miércoles, 8 de mayo de 2013

Exodo: Observaciones a las diez plagas (VI)


¿Qué puede haber de verdad en toda esta historia? Naturalmente no es razonable pensar que tuviese lugar aquel cúmulo de desgracias de consecuencias tan extremas y una detrás de otras. De haber ocurrido, con independencia del origen natural o divino de las mismas, hubiese supuesto la desaparición de la civilización egipcia y no hay constancia de ello.

Muy probablemente el faraón, con el que estaban tan familiarizados Moisés y su hermano Arón, dado el incontable numero de veces que acudiera al palacio, bien por encargo de Yavé o a petición del faraón, fue Amenhotep II (también conocido como Amenofis II), perteneciente a la XVIII dinastía y que gobernó en Egipto durante los años 1427 y 1400 antes de la era cristiana, según unos y entre 1450 y 1450 según otros.

Amenhotep II era hijo de Tutmosis III (Tutmés III), quien a su vez fue hijo de Tutmosis II (Tutmés II), pero entre ambos gobierno una faraona, Hatshepsut que fue esposa y hermanastra de Tutmosis II y gobernó tras morir éste ultimo sin hijos.

Tanto Tutmosis II como Hatshespsut tenían como padre a Tutmosis I, de forma que bien podía ser este faraón, quien, según la Biblia, mandara matar a todos los varones israelitas recién nacidos y Hatshespsut, la hija del faraón que encontró a Moisés en el río y lo adoptara. No deja de ser curiosa la similitud entre los nombres de esta familia de faraones y le nombre de Moisés (moses en ingles).

Con independencia de que fuera o no este faraón el de los tiempos de Moisés, no cabe duda de que el relato bíblico se refiere a una época de la historia de la humanidad en una determinada área geográfica, Egipto, en la que existía una civilización con un avanzado grado de desarrollo y con un sistema de gobierno basado en la figura semi-divina del faraón.

Si son medianamente ciertas las referencias de otros pasajes de la Biblia a los tiempos de Moisés, las grandes pirámides ya habían sido construidas y muchos de los templos del alto y bajo Nilo.

Egipto era la civilización mas avanzada de su tiempo y se desarrollaba en paralelo a la mesopotámica formado por diferentes pueblos (acadios, sumerios, amoritas, asirios, babilónicos, caldeos, arameos, hititas,…). Los egipcios adquirieron conocimientos de geometría, del movimiento de los astros, construyeron templos y palacios, invadieron territorios, dominaron a pueblos cercanos, estuvieron en Canan, la tierra que tanto menciona la Biblia, establecieron comercios con los pueblos vecinos de Asia y del mediterráneo, desarrollaron la agricultura, la pesca, explotaron minas y tallaron metales, establecieron impuestos a la población, idearon un modo de escritura y adoraron a dioses como cualquier otra civilización.

No hay constancias de las calamidades que sufrió el pueblo egipcio en ese corto periodo de tiempo que establece el Éxodo, pero si es cierto que la civilización egipcia continuo su desarrollo siglos después de los tiempos en que se desarrolla el relato bíblico. Sin embargo es razonable pensar que en aquellos tiempos ocurrieran catástrofes naturales, como inundaciones en exceso acompañada de lluvias torrenciales e incluso de granizo, con la consiguiente destrucción de las cosechas, que además y como consecuencia de todo ello hubiera una plaga de mosquitos y de langostas y las personas y animales enfermaran, le salieran llagas y tumores y que las ranas quedaran en la tierra al bajar las aguas. En suma nada diferente de lo que ha ocurrido a lo largo de siglos y milenios en el planeta Tierra y sigue ocurriendo, los vientos huracanados con fuertes lluvias que causan la desolación y muerte de miles de personas en poblaciones del Océano Indico, en las costas del Caribe, terremotos y maremotos que asolan ciudades enteras llevándose consigo a la mayor parte de la población.

