato.
El hombre es esclavo de Dios.
Podríamos hacer un paralelismo en nuestras familias, mis hijos son míos, me
pertenecen, son de mi propiedad, como los son la casa en la que habito y mis
enseres, me obedecerán y yo determinare sus vidas, serán esclavos de mi
voluntad, como sus hijos lo serán a su vez de ellos. De hecho ¿no ha ocurrido
así y ocurre aún en algunas sociedades? ¿Se trata de una herencia bíblica?
NT: El pueblo entero contesto, al
conocer las palabras de Yavé, que harían todo cuanto éste diga (Ex. 19.8). Yavé
decide entonces bajar en una espesa nube y hablar a Moisés en la montaña del
Sinaí delante de todo el pueblo, para que tengan fe en éste. Pero el pueblo no
debe traspasar una determinada línea, porque en tal caso morirán y durante los
tres días previos nadie tocara mujer (Ex. 19.9-15).
CM: Como podemos comprobar, Yavé
siempre esta imponiendo condiciones, en esta ocasión se va a dar a conocer a su
pueblo, se va a presentar por primera vez en persona, si se pude llamar a si.
Hasta ahora las manifestaciones habían sido de forma indirecta, bien a través
de Moisés, que se vía obligado a hacer algún milagro para que le creyeran o en
forma de desastre natural. A ver si tras esta aparición el pueblo deja de dudar
de Moisés y le facilita su tarea de llevarles a la tierra prometida.
El mandato que impone Yavé es que
no se acerquen más de la cuenta al lugar elegido para su presentación pública.
Entendemos que se trata de una raya imaginaria al pie de la montaña, lo que no
deja de ser un peligro ante una posible avalancha de tanta gente enfervorizada
por ver a Dios directamente. En los tiempos actuales existen vayas de
protección cuando algún líder espiritual, político o mediático aparece en
publico y en todo caso se establece un cordón policial que impide cualquier
intento de aproximación al personaje con el animo de tocarle o fotografiarle.
En el fondo tiene su lógica el
interés en establecer una línea divisoria, aunque no lo es tanto la amenaza con
la muerte si esta se rebasa. Imaginemos algún acontecimiento extraordinario, en
los que se congrega una multitud, como la visita del Papa católico a una gran
ciudad o la peregrinación musulmana a La Meca y que un cordón virtual eléctrico
provocase la muerte de quienes intenten traspasarlo, seria una barbaridad, sin
embargo al estar en la Biblia se da por bueno.
La otra condición es que nadie
toque mujer, es decir continencia sexual durante tres días. Es difícil pensar
que tal precepto lo cumpla el cien por cien de los israelitas allí destacados,
bien por resistir su propia tentación o la de su esposa. Y finalmente ¿Cómo
saber quien ha cumplido o no con el
mandato? Pero esto es cosa menor, Dios es omnisciente y conoce perfectamente,
no solo lo que ha hecho cada uno sino que puede adivinar su pensamiento y por
tanto si se ha visto tentado.
NT: Al tercer día hubo truenos y
relámpagos, una densa nube sobre la montaña y fuerte sonido de trompeta (Ex.
19.16). Todo el Sinaí humeaba, pues Yavé había descendido en medio del fuego y
subía el humo y todo el pueblo temblaba. El sonido de la trompeta se hacia cada
vez más fuerte, Moisés hablaba y Yavé le respondía mediante el trueno.
Descendió Yavé a la montaña y llamo a Moisés, le hizo subir y le dijo que
bajase para prohibirles a los congregados que traspasen el termino marcado para
acercarse a Yavé y ver, no sea que perezcan (Ex. 19.18-21).
CM: Todo un espectáculo, una
magistral puesta en escena, truenos y relámpagos, el cielo se oscurece y se
ilumina en un estruendo sonoro que hace temblar la tierra, los rayos son tan
fuertes y numerosos que provocan llamaradas de intenso color rojo entre las
nubes y entremedio un trepidar de trompetas con un sonido cada vez mas intenso
compitiendo en sonoridad con los truenos, una mezcla de elementos naturales y
artificiales y en el centro del escenario el mismo Yavé envuelto en una nube
espesa, ahora visible ahora invisible según la frecuencia de las descargas
eléctricas.
Sin embargo tan bello espectáculo
adolece de un buen guión, porque en el momento de mayor esplendor, el
protagonista principal de la parte terrenal, Moisés, después de subir a la
montaña ha de volver a bajar para decirle al pueblo la tontería de no traspasar
la raya, cuando ya habían sido advertidos con anterioridad. Así que Yavé se
queda solo en su nube esperando a que vuelva Moisés y poder continuar con la
escena.
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