Desgracias que han ocurrido y siguen ocurriendo en nuestro siglo y en los pasados, porque el planeta Tierra esta vivo, porque existen placas tectónicas por debajo de las superficies del mar y de la tierra habitada, que se mueven, porque hay un magma incandescente debajo de la tierra que esta sometido a fuertes presiones que buscan una salida al exterior y lo hace abriendo una grieta o un agujero en la superficie por donde escupe fuego, cenizas y vapor de agua, esculpiendo de paso el terreno y llevándose consigo todo lo que encuentra a su paso.

Pero no se nos ocurre pensar que sea obra de Dios, sino de la naturaleza. La Tierra no es ahora como lo fue en tiempos de Moisés, ni muchos menos algunos millones de años atrás. Porque en contra de lo que pueda decir la Biblia, un cuento al fin y al cabo, la Tierra no fue creada por Dios sino que es fruto de un proceso evolutivo de generación de cuerpos celestes, en el que gracias a una serie de accidentes naturales aparece una cadena de aminoácidos que posibilitan la existencia de vida microbiana, como de seguro habrá ocurrido en otros muchos planetas de los millones de millones que existen en el universo. ¿Por qué es más fácil para muchos negar la evidencia científica, los hallazgos en el descubrimiento de la verdad de nuestros orígenes, antes que poner en cuestión lo escrito por desconocidos hace mas de dos mil años al menos, cuando no se sabia ni siquiera que la tierra era una esfera imperfecta? ¿Por qué no niegan igualmente la existencia de una tecnología que ha posibilitado fabricar coches, o abrir el cuerpo humano para curar enfermedades? ¿Por qué no creer en el ser humano y en su capacidad para descubrir lo que antes era desconocido, misterioso, para descubrir la verdad? ¿Por qué hay gente que le tiene miedo a desvelar las verdades de nuestra existencia, de nuestro entorno y en cambio creen en la verdad revelada? ¿O es que tienen miedo a perder la esperanza en un mas allá, del que nadie tiene constancia y que se sostenía en unos supuestos desmontados por la evidencia científica?

En el supuesto de que acontecieron algunos de los fenómenos que se exponen en el Éxodo, los autores lo expresan con un grado de exterminio fuera de toda lógica y en ningún caso como fenómeno natural sino obra de un ser superior, Dios, que determina por su propia voluntad el origen y el resultado de tales acontecimientos. De forma que podemos concluir en que todo lo que ocurre es obra de este Dios, es decir que en su mano esta evitar o provocar una desgracia de consecuencias tan perversas, tanto en aquellos tiempos remotos como en los presentes. En tal caso, pudiendo evitar males provoca desgracias, por consiguiente se trata de un ser perverso, que además lo hace de forma discriminada, perjudica a unos y no a otros. No es difícil llegar a la conclusión que las desgracias que llamamos naturales causan mas desgracias entre la población de escaso recursos que en las mas adineradas, lo que trae como consecuencia un mayor empobrecimiento de aquellos; si tales desgracias no fueran naturales sino que provinieran de Dios, deberíamos concluir igualmente que Dios perjudica a los mas desfavorecidos de manera conciente. ¿Como pues explicar este comportamiento de Dios, salvo que todo sea una mentira mantenida de manera espuria por quienes se dicen ser representantes de Dios en la Tierra?

Por cierto, lo que no puede ser fruto de la naturaleza es la muerte de todos los primogénitos, esta no discrimina, cuando arrasa lo hace sin pararse en quien es quien. Y la muerte de los primogénitos animales, ¿tiene algún sentido? ¿Cómo se les pudo ocurrir a los escritores o al mismo dios llevar su matanza hasta los animales y solo los primeros nacidos de cada pareja de ovinos, bovinos, equinos, etc? ¡Que capricho más absurdo!

Y ¿Cómo explican los creyentes que todas estas desgracias que desgrana el Éxodo las desencadenara Dios para salvar a su pueblo, el israelita, del dominio del faraón, pudiendo haber actuado de otra forma dado su inmenso poder? ¿Y como interpretan los no judíos, es decir el resto de los mortales, que su Dios solo considerara como su pueblo el hebreo y tratara de forma tan cruel a los egipcios, y que piensan estos y el resto de pueblos de mayoría musulmana del comportamiento de este su Dios?

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